Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Sospecha Feijóo

16/01/2024

Las relaciones entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, son manifiestamente mejorables por cuanto se encuentran en un punto de desencuentro y de confrontación que impide que se pongan de acuerdo en nada, salvo la excepción que ya era hora de la reforma de artículo 49 de la Constitución, es tan evidente que la vida política se desliza por un terreno en el que la sospecha, las verdades a medias, la desconfianza ganada a pulso, las contradicciones, la falta de pedagogía de unos y otros y las contradicciones mutuas ocupan todo el debate.

Más que en el terreno de las propuestas, salvo la reducción de impuestos que aparece en todas las intervenciones, el presidente del PP se mueve en el terreno de las insinuaciones, las conjeturas, los presagios. Cierto que Pedro Sánchez se lo ha puesto fácil cuando se ha visto en la obligación de hacer de la necesidad virtud para seguir en La Moncloa. Pero eso es hablar de la continuidad en el Gobierno y de su debilidad no de poner el Estado boca abajo.

Porque la sospecha de Feijóo es que la intención de Sánchez es ir hacia la conformación de un Estado confederal donde haya desaparecido la nación unitaria, donde Cataluña y el País Vasco -no Galicia- se encontrarían en pie de igualdad con España. El presagio se ha acentuado con la insólita negociación de los tres decretos-ley con los que se ha inaugurado la legislatura y en la que los independentistas pusieron sobre la mesa la transferencia de las competencias sobre inmigración. Lo que en un principio parecía un sindiós va ajustándose a la realidad, porque el control de fronteras, del flujo de migrantes y su expulsión es competencia exclusiva del Estado y ahora además relacionada con el reciente pacto alcanzado en la Unión Europea. Aunque Sánchez se esfuerce por asegurar que solo puede haber una delegación de las políticas de integración, Feijóo sigue hablando de la entrega competencial porque su intención es hacer ver que se desmantela el Estado, y de ahí infiere que Sánchez promueve también "un movimiento desvertebrador" de la Constitución.

El recelo sobre lo que puede hacer Sánchez le lleva a afirmar que "Nadie puede asegurar que no habrá un referéndum o indultos a los presos de ETA". En efecto, eso puede ocurrir dada la volatilidad de los principios de Sánchez, pero por el mismo motivo él tampoco puede afirmarlo con esa contundencia. Feijóo se mueve en el terreno de unos presentimientos que por ahora no han sido confirmados por los hechos. Ni por movimientos en Cataluña que favorezcan un nuevo intento de volverlo a hacer. Tampoco parece que se encuentre en la agenda indultar a presos de ETA, que nadie ha pedido, y sobre todo cuando la fiscalía actúa de inmediato si constata excesos de generosidad en la política penitenciaria vasca con los etarras que están en sus cárceles.

Dentro del momento "desvertebrador", Feijóo sitúa los ataques a la monarquía, haciendo caso omiso de que el PSOE se opone a la desaparición del delito de injurias a la Corona, pese a la jurisprudencia europea, que se opone a cualquier debate parlamentario sobre el modelo de Estado y que el Gobierno no ha abandonado al rey Felipe Vi en sus viajes al exterior, lo que ocurrió en dos ocasiones, pero que ha vuelto a ser acompañado por un ministro de jornada, el de Exteriores, José Manuel Albares, en el viaje, nada fácil, a Guatemala.