«Eramos amigos de toda la vida. Yo veía que trataba mal a sus novias pero conmigo era diferente... cuando pasamos de amigos y novios empezó a cambiara a peor. Me quedé embarazada y bueno... luego empezó lo gordo». Así comienza uno de los impactantes testimonios que han servido de base para el trabajo realizado por Amalia Gozálvez Escobar que ofrece un detallado y documentado panorama sobre la violencia de género en la zona rural de Segovia, así como su impacto en las víctimas y en sus hijas e hijos.
Desde su experiencia como abogada especializada en violencia de género, Gozálvez pone especial hincapié en el caracter estructural de un problema que hunde sus raíces en razones relacionadas con la cultura machista que desde siglos impera en el medio rural y que hace que las mujeres se muestren reacias a denunciar situaciones de abuso o prepotencia que pueden derivar en violencia.
Así, el libro surge como una guía que puede servir a los profesionales de los servicios sociales a trazar las líneas fundamentales de un estudio en el que se enumeran propuestas y soluciones que pueden contribuir a mejorar una situación que en muchos casos se antoja insostenible y asfixiante para las mujeres que sufren este problema.
El libro surge de la beca instituída por la Diputación Provincial. ¿Como es la génesis de este proyecto?
Cuando la beca se publicitó, nunca había pensado en participar, desde hace mucho tiempo tengo un compromiso con las víctimas de la violencia de genero pero nunca pensé en hacer un estudio, y cuando salió, me presenté pensando que iba a haber gente con mejores currículos, pero presenté el mío y debí convencerles para conseguir la beca. La dirección del proyecto es de la UNED, y tuve la oportunidad de trabajar mano a mano con una persona que ya conocía como es Teresa Sansegundo , que es una mujer que es de las que mas sabe sobre violencia de genero en España. Ella fue directora del máster que hice sobre violencia de genero y tuve la oportunidad de reencontrarme con gente a la que tenía en mucho aprecio.
Ya estaba interesada en esa temática antes de la promulgación de la actual ley, primero por que por mi profesión me toco vivir tiempos muy convulsos aunque han cambiado mucho las cosas desde el año 2002-2003 afortunadamente. En aquellos tiempos me toco vivir la poca confianza que tenían los jueces en estas cuestiones, mucha gente que tildaba esta ley de inconstitucional, gente que se echaba las manos a la cabeza porque aseguraba que esto era una aplicación del derecho que no era justa… Afortunadamente el Tribunal Constitucional ya resolvió sobre el tema y la ley no vulnera los derechos constitucionales de nadie, pero hubo momentos muy complicados.
En su experiencia profesional has vivido muchos casos. Desde el análisis que se realiza en el libro, ¿que diferencia los casos de violencia del medio rural de los que se producen en el ámbito urbano?
Lo que he podido comprobar a través de este estudio, partiendo de la hipótesis de que no podía desvincularme de mi trabajo rural, he llegado a la conclusión de que no existe una victima especial por ser una mujer que vive en el medio rural, pero si que hay especiales dificultades para el procedimiento de sanación . Una de las peculiaridades mas duras es que muchas de las mujeres que sufren violencia de genero en el medio rural se marchan de los pueblos porque tienen mucha vergüenza y sensación de culpabilidad, y hay una sensación de soledad y de poco acompañamiento por el entorno , y además a ello se añade que no hay forma de alejarte del agresor; es imposible que no te encuentres con tu agresor en un pueblo de 300 habitantes, como hay tantos. También hay un gran inconveniente en la lejanía a los recursos, como en el caso de los puntos de encuentro, hasta a 90 kilómetros a donde se tiene que desplazar dos o tres veces a la semana para la entrega o la visita a los niños. Han mejorado mucho las conexiones a internet, los pueblos están mejor comunicados y en ello ha tenido que ver mucho la pandemia, pero siguen dando problemas. Si una mujer lleva instalado un aparato para protección y está en una zona de baja cobertura no es operativo.
El estudio pone el acento en la delicada situación que viven las mujeres que entran en la vejez con este problema. ¿Cómo es la casuística en este sector de población?
Las mujeres que superan los 60 años tienen una situación más complicada porque tienen mucho más normalizada la violencia en sus vidas y en muchos casos ni siquiera la reconocen como tal, tienen que ser hechos muy graves para que reconozcan ser víctimas, lo tienen como algo que les ha tocado en esta vida y a lo que se tienen que resignar
Otro problema es que aunque les podemos ayudar, ¿que futuro van a tener?. Las ayudas son muy pequeñas, pese a lo que se diga y muy cortas en el tiempo; y solo pueden aspirar a tener una plaza en una residencia de ancianos, algo que no es de recibo porque puede estar en perfectas condiciones porque aún es joven. Hay que resolver ese problema, porque se ven abocadas a trabajar en economía sumergida. No se nos puede llenar la boca de grandes principios y frases vacías si no les ofrecemos salidas dignas
¿Cual es el perfil de la mujer víctima de la violencia de género en el medio rural?
No hay un perfil especifico, es igual que en el medio urbano. Puede ser una muer con estudios, sin estudios, con una edad indeterminada... yo no lo he encontrado, pero existe un matiz cultural que asume la violencia como algo natural, y por mucho trabajo que hagan las administraciones y muchas ayudas que den, lo que habría que hacer es revertir esa situación en los pueblos. La gente es muy solidaria, como se ha demostrado con el tema de la guerra de Ucrania, y cualquier tema que se plantee los pueblos van a estar a la cabeza, por lo que creo que se necesitan campañas para visibilizar la violencia de genero, porque es un problema estructural, y en nuestras manos está en que deje de serlo y si está en mayor grado en los pueblos hay que aplicar políticas tendentes a resolverlo, en primer lugar en los ayuntamientos. También me parece interesante que las mujeres cuenten sus experiencias, aunque es muy complicado que lo hagan en su propio pueblo, pero hay otras mujeres que están deseando contar sus experiencias y es algo que puede abrir mucho los ojos. La justificación al maltratador en los pueblos es muy común. Hay casos sangrantes y en ocasiones ha habido mujeres que son del pueblo y él es de fuera y se ha tenido que marchar ella por falta de apoyo, porque el maltratador se ha quedado. Revertir eso es a través de campañas que siempre queden al margen del debate político.
Hablaba antes de los recursos necesarios y de no politizar el asunto, pero los recursos vienen de la política...
No quiero decir que no se hagan políticas, sino no hacer malas políticas.Una cosa es que se emplee la violencia de genero como arma arrojadiza entre partidos, sobre si existe o no existe la violencia.. eso es algo que debería estar superado porque el problema existe y así lo constatan centenares de estudios y la propia experiencia de las mujeres.
También hay que reconocer el trabajo de los servicios sociales, que es espectacular. Hablo de psicólogos, trabajadoreas sociales, y asi lo valoran y reconocen las mujeres que han pasado por estos servicios. Los profesionales se desplazan donde esta la victima, y hay que aprovechar algo que funciona bien, porque las mujeres deben saber que van a tener ayuda de los servicios sociales. También es necesario mejorar el trato en los juzgados, donde se revictimiza a la mujer haciéndola contar una y otra vez lo que le ha pasado, terminan muy cansadas. Hay que explicarles muy bien que existe el principio de presunción de inocencia y que los jueces tienen que asegurar que este principio se cumple y hasta que no haya una sentencia condenatoria no se pueden aplicar medidas. Esto es algo que les cuesta mucho entender a las mujeres porque sienten que se les pone en duda su relato. Es inconcebible que un procedimiento judicial se dilate años en un juzgado, ellas piden celeridad, y algo muy llamativo es que frente a lo que puede pensar mucha gente es que las mujeres no piden un resarcimiento por los daños solo pretenden que termine esta situación de violencia y que les dejen en paz.
El estudio incluye testimonios sobrecogedores de víctimas en la provincia ¿Cómo se ha abordado este apartado para no caer en el morbo o el sensacionalismo?
En el anexo quería que aparecieran íntegros los testimonios, pero por un problema de volumen se pidió que se extractaran algunos de ellos. Bien es cierto que su lectura causa un dolor muy grande, y por desgracia estos relatos los he oido muchas veces y algunos más duros, pero creo que es esencial su testimonio.
Nunca nos podemos inmunizar ante estos testimonios, sino que nos profesionalizamos más todavía. Quien atiende a una víctima desde cualquier punto de vista tiene que tener un comportamiento adecuado. Ua víctima nunca va a ser tu amiga ni es bueno que lo sea, pero si hay que estar cerca de ella, no juzgarla ni criticar su comportamiento o darle consejos que no sean jurídicos. Ellas tienen derecho a equivocarse en su toam de decisiones, y aunque tu lo estés viendo venir no tienes derecho a interferir en sus vidas. Ellas valoran más el trato que tienes con ellas que los resultados. A veces, cuando no consigues una orden de alejamiento es mas importante explicarles bien porque no ha sido posible que el hecho de no haberla conseguido porque ella va a estar igual de agradecida con el trabajo realizado. Hay que tener empatía, se aprende a ser empático, y los compañeros abogados hacen un trabajo muy bueno y a veces muy ingrato en el turno de oficio con muy pocas excepciones, porque hay que creer en lo que se está haciendo.
¿Que se puede decir a los negacionistas de la violencia de género?
A alguien que niega lo que es obvio no sé que mensaje se le puede dar. Lo único que le puedo decir es que ellos saben que existe pero por el motivo que sea, por que pueda obtener un rédito político o diferenciarse de otros partidos lo niegan. Deberían de pararse a reflexionar y hacérselo mirar...