Sobre el comercio tradicional pesa en muchos casos el estigma de que está anquilosado. La Flor de San Lorenzo permite en cambio el pago a través de Bizum, tiene tienda online y ha hecho de la innovación una de sus señas de identidad. «Cada vez hay más tipos de flores. Gracias al transporte ahora viene mucha flor de Holanda, de Colombia... Calas, rosa pequeña, rosa ramificada, tulipanes, flores de temporada...», explica el responsable de la floristería, David de la Cruz, psicólogo de formación. «La situación familiar lo exigía así que yo seguí la tradición de mis padres. Mi abuela tenía una huerta y en un momento dado mis padres empezaron a vender flores en el mercado», cuenta. Aunque él tiene tienda en la avenida de Vía Roma, sigue yendo a los mercados.

Incluso al de El Espinar cada miércoles. «En un mercado global y en una situación global con tanta competencia, no creo que haya tanta diferencia de precios entre el pequeño comercio y el gran comercio. Tú vas a una gasolinera y los ramos de flores no son más baratos que los que pueda vender yo», reflexiona sobre la situación del sector, en el que han cambiado los gustos de los clientes: «Casi ya no se hacen coronas y también se está perdiendo que la gente lleve flores a los cementerios. A cambio hemos ganado otro tipo de clientes». Un cliente que es exigente. «Buscan familiaridad, un buen ramo, a un buen precio y bien confeccionado, así que lo que nosotros tratamos de dar es flores de una buena calidad. También innovamos a la hora de introducir nuevas telas para envolver las flores y que no sean siempre las mismas», remarca De la Cruz.