Tradiciones de hombres y de mujeres

Cristina Sancho
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El barrio de El Salvador celebra la Virgen de la Palma con el legado del mayordomo y las camareras que visten a la talla.

Las camareras se afanan por adornar y revestir la imagen de la Virgen de la Palma. - Foto: C. S.

Toda fiesta patronal que se precie, por lo general tiene una vinculación religiosa y también ciertas tradiciones que se mantienen de generación en generación. Estas dos circunstancias se dan en la fiesta de El Henarillo en honor a la Virgen de la Palma que se celebra cada año en el barrio de El Salvador de Cuéllar. La tradición y los hechos indican que los cofrades serán mayordomos de la institución según el orden en que se inscribieron en la misma. Por lo general son los padres o abuelos quienes inscriben a sus hijos o nietos cuando nacen, pero también hay quienes se inscriben por voluntad propia como ocurre con el mayordomo de 2023: José Luis Pérez.

En su caso se ha cogido la semana de vacaciones para poder ejercer el cargo y se muestra ilusionado por ello. Aunque se siente cien por cien cuellarano, desde hace 22 años vive en Navahermosa (Toledo) por motivos laborales. Su madre es cuellarana y pese a que de joven estudió en Valladolid siempre ha estado vinculado a la villa. Tanto es así, que precisamente es gracias a sus amigos por lo que, en 1994, con 17 años, decidió ser miembro de la hermandad y acude a las fiestas del barrio siempre que su trabajo se lo permite. "De jovencitos nos lo pasábamos muy bien en las fiestas del barrio, mis amigos pertenecían a la hermandad y decidí unirme por amistad con otros cofrades. Es una hermandad muy tradicional plagada de singularidad y tradición", expresa.

En la actualidad la cofradía cuenta con 170 hermanos. José Luís ronda el número 40 y en teoría aún faltaban un par de años hasta que le llegara el turno de ser mayordomo, pero la renuncia de las personas que estaban por delante de él en la lista ha hecho que le llegue el cargo antes de lo previsto. Cuando le llamaron para comunicárselo no dudó ni un momento en organizar su trabajo para poder coger unos días de vacaciones y presentarse en Cuéllar para disfrutar de la fiesta. En su familia cuenta con los antecedentes de tíos y su abuelo que ya ejercieron en el cargo. «Va a ser un año especial, espero disfrutar de la experiencia, aunque asumo el cargo con cierta tensión y responsabilidad. Aunque suelen pasar unos 30 años desde que te inscribes hasta que te llega el turno, siempre he tenido presente que llegaría, aunque con más edad", afirma. Entre las labores del mayordomo destaca la organización de las comidas y ágapes para los hermanos de la cofradía o encargarse de las flores que llevará la virgen.

Llama la atención, aunque el tema sobrevuela cada año en las conversaciones, que esta cofradía esta formada solo por hombres, aunque si se deja participar a las mujeres durante la procesión portado a la virgen y en los preparativos. Pese a que no se ha debatido en profundidad si hay diversidad de opiniones sobre si permitir la entrada de mujeres en la cofradía. Hay hombres que se muestran dispuestos y ven con buenos ojos abrir la hermandad a las mujeres, mujeres a las que también les parece bien, pero también se da tanto hombres como mujeres que defienden la tradición de que siga siendo solo de hombres.

Si la tradición del mayordomo viene desde el momento en que se inscriben en la lista, la de vestir a la virgen no está escrita en ningún sitio, pero se mantiene de generación en generación. Llega ya a la cuarta generación, pero la quinta y la sexta ya están presentes y acuden a ver como se viste la talla.

Mari Cruz Salamanca se encarga junto con su madre Amelia, de esta labor. En su caso Mari Cruz, recién jubilada, recuerda que ya acudía con su abuela Germana cuanto tenía cinco años. En su memoria aparece el recuerdo de un baúl en el que se guardaban los mantos, especialmente uno de color rojo. Mientras limpian la corona de la virgen, Amelia eecha cuentas de los años que hace que ella acudía con su abuela a cumplir con la tradición de vestir la imagen y esta semana pasada madre e hija, Amelia y Mari Cruz, hacían lo propio ante la mirada de su nieta y biznieta, hija y nieta; respectivamente.

Las tradiciones culinarias también están muy presentes en esta fiesta popular, ya que desde la Asociación Cultural del Barrio se encargan de organizar actividades musicales con la colaboración de los bares, discomóvil, actividades para los niños como romper el puchero, un concurso de pintura rápida infantil otro de chocolate con bizcochos, la tradicional cena de escabeche, las sopas de ajo o las patatas con carne que congregan en la noche del martes a cientos de vecinos de los distintos barrios de Cuéllar para degustar las más de 1.000 raciones que realizan durante la tarde las mujeres y algún hombre del barrio.