Imágenes de la historia artillera

M.Galindo
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La restauradora Virginia Morant emprende la recuperación del patrimonio fotográfico de la Academia de Artillería con la beca de la Fundación Biblioteca de Ciencia y Artillería

Virginia Morant. - Foto: DS

La biblioteca de la Academia de Artillería atesora el conocimiento de la ciencia artillera de los últimos cinco siglos, concentrada en los más de 52.000 volúmenes que se conservan en anaqueles y estanterías. Entre sus fondos se encuentra una interesante pero casi desconocida colección de archivos fotográficos que documentan la historia artillera más reciente y que en muy pocos meses se pondrán al descubierto merced al trabajo de la restauradora Virginia Morant Gisbert, que ha recibido la Beca de Investigación de la Fundación Biblioteca de Ciencia y Artillería (BCA) por su proyecto 'Activación del patrimonio fotográfico de la Biblioteca de la Academia de Artillería de Segovia. Identificación, preservación y difusión.

Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia en la especialidad de conservación y restauración, Morant posee una acreditada experiencia profesional en materia de conservación, con proyectos desarrollados en el Museo del Prado y en el Rijksmuseum de Amsterdam (Países Bajos), y ha dedicado gran parte de su carrera a la restauración fotográfica.

Morant asegura que el estudio y evaluación de archivos fotográficos es un trabajo que "a menudo, revela sorpresas inesperadas, incluso para quienes que hemos tenido experiencia previa en este ámbito". "Cada archivo posee su propia historia, influenciada por el contexto histórico y cultural en el que se desarrolló, y en este sentido, el caso de la Academia de Artillería se presenta como un ejemplo particularmente interesante debido a su larga trayectoria y su estrecha vinculación con la fotografía desde el nacimiento de esta tecnología", asegura.

De este modo, la investigadora califica de "revelador" el trabajo inicial de exploración de los fondos fotográficos realizado por la investigadora. "He tenido la oportunidad de realizar una evaluación exhaustiva del contenido, lo que me ha permitido obtener una visión amplia de su riqueza y diversidad". Así, en esta primera valoración, Morant ha podido descubrir aspectos como el importante papel desempeñado por la fotografía en diversas áreas de la academia como la topografía, entre otras muchas más aplicaciones.

"A medida que mi investigación avance, mi objetivo es profundizar en la identificación de los autores y los procedimientos fotográficos. Todo indica que los fotógrafos, a juzgar por la calidad de las imágenes, ocupan un lugar destacado en la historia de la fotografía. Este proceso permitirá brindar una mayor comprensión no solo de la técnica y la estética fotográficas, sino también de las personas que contribuyeron a la conformación de este archivo", precisa.

Previamente a la concesión de la beca, Morant tuvo el primer contacto con los fondos fotográficos de la Academia de Artillería se produjo a través de una investigación digital llevada a cabo en la Red de Bibliotecas de Defensa, en la que tuvo acceso a las fichas bibliográficas que abarcaban una parte significativa del archivo fotográfico de la Academia. Además de esto, se interesó por el proyecto llevado a cabo en la Academia por la conservadora-restauradora de patrimonio fotográfico, Raquel Esteban, y el especialista en gestión de documentos fotográficos, Javi Soto centrado en los negativos sobre placa de vidrio preservados en la Academia, llevando a cabo un proyecto de suma importancia para la conservación y conocimiento de esta parte del archivo.

Tras el trabajo previo de exploración, Morant planteará una serie de acciones y propuestas destinadas a la restauración, conservación, reubicación, digitalización y difusión del material, teniendo en cuenta diversos factores como su antigüedad, fragilidad, contenido y estado de conservación. Tras llevar a cabo estas acciones, el último paso consistirá en mejorar la accesibilidad del archivo a través de su digitalización. Este proceso garantiza que el material sea más fácilmente accesible para investigadores, académicos y el público en general, asegurando así su preservación y difusión a largo plazo.

Así, las acciones a emprender de cara a su conservación están íntimamente ligadas a las particularidades de cada caso. Morant considera imprescindible valorar aspectos como el espacio, los recursos disponibles y las necesidades específicas de cada archivo. "Es importante tener en cuenta que no estamos hablando de un fondo fotográfico dentro de un Museo o archivo, sino de un fondo fotográfico dentro de la biblioteca de Academia militar ubicada en un edificio histórico. El archivo fotográfico ocupa un lugar simbólico y compartido con los libros, los verdaderos protagonistas de su imponente biblioteca. Con un enfoque especializado en el patrimonio fotográfico, mi objetivo es brindarle un valor agregado a las fotografías para que puedan ocupar una posición más destacada y mejorar tanto su conservación como su manipulación y acceso".

Desde su experiencia, asegura que a la hora de almacenar un archivo, "puede ser preferible mantener la temperatura y la humedad relativa de manera estable en lugar de invertir en maquinaria que podría resultar difícil de mantener a largo plazo desde un punto de vista económico. Asimismo, se pueden llevar a cabo acciones aparentemente pequeñas pero que pueden marcar una gran diferencia, como la inversión en materiales para la preservación de las fotografías, tales como sobres, fundas y cajas específicamente diseñadas para este propósito. Además, es crucial tener un conocimiento sobre cómo manipular estos materiales. Esto implica utilizar guantes desechables, trabajar sobre una superficie despejada y limpia, y comprender la naturaleza frágil, vulnerable e irremplazable de estos objetos".

La catalogación abrirá paso a la necesaria divulgación de los archivos, donde Morant propone su difusión a través de iniciativas de carácter científico, como conferencias en congresos y publicaciones especializadas o en exposiciones. De igual modo, sugiere facilitar el acceso a través de catálogos digitales, permitiendo que investigadores y creadores puedan aprovechar estos recursos, o emplear las redes sociales u otras plataformas digitales "para que personas de distintos lugares puedan conocer lo que existe en la Academia y acercarse para utilizarlo como fuente de conocimiento o inspiración".