La única biblioteca mundial de nudos y cuerdas, en Titirimundi

Patricia Martín/ Ical
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José Antonio Portillo es el responsable del espacio circular de madera instalado en el Patio de Columnas del Palacio Provincial.

La biblioteca de nudos y cuerdas de José Antonio Portillo. - Foto: Nacho Valverde/ Ical

"Estamos en una escuela analógica que, con el tiempo, ha demostrado que tiene mucha fuerza". Así introduce José Antonio Portillo, a periodistas y gráficos, al entrar en el espacio circular de madera que atesora la única biblioteca del mundo de nudos y cuerdas. Hasta el domingo, este antiguo maestro de escuela de Benicasim (Castellón) ha instalado su proyecto personal, con el máximo respeto a los titiriteros, en el Patio de Columnas de la Diputación de Segovia, en el marco de Titirimundi y con todas las entradas agotadas para los diferentes pases programados.

"Un tipo de escuela que incita al niño a saber, querer preguntar, querer conocer y esta escuela es atemporal", manifestó, con la experiencia y la mirada que le da llevar dos décadas con este proyecto así como su trayectoria como maestro de escuela. "El círculo invita siempre al encuentro, a conocerse, a mirarse todos, a escuchar. Una forma que permite la escucha, una de las bases del proyecto", explicó, además llevar al origen de la idea, un jardín circular abandonado y una biblioteca al lado, también abandonada, de la ciudad portuguesa de Visseu.

Este lugar está repleto de objetos depositados por niños, por sus alumnos en su etapa como maestro y de participantes en varios talleres en países europeos. "Trabajamos con los objetos y ese es el punto de unión con el mundo del títere", explicó. Además, de cuatro objetos de una colección muy basta que usó para lograr dos fines: crear el silencio en clase y narrar el conocimiento. A lo que suman también objetos dejados por adultos.

Dentro de este caos, hay tres ejes. Es la primera biblioteca del mundo de cuerdas y nudos, cilindros con telas, llenos de mensajes de cuerdas y nudos, y algunos ya han sido descifrados. En segundo lugar, es la única biblioteca del mundo de manuscritos hechos por niños, con una provocación de la escritura. Si alguien quiere ser escritor, pero las cosas no salen como uno quiere, Portillo les decía que le buscaran y "te cederé un lugar para que guardes tu manuscrito".

Por último, es la única biblioteca del mundo de bolas de papel encontradas en la papelera. "La historia de la humanidad está repleta de obras de arte tiradas a la papelera", subrayó, dentro de las bolas de papel, tiradas en un colegio, hay muchas cosas interesantes.

A sus 64 años, no tienen miedo de enfrentarse, en este singular espacio circular, a una grupo de niños. "Entran aquí y yo me la juego con una bola de papel, no hay efectos musicales, sonidos. Es lo más parecido a un día de escuela, donde existen palabras, objetos y silencio", desgranó, así como confesar que la respuesta merece la pena y va más allá de un cuentacuentos y se vive un día de clase. Un espectáculo que crece con la fuerza de las preguntas de los asistentes. Los objetos le ayudan a crear interés, luego llega el silencio y el conocimiento.

Además, José Antonio Portillo reclamó el máximo apoyo económico al Titirimundi para que los proyectos "singulares" no dejen de venir a Segovia. "Lo más importante es la singularidad. Tenéis que cuidar mucho este festival, porque lo que busca la gente es lo singular. Estamos ante un turismo muy voraz pero al final creo que la gente busca la singularidad", manifestó. Además de mostrar su disposición a cambiar uno de los festivales musicales de Benicasim por el festival de títeres de Segovia.

Todas las entradas para este espectáculo, dentro de la XXXVII edición de Titirimundi, están agotadas. El festival de títeres de Segovia cumple con otro de sus requisitos estar en una misma ubicación durante al menos cuatro días. En Segovia, Portillo también ha sembrado, buscando bibliotecarios y maestros a los que contar su historia y "dejar una raíz".