La vida conventual de Las Juaninas

M.Galindo
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Cáritas Diocesana recupera enseres y objetos de la comunidad religiosa que vivió más de un siglo en el convento de San Juan de Dios

Un aspecto parcial de la muestra de objetos. - Foto: Rosa Blanco

En 1888, tras los avatares de la Desamortización de Mendizábal que dejaba en manos del Estado un gran número de edificios religiosos, el antiguo Hospital de San Juan de Dios albergaba a la pequeña comunidad religiosa de Terciarias Franciscanas, que culminaban su tercer y definitivo traslado desde que llegaran a la provincia procedentes de El Espinar y tras sucesivas instalaciones en San Antonio el Real y el antiguo hospital de Convalecientes.

Casi siglo y medio después, las 'Juaninas' -comúnmente conocidas por este apelativo al estar ubicadas en el convento de San Juan de Dios- dejaron atrás su pasado segoviano lastradas por la crisis vocacional y los ingentes gastos de mantenimiento de un enorme edificio ubicado en la calle Desamparados, que pasó a manos de la diócesis. No pasó mucho tiempo hasta que se decidiera el nuevo destino de este edificio, hoy sede de Caritas Diocesana de Segovia, en la que desde hace poco más de un año reúne todos los programas de ayuda y acompañamiento que presta en la provincia.

La comunidad religiosa dejó atrás casi 125 años de presencia en la capital, donde el recoleto convento ubicado en el corazón del centro histórico de la ciudad permanece en la memoria de varias generaciones de segovianos que conocieron de primera mano la realidad de este centro vocacional y de oración. También dejaron atrás recuerdos de su pasado que permanecían guardados en sótanos y habitaciones, y que forman parte también de la historia de Segovia.

De esta manera, trabajadores y voluntarios de Cáritas han realizado a lo largo de este tiempo una labor de recuperación y limpieza de muchos de los enseres y objetos que formaban parte de la vida conventual de la comunidad, y que han visto la luz con ocasión de los actos de la Semana de la Caridad celebrada la pasada semana por la solemnidad del Corpus Christi.

De los baúles que se conservaban en el convento pertenecientes a las religiosas ha salido una colección de distintos objetos que han conformado una pequeña exposición que en estos días ha podido ser visitada en el marco de la visita guiada al convento organizada para voluntarios, socios y donantes, que ha permitido acercarse al día a día de las monjas a través de sus pertenencias.

De este modo, la exposición ha mostrado algunos de los elementos más singulares que componían las celdas, como un catre con listones de madera como somier con el que se prueba la ascética vida de las religiosas, alejadas de lujos y comodidades. De igual modo,  se conserva una pequeña alacena en la que en su interior se guarda el menaje de cocina que empleaban en las comidas, así como unos curiosos cuencos de madera que las religiosas usaban para beber, donde en su base figuraban las iniciales o el nombre completo de las monjas, con el fin de personalizar sus utensilios.

Para el aseo personal, lavabos con palangana y jofaina de agua y otros para recoger las necesidades fisiológicas forman parte de esta exposición, así como delicadas jaboneras de porcelana y otros utensilios de baño, quizá obsequio de familiares durante su etapa conventual.

Para cumplir con la regla de 'ora et labora' de San Benito, las religiosas dedicaban su tiempo a la costura y el bordado, realizando finísimas labores de encaje cuyos vestigios se conservan también en el convento. Así, la pequeña exposición muestra los bastidores para el bordado y un curioso sistema de realización de dibujos sobre tela para su posterior pintado a través de rodillos de caucho con distintos dibujos que se marcaban sobre la tela o servían como pauta para posteriores trabajos.  El recuerdo a lo que fue la pujante industria lanera y pañera aún estaba presente en la época, y las monjas conservaban una rueca que permitía el hilado de la lana conforme al uso tradicional. Algunas curiosidades como latas de leche en polvo procedentes de las donaciones del 'Plan Marshall'  a España en la década de los 50 del pasado siglo forman parte también de los utensilios que se conservan, así como algunos de los hábitos de las monjas, presumiblemente empleados para el trabajo diario.

Otra de las características de la exposición la conforman una selección de cartas enviadas y recibidas por la comunidad a sus donantes y colaboradores, en las que agradecen con su oración los favores recibidos, así como recortes de prensa de diarios regionales en las que se recogen noticias relacionadas con festividades religiosas.

La exposición deja abierta la posibilidad de que Cáritas pueda  ofrecer a la sociedad esta pequeña muestra en el marco de visitas guiadas a la sede, dado el éxito de participación que ha tenido la experiencia. Para ello , el edificio ofrece posibilidades que la organización comenzará a estudiar para poner en valor no solo esta exposición, sino todo el importante valor patrimonial que se esconde detrás de sus muros.

Detalles como el patio-claustro, la escalera, la capilla de la Cofradía de la Soledad o la iglesia - hoy sede de la Junta de Cofradías- hablan por si solos del pasado del edificio, en donde se puede ver la huella de arquitectos de la talla de Pedro de Brizuela  o Gutiérrez de la Concha.