Pedraza recupera una joya de su pasado

A.M.
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Samantha Vallejo-Nágera encabeza un proyecto para reabrir una taberna con más de 200 años de historia y crea además un pequeño hotel y un restaurante en un edificio blasonado.

Pedraza recupera una joya de su pasado - Foto: Rosa Blanco

Un proyecto encabezado por Samantha Vallejo-Nágera y su marido, el enólogo Pedro Aznar Escudero,  volverá a dar vida a uno de los edificios blasonados más emblemáticos de la Plaza Mayor de villa medieval de Pedraza –declarada conjunto histórico artístico en 1951–, en el que se incluye la vieja taberna con más de doscientos años de antigüedad,  que estuvo regentada por quien fue también alcalde, Mariano Pascual Martín, desde los años treinta del siglo pasado, hasta que su familia cerró las puertas el 30 de septiembre de 2015, después de que los propietarios del inmueble donde estaba ubicada lo pusieran a la venta.   

Tras una visita a la obra, aún con su casco sobre la cabeza, la responsable de la empresa de cáterin ‘Samantha de España’, que reabrió en este municipio segoviano ‘DeNatura’, para la celebración de eventos,   jurado del popular concurso ‘Masterchef’, de TVE,  recuerda su vinculación con la hostelería desde hace 30 años, «porque comencé con 18, aunque tengo 25», bromea,  y confiesa que cuando veía el edificio de la taberna vacío le apetecía abordar esta iniciativa, «pero no me atrevía».

Vallejo-Nágera asegura que tiene mucho trabajo «pero fue mi marido el que me empujó, me animó, un negocio familiar para nuestros hijos, para Roscón [nació el día de Reyes de 2008], que queremos que se quede a vivir aquí con nosotros, porque los otros se irán, justo en diciembre del año pasado nos decidimos y compramos el edificio  con la idea de rehabilitarlo».

Con el asesoramiento de su hermana,  la diseñadora de interiores Mafalda Muñoz, los consejos de la madre de ambas, la interiorista francesa Sabine Déroulède, y el espíritu de Francisco Muñoz, creador de espacios interiores, fallecido hace diez años, el proyecto contempla un pequeño hotel de cinco amplias habitaciones, un restaurante y la reapertura de la taberna, respetando la arquitectura tradicional, pero ajustándolo a la normativa vigente. El equipo técnico lo forman los arquitectos JuanLuis Pita y Sonia Álvarez, y la arquitecta técnica María Gil.  

INAUGURACIÓN. Con idea de poder inaugurar en los meses de junio o julio próximos,  el establecimiento hostelero recibirá el nombre de ‘La Casa de la Taberna’. Se contempla la taberna de siempre,  con terraza en el exterior, tapas sencillas de cocina fácil, tanto para los turistas como para la gente del pueblo, donde por las tardes se darán meriendas.   

«Al final el día es largo, cuando hace frío apetece meterte dentro», matiza Samantha Vallejo-Nágera. 

Quien se considera la creativa y productora del proyecto, dejando la parte económica a su marido, aparte de los vinos, habla de un «restaurante pequeño donde no se servirá cordero sino chuleta de buey a la parrilla, nos va a asesorar Julio de Tolosa, el experto más grande en carne a la brasa, con una carta muy sencilla, entrantes originales y divertidos, cocina sencilla y apetecible, productos de temporada, setas, espárragos o alcachofas, porque hay que dar una opción saludable de verduras, y los mejores postres hechos por nosotros». 

El hotel contará con cinco habitaciones, «un lujo castellano que guarde la esencia de la taberna pero con calidades maravillosas, calefacción, chimenea, camas estupendas,  sábanas estupendas, para un turismo que quiera vivir una experiencia rural pero de calidades».

La empresaria no profundiza en la inversión:  «Es un proyecto a largo plazo, no es todo hablar de rentabilidad,  hablamos de sentimiento, podría haber abierto una cosa más sencilla en Madrid, para llenarlo y ganar más dinero, al final he optado por hacer un proyecto más bonito, con rentabilidad más a largo plazo, esperemos que sea negocio para el bien de todos, que genere empleo, hemos intentado buscar gente de la zona, vamos a formar una familia con ellos, tenemos una directora de proyecto fantástica que viene del Basque Culinari Center, trabaja a tope con nosotros, estamos muy ilusionados».

 JuanLuis Pita  insiste en la idea de mantener la arquitectura tradicional de Pedraza, conservando las apariencias y el espíritu del edificio,  sin cambiar el aspecto de siempre, cumpliendo las exigencias legales, hasta el punto de que si hay vigas carcomidas se buscan otras  similares en buen estado.  

Para Mafalda Muñoz,  «se persigue  el espírtitu arquitectónico de la casona, llevándolo a un punto más de confort y lujo de las habitaciones, pero también un poco austeras en un sentido, aunque tengan los mejores materiales y calidades para que sea un sitio especial (...) no queremos rusticar la obra, sino que haya cosas que se conserven, paredes con varias capas de cal, con desconchones;  la entrada [de la casona] tiene que quedar como está, que permita tener esa sensación y ofrecer la impresión de que está igual». 

En cuanto a la taberna se mantiene la misma idea aunque los actuales propietarios negocian con los últimos inquilinos para poder recuperar todo el mobiliario y la decoración, aunque si no hay acuerdo se tratará de aproximarse lo máximo posible al aspecto original.  Según Juan Luis Pita, el edificio ha sufrido muchas intervenciones a lo largo del tiempo y, por ejemplo, la zona que ocuparán las  habitaciones era una vivienda.

La villa que visitaron Unamuno, en 1943; Camilo josé Cela, tomando apuntes para ‘Judíos, moros y cristianos’, en 1955, o el pintor Ignacio Zuloaga, que compró el castillo, en 1926, había perdido alguna de sus señas de identidad, aunque aún queda ver lo que ocurre con la vieja farmacia –también cerrada– y sus tarros de plantas medicinales.  En 1975, el decorador Paco Muñoz, creador de la empresa ‘Casa&Jardín’, pionero de este oficio en España, lo que le llevó a realizar numerosos trabajos en medio mundo, abría la tienda ‘DeNatura’ y marcaba un punto de inflexión, después de que también se inauguró una hostería, que formó parte de la Red de Paradores, en 1967, cerrada durante muchos años, que ha vuelto a reabrir ahora en manos privadas. 

Vallejo-Nágera sostiene que ella se guía en «todo lo que nos ha transmitido mi madre y su marido Paco Muñoz, toda la vida, mantener Pedraza con la esencia del pueblo que es, sus costumbres castellanas, la alimentación – aunque no haga menú típico castellano 100%–,   la estética, la gastronomía, la amabilidad, vamos a intentar hacer algo bonito y divertido, estoy muy ilusionada».

El proyecto será vivo, de acuerdo con su promotora, porque también aspira a «hacer cosas divertidas, queremos hacer catas, por ejemplo, para que la gente venga a conocer Pedraza entre semana, extranjeros, haremos labor comercial seria con agencias internacionales, para que Pedraza sea un referente del turista que venga a Madrid, un turismo de calidad que nos viene bien a todos». 

En una reciente reunión con el delegado territorial de la Junta de Castilla yLeón, José Mazarías, tanto Vallejo-Nágera como  la directora del proyecto,  Covadonga Echevarría, explicaron que, además de su interés turístico, existe la voluntad de dinamizar la zona de Pedraza y su entorno desde el ámbito del empleo y ofrecer su colaboración para una mejor ordenación del turismo en la villa. 

En este sentido, Sabine Déroulède, que fue presidenta de la Fundación Villa de Pedraza, impulsora de los ‘Conciertos de las velas’, recuerda que se pueden establecer rutas partiendo de Pedraza, como la del románico, o jugar al golf a poco kilómetros. 

Quienes se encargan de desarrollar este proyecto también han visitado la Gerencia del Servicio Público de Empleo y el CIFP ‘Felipe VI’, para plantearles la posibilidad de ofrecer a los alumnos de la rama de hostelería de este centro educativo un plan de prácticas que pudiera llevarse a cabo en el futuro establecimiento. 

Con la idea de mantenerlo todo el año abierto, Samantha Vallejo-Nágera insiste en el fondo «sentimental» de  esta iniciativa aunque dice que también se trata de que sea rentable, para que tenga viabilidad, «pero no hablamos de  hacernos ricos en dos años».

 

Seña de identidad y escenario de rodajes 

Cuando llegó a Pedraza el pionero del diseño de interiores en España, Francisco Muñoz (1925-2009), a quien se atribuye haber dirigido el nivel estético de muchas casas del pueblo, a bordo de una moto Vespa, a principios de la década de los cincuenta del siglo pasado,  solo existía la taberna de ‘don Mariano’, donde se ofrecía un aperitivo a base de queso y embutido, antes de pasar al lechazo, acompañado por ensalada, en el mesón Manrique, el único de la época, los martes, día de mercado. 

En este pueblo con apenas cien habitantes en invierno, escenario de obras maestras del cine como ‘La aldea maldita’, de Florián Rey; ‘Mister Arcadin’, de Orson Welles, o ‘Delirios de grandeza’, de Gérard Oury, el personal ambiente interior de su taberna no se escapó de los focos, como en el ‘Amor del capitánBrando’, de Jaime de Armiñán, con Ana Belén,  mientras que en el edificio ahora en rehabilitación, en 1984, se rodaron escenas de ‘Bolero’, con Bo Derek, dirigida por quien entonces era su marido, Jonh Derek. Las empedradas calles de este conjunto muy bien conservado, sobre una roca y con una sola puerta de entrada y salida,  donde Muñoz creó establecimientos como ‘DeNatura’ o ‘Estaños de Pedraza’, también las recorrieron actores o actrices como Jeane Moreau, Christofer Lee o Richard Chamberlain.