Desconcierto en la cúpula del Partido Popular. Aunque el PP con Alberto Núñez Feijóo al frente fue el vencedor de las elecciones celebradas el pasado 23 de julio todo indica que Pedro Sánchez seguirá en La Moncloa merced al apoyo del bloque de partidos que ya en su día apoyaron la moción de censura contra Mariano Rajoy que le convirtió en presidente del Gobierno de España.
La elección como presidenta del Congreso de la diputada socialista mallorquina Francina Armengol anticipa lo que puede ser la próxima sesión de investidura. Por sorprendente que pudiera parecer todo indica que el resultado de esa votación sorprendió a la dirección del PP, que no supo hasta minutos antes que Vox no iba a votar a la señora Cuca Gamarra, que era la candidata de los populares. Fue la respuesta de un Vox quejoso por no haber conseguido el apoyo de los populares para conseguir un puesto en la Mesa del Congreso pese a ser la tercera fuerza del Congreso en número de diputados.
El desconcierto que transmiten las últimas decisiones de la cúpula del PP parece que se debe al hecho de que no acaban de asimilar que aunque han ganado las elecciones, su principal objetivo -relevar a Sánchez y derogar el sanchismo- se les está escapando de las manos. ¿Por qué? Pues, sobre todo, por los errores cometidos en los días posteriores a las elecciones autonómicas y locales. Días en los que trabaron acuerdos de gobierno con Vox en diferentes comunidades en vez de alargar las negociaciones hasta ver qué pasaba el 23-J en las generales.
Una parte del electorado -centristas y hasta socialistas que habían decidido no votar a Pedro Sánchez por sus pactos con EH Bildu y ERC- cambio de idea por temor a lo que podría ser la entrada de Vox en el Gobierno de España. Feijóo no supo verlo ni medir el alcance político de la entrada de los dirigentes de Vox en los gobiernos regionales. Ese temor le hizo perder al PP más de seiscientos mil votos de los que finalmente consiguió y que eran los que les venían asignando las encuestas. Si los dirigentes autonómicos que había ganado los comicios hubieran demorado la formación de los gobiernos
-como en Murcia, donde todavía está en el aire- Sánchez no habría podido explotar a fondo el comodín del miedo a Vox. Feijóo no calculó el riesgo que comportaba aparejar con el partido de Abascal y por eso el PP se encuentra donde se encuentra y cómo se encuentra: desconcertado y camino de la gran decepción.
En política, sobre todo cuando se juega teniendo en frente a un personaje como Sánchez, capaz de pactar con quien sea y al precio que sea, ni se puede uno fiar de las encuestas ni se puede dar nada por seguro.