Ruth Marazuela y Javier Castrillo se rebelan contra los que llaman a su generación de cristal. «No me enfada. Solo me da ganas de demostrar que no lo somos en realidad. Hay gente muy buena, pero estamos en un contexto desfavorable y nos cargan con estereotipos. Yo estoy contenta de poder demostrar y decir día a día: 'Aquí estamos y esto es todo lo que podemos dar'», reflexiona ella. «Lo de que se generalice me parece un poco así», añade él. Desde luego estos dos jóvenes segovianos parecen romper con esos estigmas. Dotados de un discurso fluido, coherente y alejado de la pereza, dueños de un expediente académico inmaculado, el futuro apunta a ser suyo. Acaban de recibir dos de las 50 Becas Europa Santander que la Universidad Francisco de Vitoria y el Banco Santander han repartido entre alumnos españoles de Bachillerato.
Ruth y Javier se conocían de vista y porque tenían una amiga en común pero nada más. Ruth estudia en el instituto Giner de los Ríos, y Javier, en los Maristas. Ella juega al voleibol en el Segovoley, y él, al baloncesto en el CD Base. Sin embargo, las Becas Europa Santander les han unido, quién sabe si para siempre. Entre más de 4.500 institutos y colegios, primero, y entre 200 estudiantes en la fase final, los eligieron a ellos y otros 48 jóvenes de su edad para disfrutar este verano de un viaje formativo de veinte días por las principales universidades europeas, tener un encuentro con los reyes Felipe VI y Letizia y formar parte de la Escuela de Liderazgo Universitario, un programa que reúne a estudiantes de alto rendimiento de más de 40 universidades españolas con el objetivo de crear una red de talento y potenciar su desarrollo académico y personal.
Los directores y jefes de estudios de Ruth y Javier fueron los primeros en fijarse en sus cualidades, pero después se tuvieron que ganar la beca. «Estuvimos un fin de semana en la Universidad Francisco de Vitoria. Fuimos a distintas conferencias, presentamos un trabajo que habíamos hecho en conjunto durante unos meses y luego teníamos distintas dinámicas para conocernos y un poco de convivencia. Y la verdad es que nos veníamos haciendo la pregunta Javier y yo de qué es lo que realmente valoran porque nuestro trabajo, aunque estaba bien, no fue ni de lejos de los mejores. Creo que van buscando los perfiles que más les cuadran para el programa, gente con la que es fácil tratar, que se interesa por los temas, que pone atención... Creo que es más o menos lo que buscan», explica Ruth.
Ruth y Javier tienen diecisiete años, están en segundo de Bachillerato y sus aficiones son las comunes entre los jóvenes de su edad: salir con sus amigos, hacer deporte, escuchar música... No pueden presumir muchos, encambio, de sacar sus notas –tienen una media cercana al diez– y de tener claro cuál será su futuro. Ruth se decanta por el mundo de la biología y de la química para dedicarse a la investigación o al análisis clínico, mientras que Javier ha comenzado ya los trámites para estudiar el grado de Filosofía, Políticas, Ley y Económicas en IE University. «Me va a permitir experimentar cómo es vivir la universidad en casa y fuera porque los dos primeros años son aquí y los tres siguientes en Madrid. También me gusta el prestigio que tiene la universidad, el ambiente, los clubes que tiene...», argumenta, aunque sabe que primero tiene que terminar el curso y aprobar la EBAU. «Al principio de curso era oír la palabra EBAU y empezar a temblarme las piernas. Ahora ya tengo asumido que hay que hacerla y a por ello», señala, al tiempo que se define como «trabajador y exigente conmigo mismo: «A veces demasiado. Me estreso con los estudios y este curso a veces se me va un poco».
Ruth tiene quien entienda estos agobios porque su hermana melliza también está en segundo de Bachillerato, aunque en la rama de humanidades. Ruth opta por ser práctica: «Nunca me he machacado mucho con la EBAU, siempre lo he visto más a largo plazo. Ahora lo importante es ir haciendo el curso –que cuenta mucho–, ir aguantando todo lo que nos mandan y todos los exámenes y ahora que se acerca, organización y tranquilidad. Mucha tranquilidad». Se desenvuelve a las mil maravillas para hablar en público («Empecé con las exposiciones orales en clase y luego he ido a grupos de debate») y está enterada de la actualidad. Como Javier. «A través de nuestros campos nos gustaría hacer algo para ayudar a mejorar las cosas, aunque sea un poco», concluyen estos dos enormes talentos segovianos.