Pedro Sánchez, al fin, tarde, muy tarde, ha sustituido a las dos ministras que son candidatas en las elecciones municipales y autonómicas del próximo día 28, dentro de exactamente dos meses. Y las ha sustituido por dos figuras puramente 'de partido', Héctor Gómez (Industria, en lugar de Reyes Maroto) y Manuel Miñones (que releva a Carolina Darias en Sanidad). Una remodelación que no pocas fuentes socialistas consideran "absolutamente insuficiente". Casi nadie esperaba que lo hiciera, pero Sánchez ha perdida la oportunidad de poner a su Ejecutivo 'en orden de combate' cara a la doble convocatoria electoral de este año. Y, de paso, ha dejado pasar la ocasión de homogeneizar su Gobierno, donde las buenas relaciones entre algunos ministros son "muy mejorables", lo mismo que el rendimiento de algún Departamento.
Así, esta minicrisis en el Consejo de Ministros deja sin resolver muchos de los problemas internos y de organigrama en un Ejecutivo que muestra perfiles de desgaste no solamente por las continuas discrepancias con dos de las ministras de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, que ocupan los últimos lugares del Gobierno en cuanto a popularidad entre la ciudadanía, según las encuestas. También aprecian en privado algunos relevantes militantes socialistas que deberían haber sido sustituidos algunos ministros 'quemados', como la titular de Justicia, Pilar Llop, o el propio ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, que, junto al titular de seguridad Social, protagonizan algunos sonoros conflictos sociales.
¿Habrá una nueva remodelación tras las elecciones de mayo, quizá a la vuelta del verano, antes, en todo caso, de los comicios generales? La opinión dominante hoy es que Sánchez, por muy incómoda que le resulte la 'conllevancia' con los socios/as de Podemos, tiene ya pocas ganas de abrir una verdadera crisis de Gobierno. Aseguran que, para el presidente, ahora todo se resume en la campaña electoral y en lograr una "espectacular" presidencia española de la UE. Luego, en 2023, gane o pierda Sánchez, todo será diferente. Muy diferente, por fuerza.