En los primeros días tras el asesinato de su hija Olivia, de seis años, quienes trataron a Noemí Martínez Largo la vieron «esquiva, con una actitud como ausente». De acuerdo a la norma en estos casos, Instituciones Penitenciarios activó el protocolo antisuicidios para ella, insuficiente a la vista de que el pasado fin de semana consiguió quitarse la vida en su celda de la cárcel de Asturias. Un triste final para esta mujer y para la de la familia de la pequeña Olivia, cuya representación legal ha recibido la noticia con una mezcla de frustración y resignación.

Nacida el 11 de diciembre de 1973 y muy vinculada a El Espinar, Noemí Martínez poseía un «amplio» currículum profesional, según subrayaba el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Segovia, uno de los órganos por los que pasó en su extenso periplo por los tribunales. tras la separación de su exmarido, Eugenio García, el padre de Olivia. Uno de los abogados que trabajó para ella la definió como «educada y de buena posición», pero antes del asesinato de Olivia ya tenía diagnosticado «un «trastorno transitorio de gravedad que aparece en individuos sin alteración psiquiátrica previa como respuesta a una situación de estrés».

A Olivia la alejó de todo su entorno, que estaba en Segovia, y la llevó a vivir a Gijón esgrimiendo una oferta de trabajo pero sin que estuviera justificado, según el juzgado. Hasta que el 28 de octubre del año pasado este mismo tribunal decidió conceder la custodia de la niña al padre. Dos días después y justo antes de que Olivia se marchara con su padre a Segovia, la Policía encontró a la niña muerta en un piso de Gijón víctima de una mezcla letal de medicamentos que, presuntamente, su madre ocultó en una taza de leche con cacao.

«Nos han privado de poder hacer justicia a la pequeña Olivia», lamenta Daniel Labrador, el abogado del padre. «El juzgado, la Fiscalía, la acusación particular -que era a la que yo representaba- y la acusación popular teníamos claro cómo habían sido los hechos, y el desenlace acredita que ella (por Noemí Martínez Largo) también. Era un delito de asesinato con agravante de parentesco cuya consecuencia jurídica o penal era la pena de prisión permanente revisable. Iba a haber una sentencia de condena inminente y además rápida porque la instrucción estaba prácticamente acabada. De hecho, el día 12 de este mes procedimos a su imputación formal. Pero desgraciadamente no va a haber un enjuiciamiento ni un pronunciamiento de condena», añade Labrador.

El juzgado gijonés que ha dirigido la instrucción va a proceder al archivo del caso, que sin embargo es posible que pueda tener más recorrido en otras instancias. El abogado del padre de Olivia ha pedido que se investiguen las circunstancias que han rodeado el suicidio de Noemí Martínez. «Valoraremos si iniciamos algún tipo de acción, pero no está en el ánimo de esta parte iniciar acciones contra Instituciones Penitenciarias. La familia de ella son ahora directamente los perjudicados y posiblemente manejen ellos las circunstancias [que han rodeado su suicidio]. Ellos podrían completar esa información y tendría interés que la completaran», reflexiona Labrador.

El recuerdo de la pequeña Olivia, mientras, permanece imborrable.  «Todos la llamábamos 'La pirata'. Enredaba por todos los lados, era una disfrutona nata», decía su padre a las pocas horas de su asesinato. Y los homenajes han continuado prácticamente hasta hoy, cuando está cerca de cumplirse un año de su incomprensible muerte. El Ayuntamiento de Torrecaballeros -donde llegó a residir- celebró un acto de homenaje el pasado mes de junio.

En su sesión del 28 de abril, el pleno de ese Consistorio aprobó por unanimidad dar el nombre de la zona deportiva de la localidad a la niña Olivia García. «A partir de ahora, el 'Complejo Deportivo Pirata Olivia' será, no solo un lugar de práctica deportiva, un lugar de encuentro y de ocio como es en este momento, sino un lugar de memoria y recuerdo para nuestra querida Olivia. Expresamos con toda firmeza, con toda rotundidad, con todas nuestras fuerzas, la más absoluta condena ante los deleznables hechos que siguen provocándonos tristeza, dolor e incomprensión», subrayó el alcalde de Torrecaballeros, Rubén García de Andrés, quien también remarcó su apoyo a la familia: «No queremos que olviden que estuvimos, estamos y estaremos a su lado».