Un trozo de tela, un paquete de agujas y una caja de hilo es todo lo que se necesita para empezar un proyecto, según subraya Milagros Santos, que regenta El Bazar de Las Labores. «Esto empezó hace 35 años. Yo cosía en mi casa y siempre había estado en el comercio, así que cuando decidí independizarme dije: 'Pues voy a cambiar de tipo de comercio'. Y entonces pensé en la mercería. Pero una mercería desde el principio dedicada a las labores. En ese momento se confeccionaba mucha ropa. Era el mayor potencial de las mujeres; el hacer ropa para para los miembros de la familia. Así empezamos», cuenta esta comerciante del barrio de La Albuera, que a día de hoy también se dedica a los trajes regionales, canastillas, mantas y albornoces de bebés...

Todo bajo el calor de su clientela. «Son pequeños grandes grandes clientes. El vínculo que se genera entre los clientes y la tienda es potente. En mi caso nos ayuda a mantenernos abiertos, que es difícil en estos tiempos, pero gracias al vínculo que se genera, pues podemos decir a día de hoy que tenemos trabajo. Y luego está la vida que da al barrio. Nosotros dedicamos un día al año a las labores. Un día que los clientes comparten sus propias labores con otros clientes. Eso hace que vecinos de San Lorenzo o del Puente Hierro se acerquen a nuestra tienda», cuenta Santos, que además da clases de confección en el establecimiento y ha hecho sus pinitos como 'youtuber'. «El Bazar de Las Labores es para entrar a curiosear. Si hay que comprar, muy bien, para eso estoy yo aquí, pero también puede surgir un regalo o despertar en el cliente la iniciativa por hacer algo», concluye.