Doce meses para olvidar

Agencias-SPC
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El 15 de marzo de 2020, Felipe VI rompió públicamente con su padre, que desde entonces vive un calvario fuera de España

Doce meses para olvidar - Foto: JuanJo MartÁ­n

El 15 de marzo de 2020, un día después de que los españoles quedasen confinados tras la declaración del estado de alarma por la pandemia, Felipe VI hizo público un histórico comunicado en que el rompía con su padre, Juan Carlos I, anunciando que le retiraba la asignación y renunciando a toda herencia que pudiera dejarle cuyo origen estuviera alejado de la legalidad. Para el Rey Emérito daba así comienzo un dramático año en el que incluso tuvo que abandonar España para establecerse en Emiratos Árabes Unidos.

En realidad, los problemas para el anterior Jefe del Estado venían de mucho antes y comenzaron a salir a la luz sobre todo tras su abdicación de junio de 2014 y en especial después de que en junio de 2019 decidiera retirarse de la vida pública. Y lejos de estar relacionados con su labor como Monarca desde 1975, tenían más que ver con su vida privada, en especial por su relación con Corinna Larsen.

Don Felipe dio el paso de retirar la asignación a su padre tras las informaciones publicadas en la prensa en torno a éste. La gota que colmó el vaso fue la publicación por el Sunday Telegraph el 14 de marzo desvelando un generoso regalo millonario que supuestamente habría recibido Don Juan Carlos por parte de Arabia Saudí, país con cuya familia real el Rey Emérito mantiene una estrecha relación.

Beneficiarios

Sin embargo, en marzo de 2019 se habían recibido ya en Zarzuela dos cartas del bufete británico en el que trabaja el abogado de Corinna informando de que Don Felipe y la Princesa de Asturias figuraban como segundo y tercer beneficiarios de la Fundación Lucum, creada en 2008 por el entonces Monarca para recibir la presunta donación de 100 millones de dólares que le habría hecho Arabia Saudí. Esos fondos permanecieron en una cuenta en Suiza hasta que en 2012 Don Juan Carlos transfirió los 65 millones que quedaban a su íntima amiga.

Ante estos hechos, el Rey y su hija procedieron a realizar una declaración ante notario el 12 de abril de 2019 en la que renunciaban a cualquier herencia que pudiera legarles el anterior Jefe del Estado, si bien no fue hasta marzo de 2020 cuando se hizo pública esa decisión. En el comunicado del 15 de marzo de 2020, Zarzuela aclaraba que Don Felipe desconocía «por completo» que fuera beneficiario de la Fundación Lucum ni había prestado consentimiento para ello. Además, se incluyó un mensaje de Don Juan Carlos, aclarando que en ningún momento «facilitó información» sobre ello a su hijo y remitiendo al abogado Javier Sánchez-Junco en lo sucesivo para cualquier información relativa a su persona.

A partir de ese momento, la situación se iría complicando cada vez más para Don Juan Carlos. El 5 de junio, la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, encargaba al fiscal de Sala del Tribunal Supremo de la especialidad de Delitos Económicos, Juan Ignacio Campos, las diligencias respecto al supuesto cobro de comisiones por el Rey Emérito por la concesión del AVE a La Meca a empresas españolas. Según explicó el Ministerio Público, esta investigación derivaba de la causa abierta en diciembre de 2018 para aclarar el destino de 80 millones de euros que según Corinna Larsen se habrían repartido entre otros el Monarca por la citada adjudicación en 2011. 

Mientras, entre bambalinas, Zarzuela y Moncloa comenzaron a trabajar en una salida para el antiguo Soberano. Descartada la posibilidad de que se trasladase a vivir fuera del Palacio, por la dificultad de encontrar un emplazamiento adecuado y que no dependiera de Patrimonio Nacional, finalmente la idea de salir de España fue cobrando fuerza.

Así, el anuncio de que Don Juan Carlos abandonaba España llegó el 3 de agosto mediante una carta que el Rey dirigió a su hijo informándole de su decisión de marcharse del país «para contribuir a facilitar el ejercicio de tus funciones desde la tranquilidad y el sosiego que requiere tu alta responsabilidad». No sería hasta dos semanas después cuando se conocería su destino: Emiratos Árabes Unidos. Aquí, al amparo del príncipe heredero de este rico país del Golfo, Mohamed bin Zayed, sigue residiendo desde entonces.

Otras investigaciones  

Sin embargo, lejos de España no encontró ya tranquilidad deseada, ya que su situación volvió a torcerse en el mes de noviembre, cuando en el lapso de solo tres días, la Fiscalía del Tribunal Supremo anunciaba dos nuevas investigaciones en torno a su persona.

La primera de ellas relativa al supuesto uso por parte de Don Juan Carlos y otros familiares de tarjetas de crédito opacas con cargo a cuentas en las que ninguno de ellos figuran como titulares los años 2016, 2017 y 2018. Según la Fiscalía, los gastos al superar incrementos de renta no declarados por encima de los 120.000 euros podrían constituir delito fiscal.

La segunda está relacionada con la presunta existencia de una cuenta con 10 millones de euros a nombre del Rey emérito en la isla de Jersey, un paraíso fiscal.

Regularizaciones fiscales  

En un intento por resolver su particular viacrucis, Don Juan Carlos procedió el 9 de diciembre a una regularización fiscal por 678.000 euros en relación al uso de tarjetas bancarias con fondos opacos del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause, uno de los tres asuntos investigados en su contra. 

Y a una segunda regularización el pasado 25 de febrero. En esta ocasión, casi 4,4 millones de euros por rentas no declaradas durante varios ejercicios que suman más de ocho millones de euros de pagos en especie y que tienen que ver «determinados gastos por viajes y servicios realizados» por el anterior jefe del estado a costa de la Fundación Zagatka. Precisamente, el presidente de esta entidad, Álvaro de Orleans-Borbón, primo lejano de Don Juan Carlos, niega ser el «testaferro» del Soberano y asegura que los fondos de esta firma son suyos y que su objetivo es poder ayudar a las familias reales que lo necesiten.

Según especificó su abogado, este trámite se hizo sin requerimiento previo lo que, a priori, entraría dentro de las denominadas excusas absolutorias y le permitiría quedar exento de incurrir en delitos fiscales por este asunto. Para poder subsanar esta cantidad, Don Juan Carlos ha recurrido a préstamos de amigos.

Esta segunda regularización fiscal, que según se ha apuntado sería la definitiva, generó un terremoto de reacciones y críticas por la conducta del antiguo Monarca y también de especulaciones sobre la posibilidad de que el Rey emérito se disponga a regresar a España. Así, algunos medios han asegurado que su vuelta sería inminente, aunque con carácter temporal, mientras que otros apuntan a que Don Juan Carlos no prevé regresar hasta que no esté más despejado su panorama judicial. Mientras, en Zarzuela, guardan silencio.