Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


España, ni dictadura ni socialdemocracia 'encorbatada'

13/11/2023

En España, los políticos van a los mítines sin corbata y con vaqueros, así uniformados al margen de sus creencias y postulados políticos. Pero algunos socialdemócratas 'a la sueca' no olvidan la corbata ni cuando andan de 'cumbre' de socialistas europeos en Málaga, por mucho que su anfitrión, Pedro Sánchez, los reciba muy 'casual'. Será quizá por eso, me digo, que algunos correligionarios alemanes, portugueses y nórdicos no acaban de comprender muy bien cuál es la deriva que adopta esa nueva cuasi religión, el 'sanchismo', dicho sea el término sin el menor ánimo de provocación peyorativa. Es que, simplemente, la izquierda en España ha adquirido vuelos inéditos, quizá algo desconcertantes, mientras que la derecha permanece atada a los viejos, hasta ahora sólidos, principios. Quizá por eso no nos entendemos ni siquiera acerca del significado de la palabra de moda, 'lawfare', a la que Puigdemont atribuye un alcance y los muy enfadados jueces y fiscales hispanos, otro.

Hemos oído estos días de crispación máxima palabras muy fuertes, no solo en las manifestaciones que, este domingo, llenaron muchas calles españolas. Que si se acaba la democracia. Que si hemos abierto la puerta de atrás a una dictadura. Que si el Estado se desmorona. Que si hay uniformados dispuestos a dar "su sangre" por la patria. Que si Sánchez es como Fernando VII, un traidor y un felón (palabra de honor; lo he oído y leído). Y no, puede que España esté lejos de ser una (social)democracia perfecta --ninguna lo es--, 'a la nórdica', pero, desde luego, pese a la confusión de los poderes de Montesquieu, pese a la inseguridad jurídica, pese a las trampas y mentiras que nos sacuden, tampoco es, ni mucho menos, una dictadura. Ni va camino de serlo, espero.

También hemos visto encuestas que, para lo que valgan, aseguran que solo tres de cada diez ciudadanos apoyan los términos en los que se basa la investidura que Sánchez logrará esta semana. Y, a su lado, en otros medios, hemos constatado algo que también parece muy cierto, si no entramos en detalles ni nos detenemos a leer la letra pequeña: que Sánchez cuenta con 179 escaños y Feijóo, con Abascal y Vox, solamente con 171. Que la 'coalición Frankenstein' está respaldada por doce millones y medio largo de votos y la derecha por algo más de once millones doscientos mil. Un millón trescientos mil de diferencia a favor de quien perdió las elecciones del 23-j, pero ganó las post elecciones. Son datos que hacen que los más cafeteros concluyan que 'una mayoría ideológicamente transversal y reflejo de una España muy plural respaldará este jueves a Sánchez'. Y, sin embargo...

Sin embargo, ya ve usted cómo hemos llegado hasta aquí, y la excesiva mezcolanza que sustenta al bando ganador. Claro es que tampoco los perdedores es que sean una piña entre ellos precisamente, lo cual evidencia que algo está fallando en el sistema español para fabricar gobiernos (sí, también en Argentina, pero y a mí qué). Yo no quiero leer ni escuchar en según qué medios que España está "desvertebrada", "hundida", "aburrida", "cabreada", ni comparto, en el otro lado, que lo actuado estos días haya servido para hacer que los independentistas olviden sus planteamiento de máximos (o sea, la independencia) ni las vías para llegar a ello y que la Cataluña más irredenta ya es cosa del pasado.

No, no estamos en la conciliación, y me temo que vamos a comprobarlo de nuevo esta semana en los discurso que, en la sesión de investidura, enfrentarán a las dos Españas. Será una oportunidad perdida más para haber llegado al abrazo de los acuerdos básicos, pero no hagamos más utopías ni confiemos demasiado en quienes aseveran que todo va a salir bien. Ni tampoco en los jinetes del Apocalipsis que vaticinan el desastre total. Lo que sí es España es, me atrevería a decir, un país desconcertante. Que se lo pregunten a algunos socialdemócratas encorbatados que aplaudían en la 'cumbre' socialista europea de Málaga este fin de semana sin entender demasiado de qué va la vaina. Cómo lo van a entender si aquí hasta del 'lawfare' hacemos varias versiones.