La tecnología avanza cada vez más rápido. Actualmente podemos encontrar códigos QR en sustitución de las cartas y menús de bares y restaurantes, en los paneles informativos, etc. Sus funciones son infinitas, y la segoviana Teresa Gilarranz los ha descubierto una nueva utilidad.
La empresaria ha creado junto a su socio, Tarik Demnati, Boxymi (https://boxymi.com), una empresa que proporciona una solución de almacenamiento diferente. Desde la compañía se generarán diferentes códigos QR que el cliente pegará en las cajas, ya sean de mudanzas, de almacenaje, etc. Tras esto, será necesario escanearlos y, mediante una aplicación gratuita, se tomarán fotos de los objetos que se van a almacenar a la vez que se asociarán palabras clave para facilitar la posterior búsqueda. Una vez empaquetadas y cerradas todas las cajas, se podrán buscar los objetos a través de la aplicación escaneando las etiquetas o mediante las palabras clave.
Un ejemplo sería guardar zapatos y deportivas infantiles en una de las cajas. A la hora de encontrarlo se podría hacer escaneando el QR o simplemente buscando las palabras 'zapatillas', 'deportivas' o 'infantiles' en la aplicación, a través de la cual se mostraría la caja en la que estarían guardados estos objetos.
La idea surge porque, según explica su fundadora, querían «solucionar un problema cotidiano», el cual además la afectaba bastante personalmente. «Nosotros hemos hecho muchas mudanzas, nos hemos movido por diferentes países y al final las mudanzas han sido algo traumático que nos perturbaba», apunta. «Teníamos siempre un descontrol de objetos; luego había que desembalar todo para encontrar una simple sartén... Recordamos las mudanzas con angustia y casi dolor». Ante esto, revela que decidieron crear un sistema de almacenaje mediante códigos QR casi a nivel particular para solucionar este problema. Además, señala que gracias a las etiquetas QR se evita el uso de papel en el inventario de las mudanzas y se reduce el riesgo de perder objetos durante el traslado, a lo que se une que la utilización de estas etiquetas contribuye a la sostenibilidad del medio ambiente, ya que disponen del certificado FSC siendo responsables con la gestión de los bosques. De esta manera, se garantiza que la madera utilizada en la producción de las etiquetas proviene de bosques gestionados de manera responsable y sostenible.
El proyecto, tras muchos años en su cabeza, tomaba forma a principios de este 2023, cuando nace la empresa. «Los comienzos siempre son duros porque tienes que hacer mucha promoción. Además, la gente no conoce de su existencia por lo que es difícil crear una necesidad cuando no sabes ni que existe este producto. Pero cuando lo conocen mucha gente considera que puede ser de utilidad y ya no sólo para las mudanzas. Aunque originalmente la idea fuera esa, hay mucha gente que lo utiliza para organizar garajes, herramientas, etc. Por ejemplo, nos sorprendió mucho porque tenemos un cliente que los usa para almacenar los productos que no usa y que tiene anunciados para la venta a través de Wallapop. Cuando alguien los compra, sólo tiene que buscar lo que han adquirido y enviarlo».
Ahora, su objetivo es expandir el servicio ya no sólo a particulares, sino también a empresas. «Hay empresas de mudanzas que si quieren dar un servicio añadido a sus clientes compran las etiquetas», revela, aunque próximamente Gilarranz espera dar uno de los pasos más importantes para la empresa con la firma de un contrato con una planta de Tánger destinada a realizar plásticos para marcas como Repsol que buscan utilizar las etiquetas para incluir las instrucciones o fechas de revisiones, entre otras, en cada una de las máquinas.
«Ahora vamos poco a poco y es cuando estamos empezando a despegar. Es verdad que los primeros meses fueron difíciles pero como cualquier empresa tenemos que empujar y creer en el negocio», revela. «Creemos que la tecnología de etiquetas QR inteligentes pueden simplificar la vida cotidiana», apunta.