Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


Contradicciones

11/06/2023

Mientras se negocian acuerdos de gobierno institucional, asistimos a la creación de nuevos partidos y contemplamos atónitos el telúrico circo político y la insaciable ansia de poder, conviene recordar que la vida real que nos rodea va más allá del trasiego electoral y la agenda de los partidos. Nos olvidamos, o al menos relegamos a posiciones secundarias, asuntos de interés que tocan la fibra humana y cuestiones de índole económica y social de envergadura. Me refiero a la encarnizada guerra que no cesa en Ucrania, la dificultad para encontrar un empleo digno, la pérdida de oportunidades que sufre una amplia parte de la sociedad o la lacra social que supone la violencia de género. Son sólo ejemplos que verifican la imparable noria de la vida, que no para por mucha cita electoral o discurso ideológico.
Antes de la crisis económica desatada entre los años 2008 y 2014, la tasa de desempleo estaba por debajo del 10%, con picos de hasta un 20% como los registrados en 2016. Si bien la situación ha mejorado en el último lustro, dista mucho aún de un escenario razonable en España, que continúa entre los puestos de cabeza de los países con mayor desempleo del viejo continente. Eso por no hablar del vergonzante paro juvenil. En la actualidad, el índice en España se sitúa en torno al 12,8 %, mientras que el de Castilla y León rebaja dos puntos ese porcentaje nacional, muy alejadas en cualquier caso de la media mundial que ronda el 5,8%.
Pero, España es una nación atípica por naturaleza, donde las contradicciones están al orden del día. Y no lo digo como una estéril crítica, sino por lo incomprensible que resultan las tremendas dificultades para cubrir las necesidades laborales de sectores como la hostelería, el transporte o la construcción. El sector del ocio tras la pandemia se enfrenta, en general, a un grave problema de funcionamiento por la falta de mano de obra para este verano. No es un asunto menor, pues hay multitud de negocios de temporada que tendrán problemas para abrir sus puertas por esta causa.
Son varios y divergentes los debates que confluyen en el análisis de las causas de esta contradicción. Muchos argumentan que son sectores que tradicionalmente están mal pagados, otros apuntan a la falta de especialización y hay quienes acusan directamente a una reforma laboral que no es efectiva, puesto que no siempre el encaje del nuevo colectivo laboral de los denominado fijos discontinuos es posible.
En un país donde el turismo es, con diferencia, uno de los principales motores económicos, operan subsectores que necesitan una mínima especialización, como los recepcionistas, los camareros y el personal de cocina o de sala, que en ciertas zonas del país es necesario que hablen idiomas de forma fluida.
Lo anterior es prueba, una vez más, de que arrastramos un grave problema de formación y cualificación para hacer de España un territorio pujante en un entorno ya de por sí difícil y competitivo.
Necesitamos un salto cualitativo y mirar por el retrovisor esas eternas carencias formativas que dibujan un país conformista. Tomarnos en serio los ciclos formativos previos a toda actividad y la adecuación al alza de los salarios serían ya avances significativos, aunque de estas cosas no se hable casi nada en los mítines y en los procesos electorales.