No esperaron un plan de ‘desescalada’ para ponerse en movimiento. El obligado confinamiento de la población y el ‘parón’ de la actividad económica para frenar la expansión de la Covid-19 amenazaba la supervivencia de sus negocios. Tocaba ‘reinventarse’ para generar ingresos y no pocos comercios, muchas pequeñas tiendas de barrio de productos de alimentación, han abrazado el reparto a domicilio como fórmula para paliar la merma de clientes ante los mostradores de sus establecimientos.
«También queríamos contribuir a que la población cumpliese con el confinamiento», afirma Belinda García, propietaria de la frutería Tuttifruti, en el mercado de La Albuera. Cuando ella y su marido, Alfredo, observaron el descenso de afluencia de clientes —especialmente acusado durante las tres primeras semanas de reclusión— apostaron por repartir fruta, verduras y legumbres en Segovia y los pueblos de la provincia. La furgoneta ha recorrido ya más de 500 kilómetros, el mismo número de kilos en productos que donará al Banco de Alimentos. «Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña», escribió Francis Bacon en sus ‘Ensayos sobre moral y política’ (1597); una frase que se han tomado al pie de la letra desde carnicerías y pescaderías, hasta charcuterías y fruterías, pasando por tiendas de bebidas y licores o productos gourmet.
Con el cierre de bares y restaurantes, el género sale ahora para las casas, en una estrategia, que además, y gracias «al trato cercano, nos está permitiendo captar nuevos clientes», afirma Henar García, que, a raíz de la crisis sanitaria, suministra a domicilio todo tipo de embutidos y fiambres,
Virginia Velasco, encargada de repatir los pedidos de la carnicería donde trabaja. - Foto: Rosa BlancoHenar, Belinda y Alfredo no esperaron que ‘llegara la montaña’, como tampoco Adrián y Mateo Sanz, de Cervezas artesanas San Frutos, que a la vista del cierre de bares y restaurantes —que son el 90% de sus clientes— decidieron ‘revitalizar’ su página web para recoger pedidos y ponerse al volante de la furgoneta para repartir sus 8 tipos de cervezas por Segovia y el alfoz. Unos 500 pedidos en 40 días certifica el éxito de su iniciativa que, además, según Adrián, supone «una oportunidad para consolidar su marca y fidelizar a sus clientes».
Directorio de empresas. También las instituciones han ofrecido su respaldo a las formas de comercialización impuestas por la crisis sanitaria. La Cámara de Comercio de Segovia puso en marcha, a finales de abril, una iniciativa —a partir de la impulsada por la Dirección General de Comercio y Consumo a nivel regional,— para elaborar un directorio de establecimientos comerciales que durante la crisis sanitaria realizan entregas de sus productos a domicilio. En la actualidad, unos 150 establecimientos de toda la provincia, de todos los sectores, aparecen en este directorio que puede consultase a través de la página web cameral.
Por otra parte, la FES la Cámara de Comercio y la Diputación Provincial lanzaron esta semana la plataforma ‘Compro Segovia’ —un portal web y una aplicación móvil—para incentivar entre la ciudadanía el consumo de productos y servicios de ámbito local.
Mateo y Adrián Sanz, fundadores de Cervezas San Frutos. - Foto: Rosa Blanco«Sin los pedidos estaríamos abiertos y casi sin clientela». Tutti Fruti hace honor a su nombre; a la vista de la variedad y colorido de frutas, hortalizas y legumbres que exhibe esta frutería del Mercado de La Albuera que Belinda García y su esposo regentan desde hace casi seis años. Belinda, que despacha al otro lado del mostrador, con la ayuda de su hijo Alejandro, comenta que su esposo, Alfredo, acaba de partir con la furgoneta a Palazuelos y Tabanera para repartir los pedidos previstos para el día de hoy. Ayer la ruta fue por Valverde, Valseca y Hontanares.
Aunque, casi desde su apertura, Tutti Fruti ofrecía el servicio a domicilio, ha sido esta crisis sanitaria la que ha multiplicado el volumen de pedidos, hasta el punto que hoy es una de las claves de la supervivencia del negocio. «Pensamos en esta fórmula como una manera de mantener la actividad del negocio y ayudar a cumplir el confinamiento. Si no hubiéramos apostado por los pedidos, estaríamos abiertos y no tendríamos casi clientela», comenta Belinda que admite cómo la primera semana «fue un poco caos», hasta que la frutería organizó un calendario de reparto a los pueblos por días de la semana y en función de su proximidad, con el fin de ahorrar tiempo y gasolina. «Si alguien nos dice que lo necesita con urgencia, procuramos llevárselo, aunque no sea día de reparto en su zona», comenta la mujer, que precisa que la entrega a domicilio no supone ningún sobrecoste al cliente. «Merece la pena — añade— porque la gente al no poder salir hace pedidos para una semana o diez días, entonces se vende mucha más fruta». El frutero reparte con guantes y mascarilla. Lleva un datáfono —la mayoría lo prefiere al pago en efectivo—, que desinfecta al momento con un frasquito de alcohol, mientras que la furgoneta también se limpia de forma intensa todos los días.
Los anuncios de Tutti Fruti, en medios locales y redes sociales, ofertando el nuevo servicio han sido muy efectivos, como lo demuestran los 25 y 30 pedidos diarios que recoge la frutería. «Hemos hecho una campaña con el Banco de Alimentos. Cada kilómetro de nuestra furgoneta en el reparto, es un kilo de comida para ellos y vamos a llegar a 500 kilómetros», precisa.
Henar García, propietaria de una charcutería que reparte a domicilio. - Foto: Rosa Blanco«Con los bares cerrados, la carne se lleva ahora a las casas». No le faltan clientes a la carnicería de Emilio Saura. Son la una de la tarde y media docena, todos con mascarilla, esperan su turno para ser despachados en el puesto, que abrió hace 16 años en el mercado de La Albuera. Virginia Velasco es uno de los cinco empleados de esta carnicería que ha visto cómo la crisis sanitaria ha provocado un cambio de costumbres y una ligera reorientación del negocio.
Con el confinamiento «la gente nos llama más para hacernos pedidos, sea para venir y solo recoger o para que se lo llevemos a sus casas», comenta Virginia, la encargada de hacer los repartos, muchos, casa por casa, en el entorno del barrio de La Albuera, especialmente a la gente de mayor edad, o «a cualquier barrio de Segovia o pueblo, básicamente a cualquier sitio». «Ya hacíamos algunos pedidos —comenta— pero entonces la mayoría de los clientes preferían venir para ver el género. Ahora la gente está más acobardada y es normal que prefiera no salir. Antes se hacían muchos pedidos para los bares pero como ahora están cerrados, pues hacemos a las casas».
Sin coste añadido para el cliente, basta llamar por teléfono o mandar un mensaje de whatsapp y hacer el encargo, indicando dirección, teléfono y si van a pagar en efectivo o con tarjeta. Cada día Virginia hace unos cinco repartos al día, parte en domicilios del barrio, pero también a los pueblos; con un denominador común: «se suele pedir [carne] para una semana o quince días».
Virginia comenta cómo también se persigue «cuidar mucho» al cliente, de manera que la carnicería colabora con otras tiendas del mercado, de fruta o charcutería, de manera que no tiene inconveniente en llevar también pedidos de estos comercios. El nuevo servicio de entrega a domicilio también ha logrado captar nuevos clientes; algo «que es fácil, porque nuestra carne es muy buena, toda de aquí, de Segovia, nada más que veas el escaparate que tenemos». El cierre de bares y restaurantes, a quienes suministraba la carnicería de Emilio Saura, ha supuesto un revés inesperado al negocio. «Sí que ha hecho un poco de daño, pero vamos sobreviviendo y llevanco las cosas como podemos», afirma Virginia.
«Es una oportunidad para crear marca y fidelizar a los clientes». Adrián Sanz estaba fuera de España cuando el Gobierno declaró el Estado de Alarma. Ese mismo día decidió regresar a Segovia y, de inmediato, se reunió con su hermano Mateo, con quien abrió, en 2013, la fábrica de cervezas artesanas San Frutos. Ambos eran conscientes de la amenaza de parón que sobrevolaba a la fábrica, emplazada en Hontoria y que hoy emplea a seis trabajadores. El 90% de su actividad se refería a venta de sus 8 tipos de cerveza— más otras seis estacionales— a bares y restaurantes, a través de diversos distribuidores; lo que permitía poder saborear una cerveza San Frutos no solo en establecimientos de Segovia, sino en todo el territorio nacional, en Comunidades como Madrid, Cataluña o Andalucía.
Fue entonces cuando apostaron por la venta directa a través de su web, una línea de negocio que hasta entonces era «muy residual»; con ofertas promocionales —con regalo de cervezas y envíos gratuitos— y hasta con su reparto hasta el mismo domicilio del cliente, en el caso de tratarse de Segovia capital y los núcleos del alfoz, tarea que llevan a cabo Adrián y Mateo. «Esta fórmula —afirma el primero— era la única opción que nos quedaba para generar ingresos y mantener a los trabajadores y, ciertamente, nos ha ido bien». Los pedidos, siempre a través de la web —es la manera de generar un registro que sirva de salvoconducto para el reparto en furgoneta— han subido de forma meteórica; hasta el punto de que en los 40 días de confinamiento, la empresa ha realizado 500 pedidos, a razón de unos 15 al día.
«Lo importante no es que ahora aumenten nuestras ventas. Vimos que era una oportunidad para consolidar nuestra marca y fidelizar clientes. Llevamos la cerveza los propios fabricantes y apuestan por San Frutos no solo por que sea una cerveza excelente, sino porque se sienten parte de este proyecto», dice Adrián, que considera también que muchos comercios y tiendas de barrio han sido ya conscientes de que la venta on line y el reparto a domicilio «supone una línea para continuar en el futuro».
«Te tienes que reinventar para que el negocio siga abierto». Cuando el Gobierno declaró el estado de alarma, Henar García, supo que la afluencia a su charcutería se desplomaría. Con el propósito, añadido, de ayudar a sus clientes a guardar el confinamiento, Henar, que lleva casi 13 años al frente de la tienda en el mercado de La Albuera, apostó por llevar embutidos y fiambres a los domicilios. Con la reducción del horario de apertura del mercado municipal, optó por aprovechar las nuevas horas libres para recoger pedidos y repartir. «Te tienes que reinventar porque sino te vas a pique. Al principio la gente no sabía muy bien donde comprar y se iban a las grandes superficies. Llamé a mis clientes y con el boca a boca y los anuncios, estoy trabajando bastante bien», comenta Henar, mientras prepara una ‘cesta’ con quesos, embutidos y fiambres, que entregará este domingo, ‘Día de la Madre’.
Sin sobrecoste para el cliente, Henar suma todos los días pedidos, que trata de repartir de la forma más rentable, en ahorro de tiempo y costes. «Si tengo un pedido para Valverde, pues llamó a clientes de Hontanares y Valseca por si quieren también que me pase por allí», explica Henar, que precisa cómo en el servicio a domicilio el «envase al vacío es fundamental». «Se pide mucho embutido envasado, paquetes de chorizo, lomo, jamón y queso, que es lo que mejor se conserva y se vende algo menos de fiambre, como jamón york o mortadela… y hay quien, para no salir de casa, ha pedido jamones enteros», señala la charcutera, que añade cómo este servicio a domicilio le está sirviendo también para hacer clientela nueva.
A la vista de la lenta desescalada prevista por las autoridades sanitarias y que, presumiblemente, el vigor del mercado tardará algún tiempo en recuperarse, Henar cree que el servicio a domicilio se implantará en su negocio. «Aquí sigue entrando gente, pero menos que antes, claro. Creo que vamos a tener un poco de miedo a juntarnos y que la gente tomará los pedidos a domicilio como una costumbre», apunta Henar, no sin antes subrayar, con una sonrisa: «¡Venid a comprar al mercado que todo está muy fresco y somos muy majos».