Revueltos además de juntos

M. Sequeiro y B. Gil (EFE)
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El PP y Vox se empeñan en abrir una brecha ideológica entre ellos, pese a que están condenados a entenderse por los acuerdos firmados en varias comunidades autónomas y ayuntamientos

Casado y Abascal mantienen una buena relación personal entre ellos. - Foto: Ballesteros

El inicio esta semana de la XIV legislatura en el Congreso ha puesto de manifiesto la brecha que las elecciones del 10-N abrieron en el centro derecha, donde PP y Vox están condenados a entenderse, tras la caída de Cs, pese a encontrarse cada vez menos juntos y más revueltos.

Mientras las fuerzas de izquierda intentan acercar posturas para un acuerdo de Gobierno, el PP y Vox han empezado a echarse los trastos a la cabeza a causa de una silla más o menos en la Mesa, el órgano que dirige la actividad del Congreso. El desencuentro sería casi anecdótico si no fuese porque los dirigentes de ambos partidos azuzan la hoguera del enfrentamiento en las redes sociales con acusaciones mutuas, como si buscasen diferenciarse para no ser metidos dentro del mismo saco.

Pero también porque pueden poner en riesgo los acuerdos que mantienen en varias comunidades autónomas y ayuntamientos, donde el entendimiento entre ambos resulta vital para sacar adelante los presupuestos. Los gobiernos de Andalucía, Madrid y Murcia dependen de los votos de Vox, además de consistorios como los de Madrid, Zaragoza o Palencia.

Más allá del ámbito autonómico y local, lo que está en liza es la configuración de la oposición nacional, si finalmente Pedro Sánchez es investido como presidente.

Con un Cs en sus horas más bajas, el difícil equilibrio entre las posturas maximalistas de Vox y la moderación recién recuperada del PP augura un incremento de la tensión en una legislatura ya de por sí complicada. La próxima semana habrá que abordar el lugar que ocupa cada partido en el hemiciclo del Congreso y si la ubicación de Vox no se acuerda entre estos tres partidos, es el PSOE quien sacaría adelante su propuesta.

Vox apuntó que le corresponde, como tercera fuerza, el sitio que antes fue de Ciudadanos, con su líder, Santiago Abascal, situado junto al del PP, en primera fila. Para resolver esta y otras cuestiones, la mejor baza es la buena relación personal que mantienen Pablo Casado y Abascal, aunque la situación no es similar en otros grados del escalafón. De hecho, en Vox ensalzan la figura de Casado, pero no así la del número dos de los populares, Teodoro García Egea, a quien Abascal ha calificado de «trilero».En Vox «toman nota».

Madrid

En Madrid, el PP necesita los votos de Vox para aprobar los Presupuestos tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento de la capital y la relación entre ambos partidos ha tenido sus más y sus menos en los últimos días, aunque sin que se hayan constatado grandes divergencias en las líneas fundamentales. El proyecto de ley para los presupuestos ya está presentado y, de momento, la formación de Abascal no ha puesto demasiados peros. La situación se presenta más complicada en el gobierno regional, donde el proceso no se ha iniciado.

La posición de los dos partidos en la región de Murcia ha cambiado sustancialmente tras las elecciones del 10-N, cuando Vox se situó por delante del PP. El Gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos aún no ha aprobado el proyecto de presupuestos, aunque el presidente, Fernando López Miras, apuntó, en previsión de los votos que necesita de Vox, que contendrá medidas que pueden asumir todos los grupos.

Mientras, en Andalucía las cuentas públicas para 2020 quedaron aquí encaminadas con el acuerdo para las de este año, así que las diferencias entre PP y Vox a nivel nacional es difícil que afecten a unos presupuestos que están en su recta final de tramitación. 

El portavoz parlamentario, Alejandro Hernández, hizo recientemente un balance «positivo» del primer año del Gobierno del PP y Ciudadanos y de la «influencia» de su partido en este Ejecutivo y confió en que se mantenga el buen entendimiento.