El segoviano que participó en la maratón del siglo

Nacho Sáez
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El segoviano Avelino de Dios participó y corrió en 2h30m la Maratón de Chicago, en la que el keniano Kelvin Kiptum batió el récord del mundo

Avelino de Dios, tras concluir su carrera en Chicago. - Foto: DS

Allí estuvo Avelino de Dios. En la maratón en la que el keniano Kelvin Kiptum batió el récord del mundo de maratón con un tiempo de dos horas y 35 segundos, este segoviano también cruzó la línea de meta. Y no solo como comparsa. En la cuarta maratón de su vida (antes había corrido Berlín, Dublín y Wroclav), realizó los 42 kilómetros y 195 metros dos horas, 30 minutos y 45 segundos. «Me siento un poco parte de la historia. El récord se volverá a batir, pero un trocito se queda para mí», cuenta.

Avelino responde al prototipo de los mejores atletas populares. Siendo un veinteañero se rompió la rodilla jugando al fútbol y, en el proceso de recuperación, le comenzó a picar el gusanillo de las carreras de fondo. «Hice lo peor que se puede hacer. Me compré un reloj y me empecé a picar. Un día quería correr un poco más de distancia, otros días más tiempo, otros días más rápido...». Así hasta los 100 kilómetros de entrenamiento a la semana con los que ha llegado a la Maratón de Chicago, «la primera de mi vida que he preparado de verdad».

Acompañado de sus padres y su hermana se plantó en la tercera ciudad más grande de Estados Unidos. «Ya sé por qué la llaman la ciudad del viento. El viento venía todo el rato en contra.  Yo decía: «Bueno, a ver si ahora cuando giremos tengo viento a favor, pero giraba la avenida y volvía a tener viento de cara», se ríe en conversación telefónica todavía desde el otro lado del charco, donde tenían previsto visitar Nueva York antes de regresar a Segovia. La experiencia le ha encantado: «El dorsal para la Maratón de Chicago me tocó antes de la pandemia y este era el último año que lo podía utilizar. Pero es que no quería correr con las calles vacías y he acertado. El ambiente fue muy bueno».

Esta maratón está repleta de detalles impensables en una prueba en España. «Antes de empezar te cachean como si estuvieras en un aeropuerto y cantan el himno con la mano en el pecho, como en las películas», explica Avelino, que ya en carrera supo rentabilizar toda la preparación que había realizado. Acabó en el puesto 182 (de 47.000 participantes) y el tiempo que logró le abrirá con mayor facilidad las puertas del resto de las 'majors' que quiere completar en el futuro (Nueva York, Boston, Tokio y Londres).

«Sabía que mínimo hasta la media maratón lo llevaba en mí», relata sobre las sensaciones que tuvo durante el recorrido. «Al llegar a la media maratón me vi bien y me dije de aguantar al mismo ritmo hasta el kilómetro 30. Intenté beber agua en todos los puntos aunque fuera a sorbitos, tomarme mi gel... Y en el kilómetro 37, en lo que llaman 'El muro', empezó a pegar un poco el viento y perdí tres segundos por kilómetro. Pero no era nada. Me daba más miedo que, como los kilómetros se medían en millas, no tenía claro el ritmo que llevaba porque el reloj se perdía. Pero confié en los entrenos que llevaba, en mi ritmo y efectivamente cumplí el que era mi objetivo».

Emocionalmente este analista de datos del Banco Santander se comportó como un autómata durante casi todo el recorrido. «Siempre digo que es como cuando vas conduciendo muchas veces. Han pasado 40 kilómetros y no te has dado cuenta. En Chicago iba concentrado en mi ritmo y en lo que iba sintiendo, aunque a partir del kilómetro 37 te acuerdes de alguna situación más especial. Sí que me emocioné al cruzar la meta, pero estaba tan cansado que no pude ni llorar». Un rato antes había entrado el 'recordman', la nueva bestia de la maratón. Avelino podrá decir siempre que corrió la misma prueba que él.