Intentar ir desde San Cristóbal a La Lastrilla y acabar en Zamarramala para dar la vuelta y poder llegar por fin al destino no es consecuencia durante los últimos días de un despiste del conductor o de una trampa del GPS. La Circunvalación (SG-20) se ha vuelto a convertir en una ratonera que obliga a salir de casa con la lección bien aprendida. Un grupo de amigos que el pasado 16 de junio quería salir desde San Lorenzo a la Autovía de Pinares (A-601) hizo bien en fiarse del GPS, que les instaba a acudir hasta la rotonda de la N-110 en El Sotillo en lugar de tomar directamente el camino de La Lastrilla. Un acierto.
Otros no han tenido tanta suerte. «Es una vergüenza. La SG-20 lleva inaugurada tres días y ahora nos meten ocho meses de obras. Dicen que de mejora. Qué vergüenza. Les voy a dar dos votos en las próximas elecciones», comentaba esta semana un transportista, uno de los que no comprende por qué vuelve a haber obras en la Circunvalación si no han pasado ni tres años desde que concluyó su desdoblamiento.
Aquellos trabajos sí que pusieron a prueba la paciencia de los segovianos. Los cortes de tráfico en algunos tramos mientras trabajan las máquinas -que en ciertos casos se alargaban durante meses- multiplicaban la circulación dentro de Segovia y generaban grandes atascos en las horas punta en zonas como la calle San Gabriel. Trayectos que en ciertas horas se hacían en apenas tres o cinco minutos, en 2018 se prolongaban por espacio de 15, 20 o 25 minutos. Recorridos más largos implicaban mayor gasto de combustible y, si viajabas en taxi, una tarifa más cara.
La situación actual no alcanza esos extremos. De hecho, la Agrupación Segoviana Empresarial de Transportes (Asetra) no ha recibido un número significativo de quejas, según confirman su presidente, Juan Andrés Saiz Garrido, y su director, Fernando García. Sin embargo, los desvíos de tráfico en la Circunvalación se van a prolongar al menos hasta bien entrado el otoño, de acuerdo a las últimas informaciones ofrecidas por la Subdelegación del Gobierno en Segovia, que no ha detallado si están pendientes más actuaciones cuando acaben las actuales.
Estas comenzaron el 9 de marzo, tienen como objetivo sustituir los pretiles de más de quince años de antigüedad y también se están llevando a cabo en la N-VI y en la N-603. «Cuestiones técnicas», apuntan fuentes de la Subdelegación del Gobierno cuando se pregunta por qué estas obras de modernización y mejora de los sistemas de contención no se hicieron en la Circunvalación cuando el Estado estaba ejecutando el desdoblamiento. Esas mismas fuentes señalan, no obstante, que los trabajos van «en tiempo y forma».
En marzo comenzaron en las estructuras del enlace entre la Circunvalación y la A-601, y el 24 de abril, en el kilómetro 6,400. Estas últimas han obligado a habilitar un desvío alternativo con doble sentido de circulación en el kilómetro 6,200 de la Circunvalación sentido Valladolid. Una modificación realizada mediante la conexión de las calzadas en ambos sentidos a través de pasos de mediana ubicados en los kilómetros 6,200 y 7,060.
La sustitución de los pretiles responde al elevado nivel de corrosión que presentan como consecuencia del paso del tiempo y de los tratamientos llevados a cabo en los periodos invernales. Según los cálculos que proporcionó la Subdelegación del Gobierno, las obras deberían estar a punto de acabar en la zona que obligaba a suprimir durante cuatro meses la circulación por el paso superior de la Circunvalación sobre la A-601. El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana estableció un itinerario alternativo señalizado en el enlace inmediato entre la Circunvalación y la N-110 para poder acceder a La Lastrilla y Bernuy de Porreros desde la Circunvalación (sentido Valladolid) y en la glorieta de conexión con la SG-V-2226 para acceder a la Circunvalación desde la A-601 sentido Segovia.