La casa de los crímenes

Nacho Sáez
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La casa okupa de San Millán, incendiada el domingo con cinco heridos, arrastra un largo historial de conflictos.

La casa de los crímenes

San Millán parece el escenario ideal para una novela negra. Integrado en el imaginario colectivo como 'el barrio de las brujas' y guardián de la conocida como 'la casa del crimen', no logra sacudirse los prejuicios, que a día de de hoy se siguen alimentando de la crónica de sucesos. La que no se escribe a partir de la leyenda sino de lo que ocurre en sus calles y sus edificios. Lo último, un incendio supuestamente provocado en un inmueble maldito.
Vélodrome es el nombre del estadio de fútbol de Marsella, la ciudad más insegura de Francia, y Velódromo se llama la calle de San Millán en la que se encuentra la casa que más preocupa en estos momentos a las fuerzas y cuerpos de seguridad en Segovia. «¿Incendio otra vez? Están siempre igual y el otro día vimos que podía pasar algo así. Vuelve a haber tensión allí», comentaba el domingo un policía local fuera de servicio al enterarse de que un fuego supuestamente provocado en el número cinco de la calle Velódromo había dejado cinco heridos, entre ellos un compañero suyo.

Los conflictos no son aislados en este inmueble, okupado desde hace años y frecuentado para la compra y consumo de drogas. Pero el episodio más grave se vivió hace ahora tres años. En torno a las 21.30 horas del 26 de agosto de 2020, El Lagartijo -un viejo conocido de las fuerzas y cuerpos de seguridad por su extensa ficha policial- acudió a esta vivienda e inició una discusión con uno de los hombres que se encontraba allí. Otro salió en defensa de este último y pidió al Lagartijo que se marchara, pero este «sacó de la mochila que llevaba un cuchillo y de manera inopinada se lo clavó con intención de acabar con su vida en la zona del corazón, en concreto en el hemitórax izquierdo, penetrando con dicho arma blanca en el saco pericárdico e incidiendo en el corazón, en la cara anterior del ventrículo izquierdo, atravesando dicho ventrículo y perforando su cara posterior, incidiendo asimismo en la cara anterior del saco pericárdico sin perforarlo, herida que provocó en una hemorragia intensa que le causó la muerte de manera casi inmediata», según relató la sentencia de la Audiencia Provincial de Segovia, que condenó al Lagartijo a diez años de prisión y siete de libertad vigilada.

Sin embargo, ese crimen no puso un punto de inflexión en la vida de este inmueble. «Aquí hay historias cada dos por tres», señala un  vecino. De su fachada cuelgan dos pancartas publicitarias que retrotraen a uno de los proyectos inmobiliarios más ambiciosos ideados para Segovia capital en este siglo. Un complejo residencial con 350 viviendas, garajes, trasteros y locales que no se llegó a construir y que ha acabado convertido en la casa de los crimenes. Según fuentes del sector inmobiliario, perteneció a una familia dedicada a la fabricación de hormigón, pero acabó en manos de Caja Segovia y fue incluido en el plan de desarrollo del Velódromo promovido por Moldis Echarro SL y posteriormente por Arkano Desarrollo Inmobiliario SL, cuyo nombre figura en esas pancartas que siguen visibles parece que más por desidia de los actuales inquilinos de la casa a la hora de descolgarlas que porque viva una nueva etapa de esplendor.

Aunque los tribunales acabaron absolviendo a los promotores, que fueron acusados de apropiarse indebidamente de las reservas entregadas por los compradores de las casas que no se llegaron a construir, no hay pistas de que este proyecto se vaya a reactivar. Lo que hay es un inmueble que es propiedad en la actualidad de una entidad financiera -según aseguran fuentes inmobiliarias- y que lleva okupado cerca de una década.

«Intentaremos tomar una serie de medidas sociales a ver si podemos reintegrar a las personas que ocupan ese inmueble. Los propietarios son los que tienen que tratar de recuperar el inmueble y el Ayuntamiento está haciendo lo único que puede hacer: comprobar la seguridad y la salubridad del inmueble. Si la seguridad estuviera afectada, tomaríamos medidas», señaló el segundo teniente de alcalde, Alejandro González-Salamanca, el lunes en declaraciones a La 8 Segovia. Menos de 24 horas antes se había estado a punto de vivir una tragedia.

Los hechos se produjeron sobre las 5.45 horas de la madrugada del sábado al domingo, momento en el que la sala de operaciones del Centro de Emergencias 1-1-2 de Castilla y León recibió un aviso de la Policía Local de Segovia por un incendio en esta vivienda y precisó que podría haber personas en el interior que necesitaban asistencia sanitaria. El centro de amergencias avisó a la Policía Local, al Cuerpo Nacional de Policía, a los Bomberos de Segovia y a Emergencias Sanitarias-Sacyl, que movilizó dos ambulancias soporte vital básico y una Unidad Medicalizada de Emergencias. Informó también al Centro Coordinador de Emergencias para gestionar el aviso.

En el lugar, los servicios de emergencia evacuaron del edificio a seis personas, mientras que el personal sanitario atendió allí a cuatro: una mujer de 50 años, que rechazó ser derivada a centro sanitario, y a dos hombres de 46 y 51 años y una mujer de 45 que fueron trasladados en ambulancia soporte vital básico al Hospital General. Según informó el Ayuntamiento de Segovia, también resultó afectado por el humo uno de los policías locales que participó en las labores de extinción y ayudó, junto con varios compañeros, a salir de la vivienda a los hombres que se encontraban en la casa. El agente afectado no requirió traslado al Hospital. El presunto autor del incendio, uno de los hombres que estaba en la vivienda, fue detenido y el suceso se encuentra bajo investigación policial y judicial.