¿Alguna vez se ha preguntado de donde procede el material con el que está hecho la chaqueta o el jersey que lleva puesto? Angélica tiene el orgullo de responder: "de lana de mis ovejas". Ojalá pronto sean muchos más los que puedan dar una respuesta similar. Después de tres años de mucho trabajo, por fin empieza a ver los frutos Grupo Opertativo Sebastiana o lo que es lo mismo la fábrica de lana de oveja segoviana que Juan Antonio García y Angélica Muñoz de la ganadería El Navazo y Javier Benito y su pareja Esther de DLana, han creado en las cercanías de Arroyo de Cuéllar.
Desde que con 32 años Juan Antonio se adentrara en el mundo de la ganadería, siempre ha intentado dar un paso más a la hora de reaprovechar todo lo que procede de los animales. Forma parte de la Asociación Española de Criadores de Ganado Ovino Selecto de Raza Castellana (ANCA) y hace tiempo empezó a comercializar algunos de los corderos que el mismo cría. Después se embarcó en la aventura de crear un muladar como espacio donde depositar los cadáveres de animales y que sirvieran como alimento a aves carroñeras en una zona controlada. Pero en este proceso de cría de corderos, la lana que se obtiene del esquileo de cada temporada era un problema, porque era otro desecho más que costaba dinero deshacerse de él y pronto llegó una idea en busca de ser la solución. Si del cerdo se aprovechan hasta los andares, de la oveja… ¿por qué no?
"El proyecto nace de la curiosidad, tenemos oveja castellana y por ampliar la explotación compramos oveja merina. Un día nos dimos cuenta que la lana de ambas era parecida y conocíamos a Esther y Javi de DLana. Les comentamos la idea, tomaron unas muestras las analizaron y vieron que era una buena lana para textil y ahí empezó todo", comenta Juan Antonio que también traslado la idea a la ANCA como solución para dar salida a la lana. Tras muchos contactos con entidades, asociaciones, administraciones, universidades, centros de i+d empezaron, y nunca mejor dicho a hilar este proyecto que en buena medida está financiado con fondos europeos Next Generation.
Go Sebastiana es un taller de creación de lana a pequeña mediana escala. Pueden empezar a trabajar con un kilo de lana recién esquilada, algo que no es posible en las grandes fábricas. En Arroyo todo el proceso es manual y por ello han conseguido el certificado de taller artesanal que otorga la Junta de Castilla y León. "Este es el primer centro de este tipo que hay en España, somos pioneros. Nos ha costado un esfuerzo y muy poca gente creía en este proyecto de que consiguiéramos hacer algo con la lana" afirma con orgullo Juan Antonio. Es un proyecto único pero que nace con la idea de que pueda ser exportable a por otras zonas de España. "España es muy grande y hay cabida para más centros de este tipo y que no se abandone la materia", comenta.
El proceso hasta conseguir el ovillo de lana comienza en el esquileo en la nave de al lado, donde ya se va clasificando la lana sucia, separando por colores las partes validas de aquellas que no tendrían un resultado óptimo y con las que se creará pellet para abonar el campo. El proceso de separado se repite varias veces antes de introducir la lana en unas bañeras para ablandar la materia y que en el posterior lavado en una lavadora con unos programas específicos y un detergente biodegradable se obtenga la lana limpia. "Tenemos unos programas específicos propios que nos permites adecuar la temperatura, la cantidad de agua, los aclarados, el poco movimiento para no dañar la lana…" explica Javier. El proceso continúa por el secado al aire libre dentro de la nave o en una secadora para pasar después la lana por una máquina que mediante unos rodillos con pues desapelmaza las fibras y las va separando poco a poco. El trabajo continúa en una maquina cardadora que junto con una especie de tambores consigue poner en paralelo las fibras. Es en este punto donde se puede tener el primer producto terminado tras conseguir una especie de manta de lana o napas que se podrían emplear en el relleno de edredones o , de ropa…
Si lo que se busca es terminar con una madeja de hilo el proceso continúa para conseguir una especie de mechas que se continuarán pasando por una peinadora que continuará alineando las fibras con varias pasadas. Es en la máquina de hilar donde se dispondrán las mechas para mediante un sistema de presión se va estirando y torsionando la lana para conseguir el grosor definitivo en función de los parámetros introducidos en la máquina. En este punto se le pueden dar distintos acabados, con uno, dos o más cabos de hilo aumentando el grosos y con una terminación en forma de ovillo, madeja o cono a demanda del cliente y listo para ser tejido.
Para conseguir distintos colores se puede hacer mezclando distintos tipos de lanas. El gris se logra mezclando marrón y blanco, sin aditivos de tintes y en esta escala de grises. Para obtener otros colores quieren en un futuro implementar tintes naturales mediante plantas tintóreas que cultivarán en un huerto. De la mano de DLana, en todo este proceso, Javier explica que en los 10 años que llevan trabajando con lanas de distintas zonas del país, es muy satisfactorio ver como pequeñas ganaderías como esta dan salida a su materia prima que no desechan y que lo convierten en productos con un valor añadido. En su caso lo venden tanto en tienda física como online y tienen clientas en el extranjero.
"Con este proyecto queremos abrir los ojos al ganadero. Venimos de años complicados en precios y sequias. Este último año y medio ha estado bien, y con esto pretendemos recuperar el valor añadido que tenía la lana y que los ganaderos vean que se puede recuperar el producto", comenta Juan Antonio. Tal es la intención de cerrar el círculo dentro del proyecto que las instalaciones se ubican en unas antiguas naves de pollo en desuso y adecuadas para la fabricación actual, consumen 2500 litros menos de agua que cuando albergaban pollos, la energía eléctrica la consiguen mediante placas solares y la calefacción de entre 20-21 grados que necesitan la obtienen mediante biomasa. Esta temperatura es menor que los 30 grados o más que necesitaban para los pollos. Incluso el agua que se emplea para el lavado de la lana se podría reutilizar como abono en el riego de jardines o arbolado.
Go Sebastiana sigue pendiente de la innovación y tienen ya un banco de pruebas con ovejas de distintas razas para probar sus lanas. A futuro quieren hacer visitas escolares y dar a conocer un proyecto que permite cerrar el círculo ofreciendo un producto natural muy valorado en los países del norte de Europa. "Hace unos días tuvimos una pareja de suecos que trabajan en un magacine del tema de lanas y les encantó", comenta Javier quien apunta que cada vez hay más gente que quiere conocer la trazabilidad del producto de principio a fin. "En el norte de Europa buscan esto", añade. En este aspecto Juan Antonio incide en la necesidad de cambiar la normativa para que la lana no sea tratada como un desecho y dar facilidades al desarrollo de proyectos como este. "En otros países como Uruguay, Australia… la lana es su oro, incluso pierden valor en la carne porque es en la lana donde el ganadero saba el mayor beneficio. Nosotros aún tenemos mucho que mejorar para poder competir en el textil y en la moda", opina. De momento Angélica aprendió a tejer gracias al proyecto de lana de sus propias ovejas y este invierno ha lucido con orgullo sus prendas caseras del origen al resultado final.