La jubilación del obispo abre un nuevo periodo en la diócesis

M.Galindo
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La decisión sobre el relevo del prelado, que presentará su renuncia el 16 de diciembre al cumplir los 75 años, podría tardar semanas o meses, sin descartar que pudiera prorrogarse su mandato.

El obispo César Franco, en la Catedral. - Foto: Rosa Blanco

El 16 de diciembre, monseñor César Franco soplará las velas de su 75 cumpleaños, y deberá cumplir a partir de ese día su obligación de presentar la renuncia a la sede episcopal, conforme al artículo 401 del Código de Derecho Canónico. Aunque la jubilación no es originariamente una institución canónica, ya que la norma habla del fin de su actividad ministerial ordinaria, el hecho cierto es que desde que la reforma realizada en 1983 en la norma estableció la edad de la renuncia para los clérigos, y en analogía con la sociedad civil, se ha venido llamando 'jubilación' a este paso obligado que deben dar al llegar a los 75 años de edad.

De esta manera, el prelado pondrá fin a nueve años al servicio de la diócesis de Segovia, que comenzaron de forma oficial el 21 de diciembre de 2014 con el acto de toma de posesión en la catedral, aunque su nombramiento se produjo algunas semanas antes.

La presentación de la renuncia no significa en modo alguno que la diócesis quede sin nadie al frente hasta que llegue el relevo en la sede episcopal. De hecho, pueden pasar varias semanas o meses hasta que se sustancie; ya que es el Papa, tras realizar las consultas oportunas con el nuncio apostólico en España y otros estamentos, quien tiene la potestad para designar su relevo o pedir que continúe desarrollando la máxima responsabilidad diocesana; hecho este último que no es infrecuente y que se ha producido en otras ocasiones y en otras diócesis.

En este sentido, puede continuar como administrador apostólico hasta que se decida quien será el que ocupe la sede vacante; pero habrá que esperar hasta el próximo 16 de diciembre a que se formalice la renuncia para iniciar este proceso, que a buen seguro abrirá una nueva etapa en la diócesis segoviana.

Hasta la fecha, nadie ha querido abrir el «melón» de la sucesión en el obispado segoviano, aunque a lo largo del año se han ido sucediendo relevos en el episcopado en diócesis como  Palencia, Siguenza-Guadalajara, Pamplona y  Santander. En estas diócesis, la tendencia en el relevo ha sido buscar sacerdotes veteranos pero aún con recorrido pastoral y con experiencia en distintas responsabilidades diocesanas y en la propia Conferencia Episcopal.

En el caso de Segovia, los tres últimos obispos - Luis Gutiérrez, el actual emérito Ángel Rubio y el propio César Franco - han llegado a Segovia procedentes de arzobispados limítrofes como Madrid o Toledo, por lo que según algunas fuentes consultadas, podría parecer lógico que la Conferencia Episcopal decidiera mantener esa misma línea. Por otra parte, hay corrientes que apuntan a la opción de promoción interna para designar a algún sacerdote diocesano, aunque las altas instancias episcopales no suelen apostar por esta posibilidad.

La discreción y el hermetismo son las pautas que la diócesis segoviana se marca a la hora de abordar este asunto, que se hará «cuando toque», y tampoco impide el normal desarrollo de las actividades diocesanas, que en este momento se centran en la preparación del inminente tiempo de Adviento, uno de los más importantes del ciclo litúrgico.

Monseñor Franco tampoco ha dado pistas en los últimos meses sobre su futuro en ninguna de sus comparecencias públicas, y la única referencia sobre el particular la dio el mismo hace casi un año en el tradicional encuentro navideño que comparte con los medios de comunicación, aseguró que  «tenga o no tenga cargo, yo seguiré trabajando al servicio de la Iglesia, porque a lo que uno nunca renuncia es a ser cura y ser obispo».

Además, recordó que hay sacerdotes diocesanos que siguen trabajando con la edad de jubilación ampliamente superada y que «lo están haciendo muy bien».

«Yo estoy completamente disponible a lo que el papa pueda pedir o decidir», aseguró el obispo, que recordó que en la visita 'ad limina'   realizada ese año  en la que participó junto a los prelados de la provincia eclesiástica de Valladolid, él mismo recordó a Francisco la proximidad de su fecha de jubilación, a lo que el Santo Padre respondió con un enigmático: «ya veremos, ya veremos».