Historias cruzadas en alta mar

Agencias
-

Después de una semana aferrados al timón de un buque, dos jóvenes nigerianos fueron testigos cerca de las costas de Gran Canaria del rescate de un cayuco con 78 personas tratando de alcanzar el sueño europeo desde Senegal

Historias cruzadas en alta mar - Foto: Gelmert Finol

Cuando sintieron que el motor del buque aminoraba hasta casi detenerse después de una semana de navegación, probablemente, los dos polizones nigerianos se quedaron descolocados: allí no se veía puerto alguno, solo océano... y 78 personas jugándose la vida en el sueño europeo.

Dos historias al límite acababan de cruzarse en alta mar a unos 132 kilómetros de Gran Canaria: por un lado una travesía de 15 días en cayuco desde Senegal; por otro, un viaje tan peligroso o más de ocho días desde Nigeria en el agujero de popa donde la mecha del timón se inserta en el casco. Pero no se sabría hasta horas después.

Todo empezó cuando los amarradores del puerto de Las Palmas de Gran Canaria descubrieron que bajo la popa del MSC Marta, un enorme portacontenedores procedente de Togo con destino a Italia, había dos hombres tumbados sobre la pala del timón, a un metro escaso del agua, según relatan fuentes de Salvamento Marítimo.

Estaban bajo un buque enorme, de 275 metros de eslora y 40 de manga, pero en un hueco tan pequeño que no podían erguirse ni sentarse, solo permanecer tumbados, tal como los descubrieron. De hecho, Salvamento tuvo que botar una zódiac para recogerlos, porque la Salvamar Nunki, de servicio en el puerto, no podía acercarse.

Se trataba de dos jóvenes nigerianos de 18 y 22 años, a los que se trasladó al Hospital Doctor Negrín para que se sometieran a un examen médico. Los dos aseguran que se colaron en el hueco del timón en Lagos (Nigeria) y ya han sido devueltos al capitán del MSC Marta, para que se les aplique la normativa sobre polizones, según la cual corresponde a la naviera custodiarlos y organizar su regreso a su lugar de origen, desde Gran Canaria o desde las futuras escalas del buque.

Otros casos similares

No es la primera vez que llegan polizones a la isla escondidos en el hueco del timón de una embarcación de este tipo. El 17 de junio se detectó en otro portacontenedores, el MSC Shaula, a dos marfileños que siguieron ruta en el mismo buque hacia Italia; y el 28 de noviembre aparecieron en el petrolero Alithini II tres hombres nigerianos hoy acogidos por la Iglesia, tras conseguir que España tramitara su solicitud de protección internacional por razones humanitarias.

Pero el caso de estos dos jóvenes nigerianos tiene una característica poco frecuente, ya que fueron testigos involuntarios, y anónimos, de otro rescate: el de un cayuco con 78 personas. El buque en el que se escondían es el mismo al que Salvamento Marítimo había pedido que se acercara para acompañarle hasta que llegara desde el puerto de Arguineguín el barco de rescate, la Guardamar Calíope.

El MSC Marta es tan grande que resultaba inviable, además de peligroso, que intentase socorrer a los ocupantes de la patera, más allá de colocarse cerca de ellos, en una posición en la que su casco les hiciera de parapeto frente al viento. Así, al lado de los migrantes, estuvo el buque al menos durante hora y media, cuando retomó su rumbo original hacia el puerto de Las Palmas de Gran Canaria.

A bordo del cayuco que, probablemente, los dos polizones pudieron ver si se asomaron por el hueco del timón, iban 72 hombres y seis mujeres, siete de ellos menores, según el recuento en tierra facilitado por la Cruz Roja. Habían salido de Bargny, una pequeña localidad de Senegal situada a pocos kilómetros al sur de Dakar, y llevaban 15 días en el mar, de acuerdo con lo que relataron al recibir las primeras asistencias en el muelle de Arguineguín, desde donde fue necesario trasladar a siete de ellos a centros sanitarios por diferentes dolencias.

Cuando los localizó desde el aire un avión de Salvamento, inicialmente se pensó que se trataba de otro cayuco con 200 personas del que no se tienen noticias desde que partió de Kanfountine, localidad del sur de Senegal, también hace más de dos semanas, el 27 de junio.

Trágico balance

Y es que las largas y peligrosas rutas tratando de alcanzar Europa en precarios navíos no suelen tener el final imaginado por quienes se embarcan a la desesperada buscando un futuro mejor. Las cifras hablan por sí solas: las travesías de los inmigrantes que intentan llegar a España en patera se cobraron en el primer semestre del año 951 vidas, una cada cuatro horas y media, la mayoría rumbo a Canarias (778) y en la llamada Ruta Argelina hacia Levante y las Islas Baleares (102).

Es el balance del colectivo Caminando Fronteras, que advierte que algunas de las rutas, «en especial la canaria», está aumentando «su capacidad mortífera», a pesar de que los datos oficiales reflejen un descenso en el número de llegadas en cayucos.