Begoña Herranz es una firme defensora del comercio tradicional. «Es parte de la entidad de la ciudad. En un tramo de escasos 200 metros tenemos casi de todo. Tenemos un restaurante de referencia, una carnicería, dos pescaderías, dos peluquerías, una tienda de comestibles, una librería de toda la vida, una tienda de delicatessen, dos tiendas de ropa, una pequeña papelería, una farmacia, una frutería... Tenemos una pluralidad de servicios y eso hace que la ciudad tenga dinamismo. Por eso es tan importante que sepamos valorar lo que es el comercio de proximidad, sin lugar a dudas», reflexiona esta comerciante, responsable de la Tienda Mi Piel, que celebra este año su 35 aniversario. «Es un proyecto personal que nació a partir de una fábrica de artículos de viaje que tenía mi padre. Yo quise independizarme y abrir este negocio con el fin de poner a disposición de todos los segovianos, pues ese artículo que se fabricaba en Segovia», explica.

Esa oferta la completó con artículos de marroquinería que han conquistado a sus clientes. «Tenemos tres tipos de clientes. Un cliente que ya está fidelizado porque nos conoce y porque le gusta nuestro producto y el trato la confianza que nosotros le damos, un cliente más ocasional que a lo mejor ha visto algo puntualmente que viene y lo compra y luego tengo el turismo. El que mejor funciona es el turismo que pernocta. Es un turismo que ve la ciudad que pasea la ciudad y, aparte de ver el patrimonio que tenemos en Segovia, pasea la ciudad y ve escaparates», destaca Herranz, que se ha subido a la evolución que han experimentado las maletas, su producto estrella: «Ahora se viaja muchísimo y se busca en el equipaje que cada vez sea más resistente y más ligero».