San Millán limpia sus puertas

M.Galindo
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La parroquia invertirá cerca de 20.000 euros para acondicionar y restaurar las puertas de acceso de los dos atrios y la entrada oeste del templo romanico

Aspecto actual de la puerta oeste de San Millán - Foto: Rosa Blanco

La iglesia de San Millán pasa por ser uno de los más hermosos templos del románico segoviano, afirmación más que notable teniendo en cuenta el impresionante catálogo del que presume la provincia. Su peculiar estructura y la belleza de sus atrios, capiteles y elementos arquitectónicos hace que sean miles las personas que entran a visitar el templo durante todo el año, pero quizá por ser un elemento cotidiano, pocos son los que reparan en sus voluminosas puertas.

A falta de una, San Millán tiene cuatro voluminosas puertas  de acceso en sus laterales norte, sur y oeste, aunque es la puerta del atrio sur la más conocida por ser por la que habitualmente se accede al templo. Son tres voluminosas estructuras  realizadas en madera de pino y adornadas con herrajes que además de su función de regular la entrada, tienen también un valor patrimonial inherente al propio templo, del que la parroquia que lleva el nombre del templo es consciente y mantenedora.

Así, la comunidad parroquial ha decidido emprender la restauración simultánea de sus tres puertas, en un proyecto que ya ha recibido el visto bueno de la Comisión Territorial de Patrimonio. El proyecto será llevado a cabo por la empresa segoviana de restauración ConservarArte, que ya ha realizado obras de calado en esta materia en la provincia; la última en el camarín del retablo del santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla, y contará con un presupuesto próximo a los 20.000 euros, que saldrá de las arcas de la propia parroquia a través del apoyo de sus feligreses.

El inicio de las obras se prevé para el último trimestre del año, ya que no hay riesgos inmediatos que obliguen a una intervención más inmediata. Así, Beatriz Rubio, restauradora de la empresa ConservarArte, señala que el estado general de conservación de las puertas del templo es bueno, aunque el paso del tiempo y la acción tanto de los elementos naturales como de la mano del hombre hacen necesario sanear y consolidar su estructura y adornos.

El planteamiento general para la restauración del conjunto se hará bajo criterios de "mínima intervención y respeto al original" con el empleo de técnicas y materiales inocuos y reversibles, de acuerdo al método que se suele emplear en este tipo de intervenciones.
Así, en la puerta del atrio sur - la que se emplea comúnmente para la entrada a la iglesia- las expertas han detectado pequeñas pérdidas volumétricas fruto del paso del tiempo, así como el oxidado general de las partes metálicas.

Está previsto realizar un tratamiento de la madera para recuperar su nutrido, así como la consolidación estructural del soporte a base de resinas copolímeras, y la limpieza de la suciedad y de las capas protectoras que ya hayan perdido su función. En los elementos metálicos, la intervención retirará los óxidos activos con sistemas mecánicos y químicos para conseguir una capa estable en toda la superficie.

Esta puerta tiene como característica la instalación de un cortavientos de madera que protege la entrada al templo, así como la instalación de un sistema de autocierre en sus puertas que las restauradoras pretenden cubrir con una pátina de imitación de metal de forja acorde con el resto de los adornos metálicos. En las zonas textiles del cortavientos, el proyecto repondrá las zonas faltantes y corregir las irregularidades que desvirtúan el conjunto.

Las otras  puertas son las menos utilizadas durante el año por el templo, y solo se abren los días de Jueves y Viernes Santo para permitir la entrada y la salida de las imágenes del Cristo en su Última Palabra y la Soledad al Pie de la Cruz que la cofradía titular venera y acompaña durante la Semana Santa.

En el caso de la puerta interior del Atrio Norte a la acción del tiempo se une la que los expertos denominan "daños antropogénicos", que no son otros que los originados por el vandalismo y la irresponsabilidad de quienes no valoran el patrimonio y que en su momento obligó a instalar un sistema de vallado que impide el acceso desde el exterior.  

Así, el estudio previo ha detectado restos de escrituras y grafitis e incluso algunas zonas levemente ahumadas por el fuego, La intervención en este caso se centrará en la limpieza superficial e interior de la puerta, eliminando las capas anteriores de protección y los restos de pintadas y grafitis. En el caso de los elementos metálicos y adornos, se llevará a cabo la reintegración a través de resinas y cargas metálicas, salvo en el caso del tirador de entrada, ya perdido, donde se realizará una reproducción en forja.

La puerta exterior del atrio requerirá  una intervención muy similar, y también en el sistema de tiradores, perdidos en su día y reemplazados de forma provisional por una cuerda de persiana que es la que actualmente permite abrir y cerrar las puertas, que ahora podrán reincorporarse con reproducciones en forja.

La puerta oeste de acceso es la que en mejor estado de conservación se encuentra de las tres, ya que fue objeto de una restauración en 2016, por lo que en este caso  se trabajará en aquellas zonas que presenten un menor estado de conservación, tanto en la madera como enlas zonas metálicas.

El trabajo de restauración se completará con una ficha-memoria de todo el proceso con la que quedará documentada la intervención y que servirá de base para futuros trabajos en el templo.

El párroco de San Millán, Jesús Cano, expresa su satisfacción por poder llevar a cabo este proyecto «gracias a la generosidad de nuestros feligreses», y señala que se enmarca en el constante mantenimiento de un templo que tiene casi nueve siglos de historia. «En una iglesia como ésta, siempre hay algo que hacer», asegura el sacerdote, que señala como próximos objetivos de conservación  las cubiertas del templo a las que «toca dar un repaso».