El dibujo carcelario de Florentino Trapero

Aurelio Martín
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Quien fuera uno de los grandes escultores segovianos contemporáneos, nacido en Aguilafuente (Segovia), revela en un documento de su etapa de represaliado político, hasta ahora inédito.

El dibujo carcelario de Florentino Trapero

Escultor, imaginero, restaurador y pintor, Florentino Trapero (Aguilafuente, Segovia, 1893, Madrid, 1977),  uno de los grandes escultores segovianos contemporáneos, aunque tal vez más conocido fuera de su tierra, dejó en alguno de sus dibujos la huella de su paso por la prisión como represaliado por el régimen franquista.

El documento, desconocido hasta ahora, que forma parte de la etapa más oscura de la biografía del artista,  está dedicado al director de la cárcel, en el cuartel de Artillería de Figueirido (Pontevedra), José María Fernández, con quien se supone que tuvo porque le dedicó las palabras con «respeto y vivo afecto».

Este hallazgo se debe al profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid, especializado en Historia del libro, libro antiguo y bibliografía,  doctor en Filología Hispánica,  Fermín de los Reyes, interesado en la figura de Trapero por haber nacido en Aguilafuente y como una parte importante de la cultura de esta villa –que actualmente le dedica un museo en su memoria–, quien recopila información sobre el artista y su obra, principalmente centrado en la que está dispersa y en paradero desconocido. 

El dibujo carcelario de Florentino TraperoEl dibujo carcelario de Florentino TraperoDe los Reyes relata que  «fue en esta búsqueda cuando me topé con un dibujo suyo a plumilla a la venta y no me lo pensé, me hice con él porque no es fácil encontrar obras de este tipo en el mercado, aunque el motivo no era especialmente ‘atractivo’, pues tiene dibujos más llamativos, sin embargo, se trataba de uno, no solo desconocido, sino que documentaba su presencia en prisión». El dibujo, que representa una parte del patio de la cárcel, está datado en octubre de 1941. 

El profesor subraya que se conocen varios dibujos de la reclusión de Florentino Trapero en El Coto (Gijón), pero ninguno, hasta ahora de la prisión donde cumplió la mayor parte de su condena, en el cuartel de Figueirido.  Allí ingresó el 10 de mayo de 1938,  donde recibió buenas noticias, como la conmutación de pena a seis años, en 1940,  o la investigación de sus antecedentes en junio de 1941, dándole la libertad condicional en noviembre de ese año. Juzgado en 1937, durante la Guerra Civil, por las autoridades franquistas con el cargo de auxilio a la rebelión, fue condenado a una pena de veinte años, que en la práctica fueron poco más de cuatro.  

A la hora de elaborar un perfil de Trapero, Fermín de los Reyes lo considera como un artista con gran formación (Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado), conocedor pleno del oficio y versátil tanto en su técnica como en la temática de su obra. Escultor figurativo, clásico, tuvo distintos premios, como el de la Exposición Nacional de Escultura Policromada (1922) o la Mención Honorífica en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1930).  

El dibujo carcelario de Florentino TraperoEl dibujo carcelario de Florentino TraperoPara este profesor de la Complutense, la perfección técnica de quien fuera «un importante escultor del siglo XX que ha dejado obra variada y de gran técnica, y que merece mayor reconocimiento» le procuró encargos de diversa índole tanto en Segovia como fuera, como la restauración de varias esculturas de la catedral de Sigüenza, la factura del apostolado del pórtico de la catedral de Vitoria, efigies de literatos para la fachada de la Universidad Laboral de Gijón o el retablo de la iglesia de Galapagar, por ejemplo. Es muy conocido el paso de la entrada de Jesús en Jerusalén, llamado de la Borriquita, un icono de la Semana Santa de Zamora. En Segovia realizó la estatua de Andrés Laguna, el monumento al Corazón de Jesús en Veganzones, y en Aguilafuente,  además del Adán arrepentido, las figuras del hachero y del segador (en la fuente), entre otros.  

En paralelo a su creación, se dedicó a la enseñanza, recorriendo varios institutos españoles enseñando dibujo, sorprendiéndole la guerra en Avilés, lo que fue clave para su futuro. Allí el alcalde le encargó supervisar los edificios confiscados por el Frente Popular e inventariar las piezas más destacadas, según De los Reyes. Esto, junto con su pertenencia a un sindicato, su captura en su intento de huida de España y varios testimonios negativos, parece que por celos profesionales, le llevó a un juicio sumarísimo por el que fue condenado a veinte años de prisión menor e inhabilitación.

Poco después fue redimido y rebajada su pena a seis años por haber sido apolítico, haber realizado obra religiosa con anterioridad y contar con diversos testimonios favorables.  Tras los cuatro años en prisión no fue rehabilitado para la docencia hasta 1961, un proceso que relata con detalle José Luis Hernández en ‘Estudios Segovianos’. De los Reyes  añade que, muy pronto, realizó encargos de diversa índole, algunos muy importantes, y tras jubilarse se dedicó a la creación y a clases particulares de preparación para el ingreso en Arquitectura.

Un museo en la tierra natal del artista

En el Museo Florentino Trapero, en Aguilafuente, se pueden contemplar un total de 85 obras de este autor, cedidas por su familia para su exposición permanente. Todas ellas se encontraban en su taller y de ahí pasaron al Torreón de Lozoya, en la capital, donde permanecieron expuestas, para terminar en su municipio natal, tras el acondicionamiento de parte de la planta baja de la Casa Consistorial.

Según la responsbale del museo,  Laura Frías,  además de la fuente monumental de la Plaza de la Fuente, con los relieves del hachero/resinero y del agricultor, Florentino Trapero realizó el resto de fuentes de la localidad, donde destacan los caños de bronce en forma de piñas.  Gracias a su familia, es posible disfrutar también de la escultura ‘Adán arrepentido’ en la plaza de la Cruz, junto al ayuntamiento y a la entrada de su museo, de la que la Fundación Las Edades del Hombre realizó una réplica para la exposición de Aguilar de Campoo,  que luego ha pasado al Monasterio de Valbuena. 

Para Frías, contar con este museo supone un gran atractivo turístico y cultural para Aguilafuente, ya que junto con el aula arqueológica-iglesia de San Juan, el yacimiento arqueológico de Santa Lucía, la iglesia de Santa María y el Sinodal componen una gran oferta cultural y patrimonial que abarca los últimos 1.700 años de la historia de la villa.  Por desgracia, añade la responsable de la sala,  la falta de personal, y por tanto no poder tener un horario continuo de apertura ni capacidad para la difusión, llevan a estas infraestructuras culturales a tener unas cifras bajas de visitantes. A lo largo de este año se han contabilizado 490 personas,  una cifra muy diferente a la del año pasado, que superó los 3.000 visitantes, coincidiendo con la exposición ‘El Sinodal de Aguilafuente y la primera imprenta española’. 

Mientras que hace hincapié en que «no hay ninguna iniciativa por parte del Ayuntamiento para la difusión del museo», el profesor Fermín de los Reyes entiende que «hay muchas posibilidades para darle a conocer, dado que se trata de una gran figura, y haré lo posible para que así sea, aunque habrá que esperar a un cambio [de gobierno municipal] para que me dejen colaborar».  Por el momento, De los Reyes asegura que se mantendrá investigando y recopilando datos para hacer una monografía actualizada y, llegado el momento, aportar su trabajo, junto con el de otras personas, «para que Florentino Trapero ocupe el lugar que le corresponde y Aguilafuente vuelva a ser un referente cultural», matiza.