La Segovia que nunca existió

Aurelio Martín
-

Varios proyectos que no llegaron a realizarse tenían en común la incorporación de la modernidad y de componentes vanguardistas, cada uno en relación a su época. De haberse llevado a cabo habría supuesto un giro en el urbanismo de la capital.

Fuente coronada por la escultura de un león del proyecto de Saenz de Oiza.

Desde un viaducto para que circulara el tranvía desde la estación de ferrocarril de la calle Obispo Quesada con el centro por La Canaleja a un mercado de abastos en Santa Columba o el nuevo diseño de la actual Plaza de la Artillería, tras un concurso nacional convocado en 1947, son algunos de los proyectos que se plantearon en diversas épocas en Segovia pero que nunca se llegaron a realizar.

Para los arquitectos Carlota González yDarío Núñez, que han trabajado en los archivos rescatando estos diseños urbanos frustrados, todos estos proyectos tienen en común la incorporación de modernidad y de componentes vanguardistas en su planteamiento, cada uno en relación a su época, y, en parte, haber supuesto un giro de los acontecimientos urbanos en mayor o menor medida,  de haber sido construidos.

El primero de ellos, y tal vez el más relevante en cuanto al cambio que hubiera conllevado en relación a la ciudad que hoy conocemos, es un proyecto de viaducto que uniría la Calle Real, a la altura de La Canaleja, con el Paseo Nuevo, para acercar el tranvía hasta el recinto amurallado desde la antigua estación de ferrocarril.  La idea la planteó, en 1883, el arquitecto municipal de entonces Joaquín Odriozola y Grimaud (1844-1913). Por su fecha, entidad, técnica y estética, en contraste a la ciudad de provincias y monumental de Segovia, podría calificarse de propuesta futurista, a juicio de González y Núñez.

Plano de planta del proyecto ganador del Concurso Nacional de Arquitectura, en la Plaza de la Artillería, de Javier Saenz de Oiza y Luis Laorga.Plano de planta del proyecto ganador del Concurso Nacional de Arquitectura, en la Plaza de la Artillería, de Javier Saenz de Oiza y Luis Laorga.Estos arquitectos sostienen que «era obsesión de Odriozola acercar la ciudad a la modernidad;  con la llegada del ferrocarril se produciría un paso importante en esta dirección, y muchos fueron sus esfuerzos por acercar la ciudad antigua a la recién estrenada estación».  Por el contrario, quienes defienden el patrimonio histórico artístico le critican porque se le puede atribuir la desaparición de las puertas de San Martín y de San Juan que, junto con las alineaciones de calles, «mejoraría» la accesibilidad desde la Plaza Mayor a la nueva estación. Esto se produce en paralelo a la desaparición de las murallas históricas en las ciudades más importantes, o la apertura de las grandes avenidas en París.

De los datos que se conocen se desprende que para la construcción del viaducto se emplearían nuevas tecnologías como el hierro, a modo de Eiffel. Discurrriría casi paralelo al Acueducto desde la Canaleja, donde se planteaba una plaza semicircular, hasta el Paseo Nuevo, por encima del arrabal de San Millán.  Llegó a plantear dos trazados, uno de ellos desembocaría a la altura de los Jardinillos de San Roque y otro, más largo, a la altura de la iglesia de Santo Tomás. La conexión del casco con la estación seguiría a lo largo del Paseo Nuevo. Con el viaducto conseguía salvar el desnivel provocado por el gran escarpe del arroyo Clamores.

De las primeras obras de hierro proyectadas en Segovia por Odriozola se encuentra el kiosco de la música de la Plaza Mayor, aparte de que llevó a cabo la dirección de parte de la restauración del Alcázar tras el incendio,  en 1862. 

Con el mercado cubierto de Santa Columba, Cabello emulaba a los de San Miguel o La Cebada. Con el mercado cubierto de Santa Columba, Cabello emulaba a los de San Miguel o La Cebada. Uno de los mercados cubiertos no construidos que se llegó a proyectar en la ciudad, ocupando las ruinas de la desaparecida iglesia de Santa Columba, fue diseñado, en 1921, por el arquitecto Francisco Javier Cabello y Dodero (1888-1915). 

Se trataba de un estilo de mercado que empezó a proliferar a principios del siglo XX con las virtudes que aportaban a la arquitectura las nuevas técnicas de la construcción. La aparición de nuevos materiales como el hierro permitía la concepción de grandes espacios diáfanos en cuyo interior se desarrollaban actividades, según los arquitectos Carlota González y DaríoNúñez. 

Esta arquitectura encontró un buen aliado en los mercados cubiertos, contenedores de grandes dimensiones, en los que se permitía la entrada libre de aire y luz, para un desarrollo salubre de la actividad, como  los de San Miguel o la Cebada, en Madrid. Esta tendencia también llegó a Segovia, con un estilo diferente, pero con la misma técnica. 

Los arquitectos Darío Núñez y Carlota González, que han investigado en los archivos.Los arquitectos Darío Núñez y Carlota González, que han investigado en los archivos. - Foto: Rosa BlancoOdriozola ya propuso tres proyectos, a los que se suma el de Cabello Dodero.  Lejos del aspecto industrial, generalizado en la época, en el caso del mercado en Santa Columba se optaba por una piel historicista más integrada en el entorno del edificio, y condicionada por la implicación del arquitecto con círculos culturales defensores del patrimonio histórico, del que fue defensor. Ninguno de estos proyectos se ejecutó, y Segovia quedó privada de esta tipología edificatoria con la que cuentan un gran número de ciudades. Cabello proyectó el teatroJuanBravo y la Casa de Los Larios, en la Plaza Mayor. 

CONCURSO DE ARQUITECTURA. Recién salido de la Escuela de Arquitectura de Madrid, Francisco Javier Saenz de Oiza, junto con Luis Laorga,  ganó el Premio Nacional de Arquitectura, en 1947, con su propuesta para la ordenación de la Plaza de la Artillería.  González y Núñez  sostienen que «aquí hablamos, ya no de un proyecto sin realizar, sino de una asignatura pendiente, un proyecto símbolo de polémica».  Se trata del primer trabajo del navarro Saenz de Oiza, que ejerció su actividad en gran parte del territorio nacional. Un arquitecto vanguardista al que se le reconocen distintas épocas acomodándose a la estética y necesidades de cada momento.  

Una propuesta monumentalista que bebía de una formación academicista y conservadora y que contrasta con la obra del autor de los años posteriores. Los arquitectos afirman que se trata de un premio otorgado a la configuración de un escenario grandilocuente que ponía en el centro del espectáculo el monumental Acueducto en todo su esplendor, todo ello con connotaciones simbólicas de representación de la nueva nación española que se promocionaba. Un escenario que más allá de conseguir, o pretender, resolver un problema de tráfico, a lo que aspiraba era a engrandecer el monumento, y con ello obtiene el premio nacional. Torres Blancas, la torre BBVA o el Santuario de Aranzazu son otros proyectos de este arquitecto. 

En 1970,  Fernando Higueras, Alberto García Gil y José Ignacio Torres podrían haber cambiado la actual configuración entre las calles Roble yRamón yCajal. El plan parcial diseñado por los técnicos no se llevó a cabo porque los Marianistas vendieron el terreno, llevándose a cabo la operación inmobiliaria de la conocidas como ‘casa de los médicos’ con la constructora Peache y proyecto de Carvajal y Ríos.  Abierto a la ciudad, no como la edificación actual que se cierra en si misma, incluía una residencia de estudiantes.

En 1977, el arquitecto segoviano Leopoldo Moreno, que proyectó los edificios de las Madres Reparadoras o de los Hermanos Maristas, entre otros, diseñó un centro cultural  y deportivo en el Clamores.  Fue  un primer intento para la restauración del degradado valle, convertido en un parque lineal en el que se ha recuperado la imagen que tuviera esta zona en el imaginario de los habitantes de principio de siglo. Moreno, según González y Núñez,  trabaja con gran delicadeza, convirtiendo el entorno de sus actuaciones en componente fundamental de su obra, realzándolo.

Más recientemente, en 2009, el también arquitecto segovianoAlberto García Gil –con obras de restauración del Convento de Mínimos o San Antonio el Real– diseñó el que iba a ser museo de la Fundación MER, del matrimonio formado por Marcos Martín Blanco y Elena Rueda, con más de 800 obras que componen una de las colecciones privadas más importantes de España,  con obras de Miquel Barceló, José María Sicilia, Luis Gordillo, Soledad Sevilla, Julian Schnabel o Jean Michel Basquiat.Con 2.500 metros cuadrados construidos de los cuales 2.400 eran enterrados, integrándose en el casco histórico y ampliando la oferta turística. Debido al retraso en la obtención de licencia, con cerca de 90 años, el propietario desistió del proyecto. 

¿Se imaginan la ciudad con otra configuración?

EL CERVANTES Y 1.000 MILLONES. En un documento firmado por Oscar Tusquets al que han tenido acceso los arquitectos Carlota González yDarío Núñez,  explica que fue el ganador del concurso publico del contrato de consultoría y asistencia técnica preciso para la construcción de un Palacio de Congresos y Exposiciones en el Teatro Cervantes de Segovia, siendo alcalde RamónEscobar, del PP, en 1998. Sin embargo, al perder la mayoría absoluta y entregar al CDS la Alcaldía y la Concejalía de Urbanismo, segúnTusquets, los centristas no contemplaban la construcción del palacio –«sin que el PPhaga nada por impedirlo»–, con cubierta visitable, mirador, entrada de luz ‘tamizada’ a través del patio de la Casa de los Picos o redescubrimiento de la muralla metiéndola dentro del teatro.  

Con la paralización del proyecto, segúnTusquets,  «se pierden los mil millones [de las antiguas pesetas] de subvención destinados por la UE para esta obra y la ciudad de Segovia  pierde una oportunidad única de tener un Palacio de Congresos y convertirse en un lugar de pernoctación para congresistas, en vez de un lugar de paso y visitas pasajeras». 

Tusquets (Barcelona, 1941) es autor de proyectos, como el auditorio Alfredo Krauss, en  Las Palmas, o la reforma del Palau de la Música de Barcelona.