Un relevo histórico

Nacho Sáez
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Susana Abad, que estudió en la escuela de enfermería de Segovia en los años 80, charla con Iris Zamora, una de las nuevas alumnas tras la recuperación en la ciudad de estos estudios.

Iris Zamora y Susana Abad, el pasado miércoles. - Foto: Rosa Blanco

La transformación que ha experimentado el oficio ella la ha vivido desde dentro con una pasión que comenzó a cultivar en la escuela de enfermería, aunque sus motivos para elegir entonces estos estudios no fueran tan románticos. «Era una carrera entonces de tres años y yo había estudiado mucho. Estaba muy harta de estudiar y tenía amigas y hermanas de amigas que a lo mejor llevaban 11 años haciendo Medicina, diez años haciendo Farmacia, ocho años haciendo Biológicas. Yo dije que no iba a estar estudiando mil años y quería básicamente algo relacionado con con los cuidados, así que Enfermería venía niquelado porque, además, se podría estudiar en Segovia», cuenta.

Segovia consiguió contar con los estudios para acceder a esta profesión sanitaria en 1973 cuando se creó en el '18 de julio' la Escuela de Ayudantes Técnicos Sanitarios (ATS), dependiente del hospital madrileño 'Puerta de Hierro', donde las alumnas estaban en régimen de semi-internado. A finales de esa década, los estudios de ATS dejaron paso a la diplomatura de Enfermería. «Nosotros éramos la primera promoción de diplomados universitarios en Enfermería. De eso nunca se había oído hablar. Nadie sabía lo que era eso, pensaban que llegábamos a quitar el trabajo... Éramos muy mal recibidos en todos los sitios», recuerda Abad.

Las aulas estaban en el Hospital y las asignaturas teóricas médicas eran impartidas por los jefes de servicio. «Luego teníamos una directora de  Enfermería, Leónides Ayuso, a la que recuerdo mucho, y cuatro coordinadoras que nos daban las asignaturas propias de la profesión. Ética Enfermera, Historia de la Profesión...», continúa. «A estas coordinadoras las recuerdo con mucho desagrado porque no sabían muy bien lo que había que hacer pero querían buscar la excelencia en todo. Cuando empezamos las prácticas, era una persecución la que nos hacían. Antes las enfermeras llevaban la faldita, el mandilón y la cofia, y nosotras empezamos ya con pantalones y con casaca, así que desde que salías del vestuario ya te vigilaban que el uniforme estuviera impoluto y planchadito. Entonces, claro, era un trabajo eminentemente de cuidados de la enfermedad, que esto es lo que ha cambiado la Enfermería».

Última promoción de la antigua escuela de Enfermería, en el curso 1985-1986.Última promoción de la antigua escuela de Enfermería, en el curso 1985-1986.

En clase eran 25, casi todas mujeres pero también algún hombre. «A la salida de clase lo pasábamos fenomenal. Como en cualquier universidad, nos juntábamos a tomar una cerveza, el viaje de fin de curso a Austria e Italia fue bárbaro... Pero cuando acabamos la carrera estuvimos un año sin que nos contrataran. Como decía, éramos un ente un poco raro. Solo querían ATS. Ya cuando llegó el verano y necesitaron gente empezamos a trabajar, pero fue una época un poco convulsa», subraya. Cuando se llevaron a cabo las transferencias en educación superior a la UVa a mediados de los ochenta, la escuela de enfermería de Segovia murió. «De eso no tengo recuerdos, aunque en esa época hicimos muchas manifestaciones. Hicimos una porque a los profesores no les reconocían como catedráticos desde Madrid. Ahora, al ver que se recupera la escuela de enfermería, he sentido una alegría enorme. Es algo que me entusiasma», asegura Abad.

Ser eficiente y empático, tener fortaleza emocional y desarrollar las capacidades comunicativas son tres de los consejos que esta enfermera da a Iris Zamora, que rebosa ilusión por empezar las clases. La falta de profesores ha obligado a la UVa a aplazar su inicio a esta próxima semana. «Pero la universidad nos ha preparado diferentes actividades para estos días», revela esta  joven de 18 años natural de Aranda de Duero (Burgos), que junto a sus compañeras ya es historia de la educación universitaria en Segovia.

«No me esperaba que la gente se fuese a tomar con tanta ilusión que Segovia volviera a tener Enfermería. Hemos hablado con periodistas y estuvimos con el alcalde y lo contaba con muchísima ilusión. Se ve que la gente tiene muchas ganas de que aquí se imparta la carrera, de que estudiemos y de que luego  nos quedemos por aquí», apunta. Su elección de Segovia para estudiar no era la primera («Es que tengo una hermana que está en Valladolid»), pero sí se ha decantado por Enfermería con convencimiento. «Hace nueve años me detectaron diabetes tipo uno y desde entonces siempre me ha gustado mucho la Medicina. En segundo de Bachillerato pasé por todas las carreras habidas y por haber porque hay un montón para elegir ahora. Dudé un montón si hacer Enfermería, Física, alguna ingeniería, Medicina... La nota me limitó un poco para hacer Medicina, pero también me di cuenta de que, a la hora del trabajo, me parece mucho más bonito el trabajo de la enfermera que el trabajo del médico. El médico diagnostica, pero la enfermera previene, cuida del paciente, está con él, ve todo su proceso... A mí me parece mucho más bonito», remarca.

Alumnas de la nueva escuela de Enfermería, el pasado miércoles 7 de septiembre en la presentación del curso.Alumnas de la nueva escuela de Enfermería, el pasado miércoles 7 de septiembre en la presentación del curso.

El primer año de carrera lo van a dar en el campus María Zambrano y, a partir del segundo curso, está previsto que se trasladen al Edificio Vicerrector Santiago Hidalgo. «De la carrera espero aprender mucho. A tratar con la gente, a que me enseñen a trabajar y a ser una buena enfermera». Respecto a la especialidad por la que se decantará en el futuro, no se cierra ninguna puerta. «Me gustaría probar un poco de todo. Me parece una suerte poder saber y conocer de todos los campos, aunque sí que es verdad que lo que más me llama la atención es Pediatría porque a mí me gustan mucho los niños. Pero si no, también ser enfermera de quirófano que también me gusta bastante ese campo», desvela.

Desde la pandemia, Sacyl ha lamentado con insistencia la falta de enfermeras. «Uno de los problemas que yo veo en la Enfermería es que mucha gente entiende todavía la profesión enfermera como subsidiaria del médico», asevera la veterana de estas dos enfermeras. «Aún nos ven un poco como: 'Lo que diga el médico'. Y no. La Enfermería es un ente totalmente aparte y diferente del médico. Ahora mismo estamos desarrollando conocimientos basados en modelos y teorías para fundamentar la práctica enfermera y dejar la dependencia del médico, que esto es lo que caracterizaba el pensar de la gente. No solo hacemos tareas secundarias a lo que te manda el médico, sino que son complementarias al mantenimiento de la salud».

En este ámbito, las iniciativas son continuas. «Hemos dado charlas de educación para la salud en el centro de salud. Al principio la gente venía como diciendo: 'Bueno, a ver qué nos van a contar estas'. Pero la gente ha quedado encantada. También hicimos educación para la salud sexual en colegios empezando con niños de los institutos asociados al centro de salud y ha sido un éxito, hemos dado educación en riesgos cardiovasculares. Todo esto lluego se evalúa y se deja bien documentado. Es muy importante el trabajar y darnos a conocer. Salir de la consulta, conocer a nuestra población, conocer los barrios que tienes asociados, los colegios que tienes asociados... Tenemos un campo grandísimo de actuación. No solo es ver la enfermedad, hay que promover la salud. Es en lo que queremos que os forméis los nuevos profesionales», le dice Abad a la alumna de Enfermería, que demuestra su interés. «Me encanta escuchar a la gente que se dedica a la Enfermería la pasión con la que habla de ella. Yo todavía no puedo decir que me sienta enfermera, pero supongo que terminará siendo mi vida. O eso espero», concluye.