Las consecuencias de la eliminación europea ante el Paris Saint-Germain, en los cuartos de final de la Liga de Campeones, no son tan imprevisibles para el Barcelona, más allá del perjuicio económico y del bajón anímico, en una temporada que se le hará muy larga a los azulgrana, dependiendo del resultado del clásico de este domingo.
Según cuál sea el marcador final de ese partido, a mediados de abril los hombres de Xavi Hernández ya se pueden quedar sin objetivos. Solo una victoria en el Santiago Bernabéu les mantendría vivos en LaLiga, después de haberse quedado sin opciones de título en el resto de competiciones.
La hoja de ruta no resulta complicada. Ahogados económicamente, los catalanes apenas dispondrán de liquidez para remodelar su equipo. Un par de retoques, seguramente 'low cost', para sacar adelante la plantilla de la próxima temporada en la que el Barça se juega mucho.
El entrenador egarense, como anunció a finales de enero, dejará su cargo en el banquillo culé y todo apunta a que su sustituto será el mexicano Rafael Márquez, el técnico del equipo filial, una apuesta personal de Joan Laporta.
Si el presidente de la entidad duda, la 'opción b' es el alemán Hans Flick, una decisión tan o más arriesgada como la del azteca. Márquez está completando una buena temporada con el Barça Atlètic, pero más en el plano de resultados que en el del juego.
El mandatario azulgrana tendrá que volver a reinventar el nuevo Barcelona. Lo tendrá que hacer con un nuevo estadio que empezará a generar económicamente, aunque a medio gas, a partir de noviembre de este año, y con 50 millones de euros menos, al no haberse clasificado para el Mundial de Clubes de la FIFA.
La eliminación europea ha dejado una herida abierta en la afición. Parecía que había rehecho el camino desde enero y, con la ventaja cedida en LaLiga, todo se había fiado a la Champions, una competición que cuando el Barcelona la ha conquistado lo ha hecho desde la excelencia, no desde arreones puntuales.
Los señalados
Y ante el PSG volvieron a vivirse momentos de duda, con muchos protagonistas señalados. El principal Ronald Araújo, que fue expulsado en el minuto 30 en una acción con Bradley Barcola, y que dejó a su combinado al albur del oponente.
Nuevamente, Xavi Hernández estuvo en la diana. Otra vez se fue a la calle -vio la tercera roja del curso- y después decidió sacar del campo a Lamine Yamal para rehacer el equipo con la expulsión de Araújo.
Yamal, en un escenario como el del pasado martes, era el único jugador desequilibrante que tenían los azulgrana, como lo demostró al protagonizar la jugada del 1-0. Sin el joven extremo de Mataró, el decorado se vino abajo por completo.
El conjunto blaugrana sufrió, se quedó con 10 y sin un jugador defensivo tan válido como el uruguayo, y, además, cometió un penalti que el colegiado señaló por una acción de Joao Cancelo sobre Ousmane Dembélé, que con Vitinha y Mbappé fueron los tres protagonistas del PSG en esta eliminatoria.
Al resumen del despropósito catalán le puso palabras el alemán Ilkay Gündogan: «Esto es la Liga de Campeones. No importa el rival, es imposible remontar si uno de tus jugadores es expulsado... Ponerte con un hombre menos por la roja tan temprano en el partido te mata». Y así fue.