Adiós a seis generaciones de tenderos

A.M.
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Candamo cierra a los 172 años de su apertura, uno de los comercios más longevos de la calle San Francisco, junto al Azoguejo, que reabrirá con otro comerciante y negocio similar pero de "diferente enfoque", en noviembre

Eduardo Doldán, en la puerta del establecimiento de la calle de San Francisco, en una imagen de 2016. - Foto: Rosa Blanco

Eduardo Doldán, de 59 años, reconoce que soltó «alguna n lagrimilla»el viernes, 12 de agosto, antes de colocar en el escaparate un cartel de despedida y bajar el cierre del establecimiento 'Casa Candamo', fundado en 1850, lo que le hizo merecedor, en 2015, del Premio a la Empresa Centenaria, otorgado por la Cámara de Comercio e Industria de Segovia.  Han pasado 172 años desde que Antonio Candamo Rivas, que había llegado a esta ciudad para cumplir el servicio militar, tío tatarabuelo del último responsable de la tienda, abriera el negocio por el que han pasado seis generaciones de la misma familia. 

Fue tanta la emoción que embargó a Eduardo –que lleva el apellído Doldán en noveno lugar, tras los de Sebastián, Tanarro, Buendía, Redondo, Díez, Martín y Sánchez– que puso tierra de por medio y salió unos días de vacaciones, para comenzar su actividad esta semana, ya que, además, se dedica a  la distribución de levadura para los panaderos de Segovia y es representante de harina.  

Le resulta duro dejar atrás la historia de un icono en el número dos de la calle San Francisco, haciendo  esquina con el Azoguejo, pero también lo lamentan muchos  clientes, algunos que acudían a comprar pidiendo 'el queso de mi abuelo' o  'los garbanzos que se llevaba mi abuela'.  Asimismo recibía la visita de turistas habituales, incluso servía productos a hosteleros de Madrid.  

Antigua fachada que lucía en una fiesta en la calle San Francisco, hace 45 años. Antigua fachada que lucía en una fiesta en la calle San Francisco, hace 45 años. - Foto: D.S.Aunque va a continuar el negocio, en noviembre, con un nuevo responsable del mismo sector pero «con un enfoque diferente», esta emblemática calle del Mesón Vicaínos, donde se dice que pernoctó Miguel de Cervantes, o del Mesón del Aceite, donde se alojó Santa Teresa de Jesús, va perdiendo su tejido comercial con cierres también como el que regentaba Juanjo Postigo, cuarta generación de los Poza, fallecido, el año pasado, que abrió sus puertas a finales del siglo XIX, comenzando como abacería. Posiblemente se pierda  una tienda de ultramarinos tradicional con su encanto y la mezcla de olores, desde el bacalao a especias o el café. 

El local siempre se dedicó a la alimentación desde que comenzara el pariente de la bisabuela de Eduardo, cuyo abuelo llevaba el apellido Candamo en tercer lugar. Se conoce de la existencia de la tienda, al menos desde 1850, porque en su día se necesitaba un justificante de apertura del ayuntamiento con el fin de que se le concediera un  permiso para abrir los domingos, día en que se celebraba un mercado en el Azoguejo, y así lo acredita.

Aún sorprendido de la repercusión que ha tenido su decisión, que reconoce que le ha costado mucho tomarla, Eduardo Doldán, vinculado con el comercio desde niño, incluso echaba una mano cuando estudiaba, subraya que no es que fuera mal el negocio, sino que tiene otras ocupaciones y, además, se le había marchado el empleado que tenía, hacía un año.  Aún no ha desocupado el interior del establecimiento.Parte del género permanecerá para el inquilino que llega, otra lo devolverá a proveedores y lo que quede de alimentación lo gastarán en casa.

Adiós a seis generaciones de tenderosAdiós a seis generaciones de tenderosEl hasta ahora responsable del antiguo establecimiento familiar relata que, en la década de los años ochenta del siglo pasado  comenzó la competencia de las grandes superficies. 

Entonces no podían competir con ellas, por lo que buscaron artículos que no pudieran ofrecer éstas, de calidad, artesano, a poder ser segovianos también, «y ahí nos hemos podido mantener». La ventaja es que, al estar al principio de la calle siempre entraba más gente, al tener mejor posición que los locales situados calle arriba, donde no suelen llegar todos los turistas.