El Camino de Santiago y su incesante flujo de peregrinos convierten a la comarca del Bierzo en lugar de paso para cientos de miles de personas al año. A pie, en bicicleta o a caballo son las opciones más habituales para los que buscan llegar hasta la tumba del Apóstol, pero el recorrido se torna más complicado para las personas que sufren problemas de movilidad. Éste es el caso de la italiana Sabrina Tosolino, una abogada del sector público de 54 años que reside en la ciudad de Udine, cerca de Venecia. Pese a que una rara enfermedad la mantiene sentada en una silla de ruedas desde hace casi una década, su tenacidad la lleva a recorrer la Ruta Jacobea, desde el municipio berciano de Molinaseca, acompañada por su amiga y asistente Diana.
Hace unos 20 años, tras el nacimiento de sus dos hijos, Sabrina comenzó a tener problemas de sensibilidad en las piernas. Las pruebas médicas revelaron que sufría siringomielia, un problema de médula ósea bastante raro. De manera gradual, la enfermedad le impidió caminar hasta que se vio obligada a vivir en una silla de ruedas. "Trato de ser lo más independiente posible en todo lo que necesito", explica la italiana, que dispone de un coche adaptado y un permiso de conducir especial.
El descubrimiento de la enfermedad, recuerda, fue una realidad "difícil de aceptar". "Tuve que cambiar todos mis hábitos, pero siempre traté de no perder la fuerza para seguir haciendo lo mismo, en la medida de lo posible", señala. "Nunca he dejado de trabajar, cuidar a mis hijos, viajar, divertirme y dedicarme a mis pasiones", asegura. Desde hace cinco años, Sabrina cuenta con la ayuda de una asistente, la fisioterapeuta brasileña Alcidia Ana Molinari, autora de varios libros de motivación. "A Sabrina le gustan mucho los desafíos", explica la asistente, a quien la italiana llama afectuosamente Diana.
Esta afición por superar nuevos retos cristalizó en la peregrinación a Santiago de Compostela que ambas llevan planeando desde hace un año. En un principio, la idea era que Sabrina recorriera la Ruta Jacobea en su silla motorizada y que Diana la acompañase a pie, pero la perspectiva de necesitar un vehículo para hacer frente a cualquier inconveniente les hizo replantearse la decisión y viajar a España en su coche particular.
De esta manera, cada jornada ambas recorren juntas parte del Camino durante varios kilómetros. Luego Diana deshace sus pasos para volver al inicio de etapa y transportar el coche hasta el lugar en el que tienen previsto pasar la noche. "He hecho buena parte del Camino, salvo algunos tramos realmente inaccesibles para mí. Mi asistente me acompañó donde se necesitaba ayuda y fue fundamental en algunos momentos. No podría haberlo hecho sola", reconoce Sabrina.
La lluvia fue uno de los principales obstáculos a los que tuvieron que hacer frente a lo largo de su travesía por la comarca del Bierzo, debido a que las ruedas de la silla patinaban sobre el terreno resbaladizo que hace de sendero a los peregrinos en muchos de los tramos. Sin embargo, ambas valoran que los establecimientos hoteleros en los que se han alojado cuentan con medidas de accesibilidad para una persona que necesite ayuda. "En algunos casos encontramos algunas dificultades, pero en general todo salió bien. Tuve que poner a prueba mis músculos, pero mi tenacidad ganó también en esto", relata la italiana.
Tras completar con éxito este nuevo desafío, Sabrina escribe un mensaje desde la plaza del Obradoiro, ante la Catedral donde descansan los restos del Apóstol. "No olvidaré esta experiencia y creo que también fue importante para mi crecimiento interior. Me siento más fuerte y capaz de enfrentar las dificultades de la vida", asegura emocionada.