Nueva vida para el retablo de El Parral

M.Galindo
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El Ministerio de Cultura inicia las obras de restauración del conjunto escultórico de la iglesia del monasterio, en las que invertirá 812.000 euros

Un trampantojo cubre el amplio espacio del retablo. - Foto: Rosa Blanco

Los expertos en arte sacro consideran el retablo mayor de la iglesia de Santa María de El Parral como el mejor exponente del Renacimiento en la provincia de Segovia. Para garantizar su conservación, el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) ha comenzado la intervención en todo el conjunto escultórico que preside el altar mayor de la iglesia del Monasterio de la Orden Jerónima, cuyo proyecto alcanza un importe total de 812.179,34 euros y tiene un plazo de ejecución de 20 meses.

El retablo tiene más de 25 metros de altura y 6,75 metros de ancho, y los cenotafios o sepulcros escultóricos del primer marqués de Villena, Juan Pacheco, y de su mujer, María de Portocarrero, se hicieron a partir de 1528, según figura en el contrato, y las armas que aparecen en los dos últimos son del segundo marqués, Diego Pacheco.

Está realizado en madera dorada y policromada y destaca por su monumentalidad y calidad de las escenas escultóricas que lo conforman.

Formado por cuatro cuerpos, un ático y un remate, muestra todo un entramado de calles y entrecalles decoradas con relieves que narran escenas de la Pasión de Cristo con alusiones a la vida de la Virgen. En su ejecución colaboraron, entre 1528 y 1553, el escultor Juan Rodríguez junto a los entalladores Blas Hernández y Jerónimo Pellicer, y el pintor Diego de Urbina.

En los cenotafios de piedra dolomita y alabastro destaca la participación de Lucas Giraldo, que en su diseño y concepción sigue los modelos propios de la tradición castellana conjugando los usos de distintas piedras e integrándose de forma perfecta con el propio retablo.

La intervención tiene como objetivo garantizar la conservación del conjunto, así como frenar el avance de la degradación fruto del paso del tiempo, lograr su estabilidad química y estructural, así como potenciar su lectura.

La memoria justificativa de la intervención señala que a lo largo de la actuación «en todo momento se respetarán los principios de mínima intervención, retratabilidad y estabilidad de los productos, que garanticen su compatibilidad con el bien sin alterar sus características físicas y estéticas».

Previamente al inicio de los trabajos de restauración, se ha procedido a documentar los bienes, caracterizar los materiales, desmontar la sillería e instalar los medios auxiliares. La restauración será llevada a cabo por dos equipos de restauradores especializados en escultura de madera policromada y escultura en piedra atendiendo a la diferente naturaleza de los bienes y pertenecientes a la empresa Tracer, adjudicataria de esta intervención.

Los trabajos a desarrollar en el retablo mayor consistirán en la aspiración de la suciedad generalizada, eliminación de añadidos, fijación de la capa pictórica y limpieza y reintegración de policromías.

Muy importante para el aspecto final del retablo será la renovación de la bancada, en donde serán sustituidas las reposiciones de los años 60 del siglo pasado.

Por otro lado, en los cenotafios se llevarán a cabo trabajos generales de limpieza junto con la eliminación de añadidos, eliminación y reposición de morteros degradados y acciones puntuales de consolidación de la piedra. La eliminación de la lechada de cal con color que recubre de forma generalizada los cenotafios supondrá un gran reto durante esta actuación.

Por su parte, la comunidad de monjes jerónimos mantendrá abierta la iglesia para las visitas turísticas de miércoles a sábado a las 11,00 y a las 17.00 horas, y los domingos seguirá habiendo culto religioso a las 12 de la mañana.

Un largo proceso administrativo ha dilatado casi cuatro años el inicio de las obras, desde que en 2019  se procedió a la suspensión cautelar del pliego de adjudicación de las obrascomo consecuencia de un recurso presentado por la Asociación de Conservadores y Restauradores de España (Acre).

El Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales acordó esa medida porque la reclamación iba dirigida contra el pliego elaborado por Cultura y podían derivarse perjuicios «de difícil o imposible reparación».