Electrodomésticos: ¿Nuevo o reparado?

M.Galindo
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Los consumidores segovianos optan mayoritariamente por cambiar los aparatos averiados por otros nuevos antes que asumir el precio de una reparación cuyos costes han subido por la carestía de los repuestos.

Raúl, empresario del sector, en su nave de trabajo junto a algunas máquinas para reparar. - Foto: Rosa Blanco

Desde hace casi treinta años, Raúl se dedica profesionalmente a la reparación de electrodomésticos, y su profesionalidad ha sacado de más de un problema a centenares de hogares segovianos que han recurrido a sus servicios para hacer funcionar lavadoras, lavavajillas o frigoríficos que han dejado de funcionar por avería. En estas tres décadas, ha podido comprobar la evolución negativa de un negocio en el que "no sé si nos llegaremos a jubilar", asegura en un arranque de sinceridad. La tecnología y el consumo parecen darse la mano a la hora de que las grandes marcas propoongan productos cada vez más sofisticados y con más prestaciones, pero que parecen salir de las fábricas con fecha de caducidad.

Aunque la obsolescencia programada es una práctica industrial cada vez más cuestionada por sus inconvenientes medioambientales, la experiencia de los profesionales del sector señalan que la vida media de un aparato de uso común en el hogar como los antes citados no suele superar los diez años, y las averías comienzan a ser constantes incluso antes de ese tiempo.

Así, los segovianos se adhieren también a la tendencia del cambio del aparato antes que su reparación, ya que la carestía de los repuestos y los costes sociales y económicos que deben afrontar las empresas repercuten al alza en el presupuesto que se ofrece a los consumidores y hace que se inclinen a buscar un nuevo aparato.

El responsable de Asistencia Técnica Raúl señala que en los últimos cinco años la caída de los servicios de reparación que su empresa ha prestado se cifra en un 60 por ciento, lo que ha hecho que muchas empresas hayan echado el cierre y otras hayan optado por diversificar su oferta con servicios denta y otros complementarios.

«Cuando llegué a Segovia en 2000 había 11 empresas dedicadas a esto, y hoy apenas quedan cuatro o cinco», señala Raúl, que señala que hace treinta años «parece que las lavadoras habían nacido en casa porque siempre se reparaban y tenían un mantenimiento acorde con su valor, pero el precio de los repuestos, la mano de obra y los costes sociales hacen que no podamos ser competitivos en las reparaciones, porque una avería de 90 euros de hace cinco años hoy es de 120».

Lo que si son competitivos son los precios de los electrodomésticos, que son cada vez más accesibles pero que como contrapartida ofrecen más inconvenientes a la hora de las reparaciones. En este sentido, Francisco Suárez, gerente de SAT Fran Ávila,  asegura que hay marcas ·que lo que no te cobran en aparato nuevo te lo hacen en el precio de los repuestos, mientras que  otras marcas tienen los repuestos más baratos a pesar de tener precios más caros·.

Este panorama pone de manifiesto el debate sobre la obsolescencia programada, donde Raúl y Francisco discrepan sobre su aplicación. Este último asegura que esta práctica «no es real con arreglo a la actual legislación sobre garantías, donde los fabricantes están obligado a tener repuestos de sus modelos hasta diez años después de su puesta en el mercado, por lo que es muy raro que un aparato con cinco o seis años de vida no se pueda reparar».  

Por su parte, Raúl señala que esta práctica «es algo que no van a reconocer, pero lo cierto es que antes había máquinas con 15 años de vida activa y ahora a diez no llega ninguna, porque se construyen con menos piezas y más caras e incluyen mucha electrónica, lo que encarece su reparación».Además, las marcas exigen para las reparaciones el empleo de piezas originales con el fin de poder acreditar la garantía si surgiera un problema posterior a la intervención en el aparato.

Para las empresas de reparación de electrodomésticos, las compañías de seguros se han convertido en una tabla de salvación a la que agarrarse, ya que su política comercial de atención al cliente busca siempre el arreglo del aparato antes que indemnizar al propietario para la compra de uno nuevo, dependiendo siempre de la póliza contratada por el titular. Sobre este aspecto, Francisco Juárez señala que las aseguradoras «confían en las empresas, y hacemos a veces la labor de peritaje, porque los técnicos sabemos de dónde viene la avería y la sabemos reparar estableciendo el coste real del servicio».

Por otra parte, la evolución tecnológica de las marcas obliga a las empresas a realizar un constante reciclaje profesional para adaptar sus conocimientos a las demandas de los ciudadanos. A ello hay que añadir la diversificación de la oferta para tratar de buscar recursos con los que poder hacer frente a los gastos diarios del negocio. Asi, las empresas se transforman en multiservicios que añaden otros componentes electrónicos a sus servicios de reparación y mantenimiento con el fin de ofrecer una atención integral.