Carrera de fondo en casa

David Aso
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De la bici en rodillo de Perico al arcoíris de Luis Callejo con su hijo, las alubias de Cándido o la poesía en el sofá de Elvira Sastre. Diez conocidos segovianos comparten sus sensaciones en los primeros días de confinamiento

Pedro Delgado, "haciendo rodillo" en casa.

Son días de quedarse en casa, salir a comprar lo básico, pasear al perro y poco más si el trabajo lo permite. Hay tiempo para hacer algo más que comprobar cómo cada minuto pasan 60 segundos. Una oportunidad (o muchas) para recuperar tiempo perdido con los más cercanos y hacer cosas para las que nunca hay tiempo. Para colgar esos cuadros que esperan paredes hace meses, aunque a ratos sea uno mismo el que se subiría por ellas. Para ordenar la casa, las ideas o ambas cosas. Para hacer esas llamadas que en el día a día se piensan y no se hacen. Para desempolvar el libro de recetas y repetir aquella tarta de queso que olvidaste. Para lo que sea, incluso pedalear pero sin salir de casa, como Pedro Delgado.

Perico, que siendo esclavo de la libertad en lo más alto de L’alpe d’Huez cambió las tardes de julio de los españoles, sobrelleva como puede el encierro provocado por este maldito virus que ha cambiado la vida de todos. Cuando El Día le llama a última hora del pasado lunes para pedirle un mensaje a bote pronto, sin previo aviso ni margen para pensar y que así resulte más espontáneo, al principio le cuesta responder pero después se arranca. Empieza bajo y va creciendo. «Yo creo que esto no ha hecho más que empezar y vendrán días peores. Ahora estamos con la energía llena, tienes cosas pendientes que hacer en casa y más o menos te vas entreteniendo», confiesa Pedro, que se quita el mono de bici «haciendo rodillo». «Cuando llevemos una semana o diez días esto se nos puede empezar a hacer muy largo», teme.

Pero también tiene referencias de sobra para relativizar la situación: «Recientemente estuve en Etiopía (participó en un proyecto solidario de una ONG el pasado diciembre) y allí han tenido una plaga de langostas que les ha dejado con los cultivos a cero… Por muy mal que estemos debemos ser optimistas, tenemos la suerte de vivir en un lugar maravilloso, estamos en un sitio inmejorable y debemos ser conscientes de lo que nos estamos jugando. Tenemos que hacer como en la mili, no pensar demasiado en la fatiga, pensar lo justo y a seguir adelante». 

En su casa de Madrid pasa el retiro obligado el actor Luis Callejo. Contaba con empezar una serie en abril, una película en verano… «Evidentemente, todo está parado ahora», lamenta; después sube el ánimo de sus palabras, luego vuelve a bajar, sube de nuevo... «El tiempo está paralizado, y aunque me da algo de envidia los que pueden salir al menos para trabajar, me considero afortunado porque puedo dedicarme a la familia». Suerte relativa, claro, porque «el cuerpo» también le pide otro tono en su improvisado mensaje. «Lo que me sale es decir que igual en parte nos estamos equivocando y algunas medidas son excesivas. Sufro por los niños, todo el día en casa, pero también pensar que nos pudiéramos poner malos cualquiera de nosotros… Debemos tener mucho ánimo y fuerza de voluntad. Pensar que lo que hacemos, más allá de sacrificio, es sobre todo algo bueno porque lo hacemos por los demás, por las personas que están más delicadas, los mayores, los que ya están enfermos… No hay nada más importante en este momento». Y tuvo tiempo el martes de pintar un arcoíris con su hijo mayor, Telmo, para colgarlo en la terraza y saludar así a otros niños del barrio.

Nadie maneja como quiere los hilos de su vida en estos días y Marián Palma, directora de Titirimundi, tampoco. «Paciencia, mucha paciencia. Debemos dar importancia a lo que de verdad necesitamos ahora mismo, ya volveremos a disfrutar del día a día, que después de todo no nos queda otra».

Palma contacta estos días con todas las compañías contratadas para la próxima edición del festival, que en teoría se celebra del 12 al 17 de mayo y obviamente está en el aire, como todo. Del Reino Unido, Francia, Israel… «Cada cual te cuenta la realidad que está viviendo en su país», y casi todos andan con tiempo para todo y para nada. «Aunque todavía el lunes actuaba en Alemania uno de los artistas con los que hablé porque allí no han tomado las mismas medidas que aquí», apunta. «Tal vez venga bien esto para hacer algo de autoanálisis, reflexión… Qué sé yo, qué vas a hacer si estamos todos en la misma», se resigna. Toca agarrarse a lo que cada uno pueda y valorar las pequeñas cosas para volver a disfrutar de las grandes: «Me siento privilegiada con mi trocito de jardín, todo pasa», sentencia.

De Japón al confinamiento. De pasar 16 días en Japón, «por ocio y también algo de trabajo», regresaba el pasado lunes el mago Héctor Sansegundo, que atendía a esta redacción el martes a mediodía, recién llegado de hacer la compra en un supermercado. «La verdad es que allí se tomaron muy rápido medidas, tienen una disciplina tremenda (a pesar de que no se limitó por ley el derecho a moverse) y lo vivían con total normalidad», aprecia. «También aquí me habría gustado que se tomaran medidas antes pero bueno, al menos he notado que nos lo estamos tomando muy en serio y eso está bien. Si estamos juntos conseguiremos que esto pase cuanto antes».

«La verdadera magia está en ver cómo en España nos unimos todos cuando de verdad hace falta, eso hace que podamos con todo», valora. Y cuenta con aportar su granito de ilusión con varios proyectos que prepara estos días para las redes sociales, como un festival de magia en streaming con la fundación de magos solidarios Abracadabra. Porque ilusión, evidentemente, no le falta.

La busca y la encuentra Marcos Tarilonte, el presidente de Segoentiende, la asociación que representa al colectivo LGTBH: «Decir algo en positivo es complicado, pero tenemos que parar a este bicho sí o sí. ¿Cómo? Pues todos a una y si hay que quedarse en casa pues en casa. Conocemos las medidas de prevención, así que a usarlas, y si también hay que pedir a los políticos la verdad, pues se les pide porque nos están engañando. Si no se puede trabajar porque no se dan las condiciones pues no se puede trabajar, punto. Si hay que parar la producción, se para», subraya el también sindicalista, que atendía la llamada de este periódico el martes, solo en la oficina de CCOO, enviando unos correos y aún caliente tras haber sido advertido de empresas donde sus empleados siguen trabajando «en condiciones que no garantizan su seguridad. «Lo económico nunca puede primar sobre la salud, eso es lo que no puede ser». Enfadado por empresas que «no respetan», por «los madrileños que vinieron en masa como si se hubieran cogido vacaciones», y hasta por la manifestación del 8M. «Mira que yo salí, pero debería haberse parado todo antes». 

Ahora piensa en su madre, que ya tiene 90 años; y en su padre, de 85. «Les llamé y le dije a mi madre: llevo como 20 días sin veros y tardaré otros dos meses porque lo último que quiero es pasaros el bicho. Está inactivo 14 días antes de manifestarse y no podemos infectarles, no voy a cargarme a mis padres. Lo idóneo es quedarte en casa, si puedes trabajar en condiciones bien y si no a casa y punto porque esto hay que pararlo sí o sí. Creo que al final del camino hay luz, aunque nos va a costar verla». 

«Todo esto mañana será una anécdota. Los sacrificios que hemos tenido que hacer están justificados, una alarma sanitaria exige estas conductas sociales», opina Cándido López. Más de un siglo llevaba el mesón sirviendo sin cerrar sus puertas. «Pero estamos convencidos de que pronto volverán a abrirse para recibir a comensales de todo el mundo. Volverán las sonrisas al mesón y la gastronomía segoviana seguirá a la cabeza del turismo español», destaca. «Nosotros sabemos cómo hacer añicos un plato estrellándolo contra el suelo. Los heroicos sanitarios españoles van a conseguir romper y hacer pedazos hasta que desaparezca la virulencia del coronavirus. Mientras tanto, todos sin salir hasta que pase la tormenta», subraya Cándido, que a falta de poder trabajar donde siempre, el martes se cocinaba unas alubias en casa. 

«Esta crisis nos invita por una parte a seguir el pulso de la información», piensa el vicerrector del campus segoviano de la UVa, Agustín García Matilla. «En mi caso también, en el plano profesional, a aclarar las incertidumbres de mis compañeros y las consultas que se plantean desde los diferentes estamentos de la Universidad. Y al mismo tiempo aprovechar los momentos de ocio para preocuparme por la familia, por la más cercana y la más alejada, y por los amigos a los que no vemos habitualmente, algunos de ellos enfermos». 

«En estos días intento colgar mensajes positivos en mi muro de Facebook, mostrar la cercanía hacia las personas que están en condiciones de mayor soledad, hablar con los hijos y, en mi caso, lo más reciente, invitar a mi hijo pequeño a regresar de Bristol, donde está como Erasmus».

La presidenta de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) de Segovia, Ana Sanjosé, se adapta a las circunstancias con optimismo. «Yo además soy personal de alto riesgo, con lo cual tengo que tomar medidas especiales hasta en mi casa, pero estos días tan estupendos de estar aquí me están permitiendo hacer cosas que no hacía, como mantener más conversaciones con mis hijos que en el día a día son más difíciles de entablar... Cada uno está en su sitio, todos recluidos, pero esto me permite a la vez estar mucho en contacto con ellos, y también disfrutar más de la casa, la compañía y las pequeñas cosas». 

Chimenea, libros y mucho tiempo por delante. «He podido organizarme en mis clases de yoga y pilates, que tenía cursos atrasados. La lectura se ha convertido en algo especial y procuro no ver la tele. Escucho las noticias en la radio una o dos veces al día, intento informarme, pero sin estar todo el día con el coronavirus para no agobiarnos», continúa Sanjosé. «Sabemos que todos estamos igual, estamos aquí para salir de esto y lo positivo es que todos cumplamos».

En la música encuentra su «fuerza» especialmente en estos días Óscar Sancho, el vocalista de Lujuria. «Siempre he sido coleccionista de vinilos, tengo más de los que podía escuchar y ahora estoy aprovechando para escucharlos con calma», destaca. «La música es algo de lo que podemos tirar en momentos como este para disfrutar, animarte, calmarte… música más pausada o más acelerada». 

«Casi toda mi fuerza la tengo ahí, y luego también en las nuevas tecnologías, que te permiten estar contacto con muchos amigos, preguntarles qué tal van... Y tercero, aunque parezca una tontería: los actos de salir a la ventana a aplaudir y cosas así que me han ayudado a descubrir a muchos vecinos. Gente con la que te cruzabas en la escalera y casi no te hablabas, y ahora te paras, preguntas qué tal, si necesitan algo, que ‘te cambio macarrones por legumbre’... Esos gestos hacen que la gente esté más concienciada, y luego está la labor que hacéis los periodistas: procuro informarme sin agobiarme», y sobre todo, sin bajar la guardia. «Debemos mantener máxima preocupación. Mi madre vive sola y no puedo ir a verla, no debo. Pido a la gente que no sucumba, que se contenga de ir a ver a nuestros mayores».

Poesía desde el sofá. Con su perra Berta disfruta dentro y fuera de casa la joven poeta segoviana Elvira Sastre, que no parece haber tenido mucho tiempo de aburrirse en este inicio de la reclusión y está dispuesta a aportar inspiración al resto. De hecho, ella se ha encargado de contactar con una veintena de «actores, actrices, escritores, músicos y personas del mundo de la cultura» con los que celebra este fin de semana ‘Poesía en su sofá’, un festival que se podrá seguir a través de Instagram para «amenizar la cuarentena invitando a todos los usuarios a conocer la poesía y disfrutarla desde su sofá».

«La poesía puede ayudar en momentos de crisis y esta es una situación ideal para ello». Ahí deja su primer regalo: «Cuídate en casa. Acaricia a tu perro, hazle el amor a tu pareja o a ti mismo, lee todos esos libros que te esperan, llama a tu abuela todas las mañanas y cuéntale cosas nuevas, termina de escribir ese libro que nunca empezaste, aplaude a los valientes. Descansa. Quédate en casa. Por todos».