Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Camino

06/07/2023

Se cumplen ahora treinta años de la declaración del Camino de Santiago como Patrimonio Cultural de la Unión Europea y nada mejor que las cifras de tránsito de los primeros meses para confirmar la vigencia de la ruta. Quienes están a pie de camino aseguran que las cifras ya se aproximan a las de antes de la pandemia, con un par de meses, abril y mayo, espectaculares. Y con una afluencia de coreanos que, dado el tamaño del país y lo gregario de su cultura, permiten considerar que estos asiáticos, unidos a los demás extranjeros ya frecuentes en la ruta, van a ser los protagonistas de los últimos años. Concluido el Año Santo bianual 2021-2022, el Camino de Santiago continúa batiendo récords este 2023, en el que la cifra de peregrinos supera ya en un 23% a los llegados a mediados de junio del Xacobeo 2022.
Hay un cierto hartazgo en algunos perfiles veraneantes de cierta clase de turismo convencional, sol y playa, y en la búsqueda de destinos más esenciales, el camino y su paisaje manifiestan una sincronía propicia a los valores más intensos del ser humano, valores interiores y de superación. La historia y la cultura conforman un conjunto esencial a los valores del camino y éstos son muy apreciados por sus usuarios.
Existen peligros, claro que sí. Se acaba de publicar un estudio ('Camino de Santiago, senda o precipicio'), que incide en la preocupación por la «turistificación» del Camino y pone de relieve la necesidad de reequilibrio entre las necesidades de sus usuarios y las prestaciones patrimoniales del mismo. Es una constatación de que, en efecto, el éxito tiene peligro y que éste puede convertirse en un diluyente de la capacidad de crecimiento.
Lo cierto es que el Camino Francés a su paso por nuestra tierra y los otros caminos a Compostela son ya una de las mayores peregrinaciones de la humanidad cada año. Acostumbrados como estamos en nuestros pueblos a ver pasar peregrinos delante de nuestra casa, no podemos acomodarnos a su sencillez, al contrario, tenemos que ponernos todos en guardia para que el santo y seña («buen camino») sea una realidad y no solo un deseo.