En el Hospital no hay quien pare: "El asfalto está descarnado"

Nacho Sáez
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El mal estado de la carretera de acceso al Hospital General obliga a pacientes con movilidad reducida a tener que saltar charcos y evitar tropiezos en baches cuando bajan del coche.

En el Hospital no hay quien pare: "El asfalto está descarnado" - Foto: Rosa Blanco

Rosa Román tiene que acudir una media de dos veces a la semana al Hospital General. A sus 87 años, la edad no perdona pero mantiene intacto el buen humor. «Sácame guapa», le dice a la fotógrafa de El Día de Segovia mientras la suben en su silla de ruedas a un vehículo adaptado. Residente de la Asistida, es trasladada por un trabajador de ese centro aunque la acompañada también su hija. El proceso para subirla al vehículo no es sencillo a pesar de la accesibilidad que se le presupone a un hospital y sus alrededores. Aunque hay una rampa, el mal estado de la calzada los obliga a bajar la silla de rueda de espaldas para no quedarse varados.

En un breve intervalo de tiempo, El Día de Segovia observa varias escenas similares junto a las plazas de aparcamiento que están reservadas frente a las puertas giratorias del Hospital General para detenerse con el coche un máximo de cinco minutos. Es decir, para que se bajen personas con movilidad reducida y tengan menos dificultades para llegar a su consulta o a las pruebas a las que se tengan que someter. En la imagen superior de esta página se puede observar cómo un hombre de avanzada edad con un bastón tiene que superar un socavón -que además está lleno de agua por la lluvia- para salir del coche por la puerta del copiloto. Otro vehículo se detiene unos metros antes de esas plazas de aparcamiento para evitar el agujero y que  una mujer en silla de ruedas pueda levantarse sin riesgos y montarse en su asiento.

La situación tiene un punto de paradójica. Mientras pacientes con movilidad reducida y cuidadores tienen que saltar charcos y evitar tropiezos en socavones, a unos pocos metros hay máquinas trabajando en tareas de urbanización. En concreto de la urbanización de la parcela en la que la Junta de Castilla y León construirá la ampliación del Hospital General y la futura escuela de enfermería. Recién comenzada, costará cuatro millones de euros, durará un año y se centrará en la liberación de espacios, la mejora de los accesos al Hospital General, la ampliación del aparcamiento con hasta 150 plazas adicionales a las ya existentes, la renovación y la ampliación de las redes de abastecimiento y saneamientos, gas y telefonía y la pavimentación de nuevas calles, aceras y glorietas. Además, la Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente de Castilla y León (Somacyl) construirá una planta de biomasa para dar calor a todos los edificios del Hospital actual y de la futura ampliación

En el Hospital no hay quien pare: En el Hospital no hay quien pare: "El asfalto está descarnado" - Foto: Rosa Blanco

Para las infraestructuras que a día de hoy utilizan los ciudadanos  no hay ninguna actuación a la vista. «Los coches que vengan con personas con movilidad reducida tienen que aparcar entre los dos accesos que están rebajados tipo rampa. Nuestro acceso están bien, cumplimos con la legislación de accesibilidad», remarcan fuentes de la dirección del Hospital General, que añaden que el arreglo de la carretera corresponde al Ayuntamiento. Este, sin embargo, asegura que esta calzada es de titularidad de la Administración autonómica.

«El asfaltado está descarnado y cuando vienes con una silla de ruedas, ya sea para subir o bajar, se clava la rueda de delante y bascula. No se vuelca pero es un incordio», se queja el conductor de un vehículo de traslado de usuarios de una residencia de mayores que prefiere no desvelar su identidad. «Y luego los charcos que se forman... Lleva  tiempo así. Yo lo he comentado pero ya no sé si es cosa del Ayuntamiento o del Hospital [los trabajos de adecuación]. Pero deberían arreglarlo un poco. Y en la zona de la entrada de consultas externas también», abunda.

Mercedes Jiménez aguarda con un familiar a unos metros de las puertas giratorias a que les vengan a recoger. «Cuando viene una persona con una silla de ruedas, no puedes poner el coche ahí porque está fatal. Con una persona mayor  pasamos mucho tiempo aquí y durante estos ratos la verdad es que se pasa mal. Lo que hace mucha gente es que, en lugar de aparcar en las plazas que hay reservadas para que las personas mayores suban o bajen del coche, lo dejan en medio de la carretera como si estuviera en doble fila», explica esta mujer.

Otros critican el uso de los espacios de aparcamiento a lo largo de toda la calle y no solo frente a las puertas giratorias del Hospital. Hay dos partes reservadas a taxis, otra a ambulancia y otra a personas con discapacidad reconocida. «Hay gente que  aprovecha para aparcar aquí sin tener derecho para ello y tienen la suerte de que no les multen. En mi opinión, el problema principal es este y no cómo está la carretera», señala un conductor de una ambulancia.