Dos meses más de parón, como mínimo, para el Teatro Cervantes

David Aso
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El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana trabaja «con la estimación» de que los trabajos, en suspenso desde diciembre de 2022, «puedan reanudarse en septiembre», aunque todavía faltan trámites para asegurar que se cumpla tal objetivo

Aspecto actual que presenta la obra del Cervantes, despejada de maquinaria de la constructora y sólo con parte de la excavación realizada. - Foto: Rosa Blanco

El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma), titular del proyecto de rehabilitación del Teatro Cervantes, espera que las obras puedan reanudarse en septiembre. O dicho de otro modo, cuenta con que el parón, que la próxima semana alcanza los siete meses, se prolongue como mínimo dos más, una vez ya se ha diluido el objetivo de que la constructora pudiera regresar al tajo en primavera.

Las obras se pararon por completo a mediados de diciembre de 2022 por riesgos detectados para inmuebles colindantes y para la propia Muralla como consecuencia de las vibraciones que se producían al picar roca, de tal modo que se anunció la necesidad de modificar el proyecto, antes de seguir ejecutándolo, para adaptarlo a las nuevas condiciones geológicas advertidas. Y ahora, fuentes oficiales del Mitma informan a El Día que «se está avanzando con la tramitación del proyecto modificado», según la respuesta que ha facilitado por escrito a esta redacción. 

«En este sentido, se está estudiando la posibilidad de dar una continuidad provisional a las obras con objeto de minimizar los tiempos de paralización», añade, respecto a la posible alternativa administrativa que se baraja para no tener que esperar a que se completen todos los trámites que conlleva la aprobación del proyecto modificado. «Desde el Ministerio se trabaja con la estimación de que las obras puedan reanudarse para septiembre», concluye.

Será la próxima semana cuando se cumplan siete meses desde la paralización de las obras de rehabilitación del Teatro Cervantes, según dijo la entonces subdelegada del Gobierno, Lirio Martín, porque la constructora, durante la excavación, se topó con roca a menor cota de la esperada, a pesar de los estudios geológicos previos que se habían realizado y los casi 20 años que han transcurrido desde que se empezaron a remover tierras en esa parcela. De hecho, ya en 2005 hubo que replantear el proyecto que entonces se estaba abordando allí (distinto del actual) por «problemas estructurales» que llevaron a suprimir la construcción de un sótano.

Con fecha del pasado 16 de enero, el Mitma avalaba las explicaciones de Lirio Martín al afirmar, en la respuesta escrita a una pregunta registrada en el Congreso por el diputado del PP Jesús Postigo, que los trabajos se habían suspendido ante «la necesidad de buscar una solución para reducir la afectación de las obras sobre la muralla existente y sobre los inmuebles que se adosan a la misma». El objetivo, «evitar comprometer su estabilidad como consecuencia de la transmisión de vibraciones que se producen al picar la roca sobre la que se asienta la muralla para ejecutar la excavación en vaciado del terreno, al encontrarse dicha roca a una cota superior a la prevista».

«En estos momentos, la dirección facultativa de la obra está elaborando la propuesta técnica motivada donde se justifican, describen y valoran las actuaciones necesarias», continuaba el mismo escrito, con sello del 14 de febrero. «Las obras se reanudarán cuando el proyecto modificado sea aprobado o se autorice la continuidad provisional de las obras durante la tramitación de dicho modificado, no siendo posible en estos momentos determinar cuándo tendrá lugar», añadía, en un final de párrafo replicado en otra respuesta, de fecha 6 de marzo, a una pregunta cursada por la popular Paloma Sanz en el Senado. 

Semanas después, el 24 de marzo, la subdelegada del Gobierno, preguntada por la prensa, afirmaba de que el proyecto modificado ya estaba en poder del Mitma, y la siguiente información que ha trascendido es la que ha facilitado el propio Mitma a El Día con la respuesta de que «trabaja con la estimación de que las obras puedan reanudarse para septiembre».

Para entonces quedarán tres meses para que el parón cumpla un año completo desde que se anunció, si bien en la práctica hace más tiempo que dejó de trabajarse allí. No en vano, la foto que acompaña estas líneas se tomó a finales de junio, y la imagen que refleja es la misma que en otra serie fotográfica realizada en octubre de 2022, con la única diferencia de que el entorno de la excavación está ahora despejado de maquinaria de la constructora.

A tal circunstancia se suma el hecho de que el proyecto se adjudicó a mediados de 2021, pero la empresa adjudicataria, Torrescámara, no pudo firmar el inicio de los trabajos hasta abril de 2022, con una demora de siete meses con respecto a lo previsto, por no haber cerrado antes con el Obispado las condiciones de acceso a la zona, ya que para ello utiliza terrenos del Seminario. 

Así las cosas, contando con que el proyecto inicial tenía un plazo de ejecución de 42 meses y que las obras apenas llevaban medio año en marcha cuando se produjo la paralización, todo apunta que, en el mejor de los casos, la rehabilitación se prolongará como poco hasta finales de 2026. Pero primero tendrán que arrancar de nuevo en una fecha y unas circunstancias todavía por concretarse, y con un sobrecoste que no será menor.