A poco más de un mes para enfrentarse a las urnas, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez-Feijóo, anunció un decálogo de medidas que tiene pensado poner en marcha al día siguiente de ocupar la Presidencia del Gobierno, si el 23-J consigue el apoyo mayoritario de los españoles en las urnas o consigue un pacto para poder desalojar al socialista Pedro Sánchez de la Moncloa. En un desayuno informativo celebrado ayer en Madrid, el líder de la oposición desgranó su hoja de ruta, en la que figuran como medidas estrella reducir el IRPF para clases medias y bajas, la revisión de todas aquellas leyes que fueron aprobadas con el apoyo de EH Bildu bajo el Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, la recuperación del delito de sedición o el endurecimiento de las penas por corrupción. Además, reducirá considerablemente el número de ministerios y promulgará una ley orgánica para dotar de mayor independencia al Poder Judicial, así mismo sitúa las políticas de igualdad y contra la violencia de género como eje prioritario.
En este último punto surgió la fricción con el que todo apunta que será su gran aliado para llegar a la Moncloa, Vox. Feijóo asegura que no van a promover leyes del estilo del 'solo sí es sí', pero que hay que reconocer la gravedad del fenómeno social e intentar atajarlo mediante la acción de Gobierno.
De esta forma, Núñez Feijóo inicia el juego de estrategia con su oponente, Pedro Sánchez, un consumado superviviente político gracias a sus planteamientos audaces que le llevaron a la Presidencia del Gobierno. El líder popular sabe que la victoria no se juega en los extremos, sino en el centro y con el anuncio de la lucha por la igualdad y contra la violencia de género intenta acaparar el mayor espacio posible en la bolsa de votantes de centro que no tienen aún decidido su voto. También abre otro frente contra el extremismo con el revisionismo de todas las leyes en las que participó activamente los herederos de ETA, EH Bildu.
Núñez Feijóo conoce a su rival, Pedro Sánchez. Las encuestas le son muy favorables, quizás demasiado para afrontar una campaña electoral en la que se intentará movilizar hasta el último votante y apelar al voto útil. Sánchez espera su momento, pero el pasado sábado, los movimientos inesperados del PP para formar gobiernos en lugares estratégicos como el País Vasco o Barcelona -para que PNV y PSOE no dependan de nacionalistas extremos- hizo que la primera mano de la partida estratégica cayera del lado popular y dejara en evidencia al PSOE en plenas escaramuzas de precampaña.
La batalla no hizo más que comenzar y se enfrentan dos estrategas consumados que explotan sus virtudes y aprovechan al máximo los errores del contrario. Veremos qué sucederá.