Una compañera me confiesa que ha recibido un montón de multas de la Dirección General de Tráfico, todas del mismo tramo, porque circulaba a 67 y 68 kilómetros por hora, estando el límite a 60. A los pocos minutos -casualidades de la existencia- me avisan de que yo también he sido un conductor peligroso, y tengo una multa de 100 euros, por circular a la insensata velocidad de 109 kilómetros por hora, en un tramo limitado a 100. De momento, es una multa, y demos gracias que sólo te amenazan con el embargo de todos tus bienes hasta cubrir el importe de la multa, y no te conducen, debidamente custodiado, al calabozo más próximo por un grave delito.
Antes había una tolerancia sobre la velocidad del 10-12%, pero han cambiado las normas. Yo opino que por afán recaudatorio y que me parece un peligro para la seguridad vial, pero no lanzo ninguna acusación, porque escribí en la Dictadura, sorteando a la censura, y no voy a caer en la injuria. También opino que tiene todas las apariencias de un atraco, legal, claro está, dentro de las leyes, pero un atraco.
Decía Napoleón que una de las maneras de incitar al incumplimiento de las leyes es hacerlas excesivamente severas. Claro que no estamos en el siglo XVIII, sino en el XXI, y puede que no haya pasado tanto tiempo. Comprendo que he rebasado el 9% la velocidad permitida. Si, en calles urbanas, donde la velocidad suele estar limitada a 40 kilómetros por hora, un conductor rebasa el 9% de la velocidad permitida y circula a la escalofriante velocidad de 43,600 kilómetros por hora ¿también le pondrán una multa de 100 euros?
He escrito antes, y lo repito, que si la Dirección General de Tráfico comienza a recaudar miles de multas a ciudadanos que, en lugar de ir a 40 kilómetros por hora, van a 43.600 kilómetros -un 9% superior al límite- se van a multiplicar los accidentes, porque los conductores estaremos observando con más atención el velocímetro que al chiquillo que corre detrás de la pelota que se le ha escapado, e irrumpe en la calzada. Ante la amenaza de que nos cueste 100 euros superar el límite de velocidad, miraremos con más atención y constancia la aguja de la velocidad que lo que hay enfrente de nosotros, que es donde debe mirar un conductor. ¡Hombre! Hay automóviles que tienen un resorte para mantener la velocidad constante. Son automóviles de alta gama. Caros. Es decir, que la Dirección General de Tráfico, tendrá la seguridad de que los conductores con buena posición económica no tendrán tantos accidentes por esa distracción. Y recaudarán mucho. Como decía Eloy Arenas en un monólogo teatral: "Los pobres no tienen mucho dinero...¡ Pero son tantos!" Felicidades a la DGT. Sospecho que han entrado en el equipo economistas y estadísticos de gran valía.