Una campaña micológica tardía

Nacho Sáez
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Las lluvias de los últimos días alimentan la esperanza de que broten las diferentes especies, de momento escasas en toda la provincia.

Una campaña micológica tardía - Foto: Rosa Blanco

La campaña ha comenzado decepcionante para los aficionados a la micología. La sequía de este primer tramo del otoño pospone de momento la aparición de las diferentes especies en la provincia de Segovia. «Y es que además está haciendo mucho viento. Si no llueve casi y hay mucho viento, se complica porque el viento seca mucho el campo», señala el presidente de la Sociedad Micológica Segoviana, Ramón Saiz, uno de los que ha regresado prácticamente con las manos vacías en las salidas que ha hecho hasta ahora. 

Solo cerca de los arroyos se puede encontrar algo, para disgusto de quienes estos días se han sacado el permiso, aunque en este sentido Saiz recuerda que la autorización tiene un carácter anual. De este modo, el que posee la de 2022 tiene que obtener la de 2023 si el 1 de enero quiere recolectar. Se pueden obtener en Micocyl.es, donde también está disponible el listado de los 105 montes regulados de Segovia. Allí todavía no se pierde la esperanza de que la temporada no se eche entera a perder.

«Si no hiela, noviembre y diciembre son meses buenos», apunta el presidente de la Sociedad Micológica Segoviana. Las lluvias registradas en los últimos días alimentan la esperanza. La Agencia Estatal de Meteorología contabilizó 1,6 litros por metro cuadrado el domingo, 1,2 litros el lunes y cuatro el jueves. «Tiene que llover de manera que se empape bien el campo. Lo suyo es que sean unas lluvias no torrenciales sino normalitas que empapen todo», remarca el propio Saiz.

En cualquier caso, va a ser una temporada tardía. En más de treinta años solo se había suspendido en dos ocasiones la exposición micológica organizada con motivo de la festividad de San Frutos. Este año se han visto obligados de nuevo. Para compensar, la Sociedad Micológica Segoviana tiene previsto celebrar una jornada dedicada a este  producto el 17 de noviembre en el Centro Integrado de Formación Profesional Felipe VI. Una buena oportunidad para recordar la trazabilidad de las setas silvestres y cuáles son comercializables. Además de que las administraciones trabajan para crear un parque micológico, la persecución de las malas prácticas continúa siendo uno de los retos del sector. 

Para Saiz, «debería haber algo más de vigilancia porque todavía la gente sigue haciendo las cosas mal». «Rompen setas sin ton ni son, se ve basura... Este año no hay boletus todavía, pero otros años en Navafría la gente coge montones de kilos, no hay nadie controlando, no sabes si tienen o no permisos... Deberían ser los propietarios de los terrenos –que en muchos casos son los ayuntamientos– los que se preocupasen y habría que fomentar el conocimiento y las buenas prácticas», añade.

En el mercado, la singularidad de esta campaña se refleja en las existencias y en los precios. La frutería La Selecta solo tenía esta semana boletus edulis y níscalos. «Si hubiera llovido, habría más especies», aseguran sus responsables, Carlos y Alfonso. «Los níscalos son de Ávila porque para que salgan tiene que caer una buena tormenta en agosto y aquí no ha caído, y de boletus normalmente me traían cuarenta kilos, y este año, solo tres o cuatro», abundan. Esa escasez se traduce en los precios, más altos de lo habitual: «Normalmente todo el mundo tiene porque si no sale al campo uno mismo, sale un familiar o un amigo y coge para todos, pero fíjese ahora». Solo la lluvia puede remediarlo.