Un cuadro que cobra vida

Cristina Sancho
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Conchi Bayón y Ainhoa Iglesias participan en la recreación fotográfica de un cuadro de Joaquín Sorolla con motivo del centenario del pintor

Conchi Bayón y Ainhoa Iglesias, con los trajes segovianos - Foto: DS

¿Se imaginan que forman parte de un cuadro o una fotografía y de repente cobran vida y salen de él? Pues algo así es lo que esta semana han sentido dos cuellaranas. Conchi Bayón y su hija Ainhoa Iglesias han participado en una iniciativa que ha llevado a cabo el Museo Sorolla con motivo del centenario del pintor valenciano que viene celebrando desde el pasado año. Coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Joaquín Sorolla (27 de febrero de 1863 - 10 de agosto de 1923) el museo cobró vida y los personajes salieron de algunos de sus cuadros costumbristas. La iniciativa parte de Thomaz de Hello, estudioso de la historia del arte, quien lo propuso al museo y lo llevo a cabo junto con el fotógrafo Fernando Maquieira entre otros.

La experiencia sin duda ha sido inolvidable para Conchi Bayón que además de ser la responsable del grupo de danzas Villa de Cuéllar tiene una amplia trayectoria en la restauración, confección y diseño de trajes segovianos. Según explica Bayón, la idea estaba basada en los cuadros costumbristas que realizó Joaquín Sorolla y que tanto hizo por preservar la indumentaria tradicional y el pueblo representado en esos momentos. Se plantea hacer una fotografía con esos cuadros originales y con los trajes originales o las copias de los mismos». En el caso de Conchi y Ainhoa su posado fue con la obra 'Tipos Segovianos' que el pintor plasmó sobre lienzo en 1912 en Segovia tal y como explica la ficha técnica del catálogo del propio museo.

El cuadro muestra cinco figuras, dos hombres y tres mujeres sobre un fondo blanco de un muro encalado, vestidas con el traje regional segoviano. Destaca especialmente en el centro una figura femenina «con las galas de Zamarramala» según se recoge de la descripción. En esta ocasión el traje para la fotografía no llegaba desde el barrio segoviano sino desde la provincia. «Sorolla pintó en este cuadro a una joven con un manteo amarillo, un jubón bordado y la montera, junto a otros personajes. Este fue el cuadro elegido para hacer la fotografía de Segovia. Ainoa llevo ese traje y yo acudí vestida con el traje de gala segoviana y la montera con el escudo de Cuéllar bordado porque también cabía la posibilidad de que fuera otro cuadro. Finalmente, el fotógrafo decidió que apareciéramos con los dos trajes y sin duda fue una experiencia fantástica», relata Bayón.

Aunque esta unión de arte fotográfico, pictórico y etnográfico llevaba bastante tiempo fraguándose, la provincia de Segovia estuvo a punto de no estar representada porque según le han confesado a la cuellarana no encontraban a nadie con los trajes segovianos. Hasta que a través de las distintas publicaciones que Bayón realiza en redes sociales, conocieron su trabajo, la llamaron apenas cinco días antes y no dudó en participar en esta propuesta tan singular y altruista. «Fue muy emocionante estar al lado de los cuadros de Sorolla representándoles de manera viva y poder fotografiarnos con ellos. Es una manera muy singular de unir dos tipos de arte. Fue impresionante y las fotografías que hemos podido ver, es como si los personajes hubieran salido de los cuadros. Nunca me imaginé poder participar en algo así», comenta.

En esta iniciativa también han participado grupos de otras provincias como Extremadura, Huesca, Valencia, Zamora, Salamanca, Ávila o el municipio de Lagartera en Toledo. Todos los representantes acudieron con sus trajes tradicionales a imagen y semejanza de los respectivos cuadros, aunque algunos otros que inicialmente estaban previsto no pudieron finalmente acudir por cuestiones laborales y de desplazamientos.

En el caso de las dos cuellaranas acudieron vestidas desde su lugar de origen hasta Madrid. Entre risas Conchi comenta que despertaron bastante expectación y especialmente cuando las veían con la montera, la gente se pensaba que eran las mujeres zamarriegas. No obstante, con el mismo carácter de fortaleza de aquellas, dejaban claro su origen cuellarano allá por donde iban.
Desde el propio museo, a través de sus redes sociales, destacan la jornada tan especial que se vivió. «Se ha producido un diálogo entre los cuadros de tipos populares de nuestra colección y personas ataviadas con sus trajes tradicionales que han venido desde Lagartera, La Alberca o el Valle de Ansó, entre otros. La mirada contemporánea del fotógrafo Fernando Maquieira ha facilitado este diálogo.

Gracias a tantos por participar de este proyecto a mitad de camino entre la antropología, la plástica y el arte en acción», expresan sin terminar de desvelar el proyecto final en el que están trabajando dentro de esta singular iniciativa.
Sin duda, como comenta Bayón, "vernos a todos los personajes de los cuadros de manera viva y natural fue impresionante tanto para los que asistimos vestidos, como para los fotógrafos y los miembros del museo que pudieron ver los trajes in situ". Hasta once cámaras llegó a contar mientras posaban junto al cuadro 'Tipos segovianos'.

Este fue uno de los lienzos utilizados en la sesión junto a otros muchos que forman parte de la exposición habitual y los que se recuperaron de las bodegas para este curioso proyecto pictórico. De recuerdo queda la foto con el cuadro y la gran foto de familia con todos los participantes ataviados con sus respectivos trajes regionales.