Medicina como medio para la superación

M.Galindo
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Un matrimonio de médicos cubanos busca en Segovia poder ejercer su profesión en el sistema de salud español tras dejar su país para poder crecer personal y profesionalmente

Los jóvenes completan su formación en competencias digitales con un curso en Cáritas Segovia - Foto: Rosa Blanco


En los ojos de Claudia y José Antonio se percibe una mirada que mezcla casi a partes iguales la ilusión y la incertidumbre que todo nuevo comienzo lleva consigo. Hace unos pocos meses decidieron dejar Cuba, su país natal para emprender un nuevo proyecto vital en España, donde confían en poder desarrollar su vocación como médicos de Atención Primaria, tras concluir su formación académica.


No ha sido fácil.  A las dificultades administrativas y burocráticas que supone cualquier cambio de residencia, se añade el componente emocional de dejar atrás familia y amigos para afrontar un  futuro lleno de oportunidades que no quieren desaprovechar.

Asi, la ascendencia española de José Antonio - con familiares en Canarias y Galicia- le hizo acreedor de la doble nacionalidad hispano-cubana, lo que facilitó en gran medida su entrada en España, tras contraer matrimonio civil hace poco más de un año en el país caribeño.

De entrada, el choque sociocultural entre ambos países lo percibieron nada más bajar del avión y recorrer los enormes pasillos de la terminal T4 del aeropuerto Adolfo Suárez de Barajas. «Nos sentimos como indios, porque al comparar estas instalaciones con las de Cuba nos dimos cuenta  de que habíamos llegado a un lugar completamente distinto del que procedíamos».

Tras pisar suelo español, Segovia fue su primer y único destino, atraídos por la posibilidad de poder homologar su titulación como médicos en una comunidad como Castilla y León, donde la escasez de  titulados en medicina pone más en valor su especialización en Atención Primaria. Pero aún falta el paso definitivo, que es obtener la ansiada validación, que no se producirá hasta el mes de octubre, si todo va tal y como prevén ambos.

Una vez asentados, Claudia y José Antonio  deberán preparar su acceso al MIR para convalidar de forma definitiva su titulación en la especialidad, aunque el bagaje con el que cuentan les permitiría poder practicar el ejercicio de la medicina tras recibir la homologación.

Para ello, deberán colegiarse en Segovia,  y ya han establecido contactos con el Colegio de Médicos para poder integrar bolsas de empleo ya con el título en la mano. «Nos han dicho que nada más que tengamos ya la homologación, que nos acerquemos a ellos, porque tienen posibilidades de ofrecernos trabajo en lugares donde hacen falta médicos», aseguran.

En paralelo a este objetivo, está el de la subsistencia diaria, ya que ambos emprendieron esta aventura tirando de ahorros y recursos propios que son limitados. Para ello, dedican gran parte del día a entregar currículos para tratar de 'pescar' algún empleo con el que afrontar su parte del  alquiler de la vivienda en un piso compartido, y las perspectivas son favorables.

«Queremos trabajar de cualquier cosa, no nos duelen prendas para asumir cualquier empleo», señala el joven matrimonio.
El uso de la tecnología permite llenar el hueco emocional que la distancia de amigos y familiares deja en sus  vidas.

Así, el whatsapp y las videollamadas les pemiten tener un contacto diario con ellos. «Para nuestras familias está siendo difícil, porque tanto José Antonio como yo somos los benjamines de cada casa y nos siguen viendo un poco como los niños que cruzan el charco», explica Claudia.

En Segovia tampoco les ha faltado ayuda. El consejo de uno de los profesores de la facultad en la que completaron sus estudios de acudir a Cáritas en España para recibir apoyo y asesoramiento no cayó en saco roto, y ambos acudieron  con la intención de contar con una mano amiga que les ayudara a abrir puertas y mejorar su formación.

«Cuando acudimos a Cáritas no lo hicimos para pedir ayudas económicas, sino asesoramiento e información para poder llevar a cabo nuestro objetivo, y desde que entramos en la organización, todo han sido facilidades».

Así, los equipos de Acogida y Atención Primaria y Orientación Jurídica de la Diocesana de Segovia se han convertido en las 'hadas madrinas' - según sus propias palabras- que les han ido allanando el camino burocrático hacia su meta final, complementado con la formación recibida en los cursos de competencias digitales que en este momento están completando para poner al día sus conocimientos sobre los usos de internet.

«Sólo tenemos palabras de agradecimiento para todos los trabajadores de Cáritas, que nos han facilitado todo lo necesario para poder llevar adelante nuestro proyecto, y nos gustaría algún día poder devolver parte de lo que hemos recibido participando como voluntarios en alguno de sus programas una vez que completemos nuestra homologación», aseguran.

La adaptación a la vida en Segovia está siendo fácil para ambos. Las condiciones de esta pequeña ciudad favorecen su integración, aunque sigue llamando su atención muchos detalles que en su país resultarían extraordinarios.

Así, observan con cierta perplejidad el desapego familiar que existe en España frente al arraigo de las familias cubanas, donde padres, hijos y abuelos llegan incluso a compartir el mismo domicilio familiar. Del mismo modo, miran con asombro las farmacias llenas de medicamentos o las grandes superficies comerciales repletas de alimentos, cuando la realidad en Cuba es bien distinta.

Claudia y José Antonio pasan de puntillas por la situación sociopolítica de su país, pero aseguran que en su país se vive una situación de «supervivencia». «Aquí tu vas al Mercadona y encuentras sin problema todos los productos, pero en los supermercados cubanos si un día hay carne, al otro no hay leche», señalan.

De igual modo, destacan el prestigio de la medicina cubana fuera de las fronteras de su país, pero precisan que los profesionales de la medicina no están reconocidos económicamente con arreglo a su categoría.

«En Cuba se da una situación de pirámide invertida en la economía, donde los trabajos no relacionados con el Gobierno están mejor pagados que el resto, asegura; aunque reconoce que el reconocimiento social es muy elevado.  

«El médico es como el cacique del pueblo, la persona a la que no sólo se consulta por salud, sino por cualquier otra cosa - señala- y los consultorios sirven para tramitar ayudas sociales o como sede de consultas y elecciones".