Colonias Escolares: Salud y pedagogía

M.Galindo
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La Cátedra de Estudios sobre la Escuela Segoviana y la Renovación Pedagógica de la UVa recuerda la labor educativa y terapéutica de las Colonias Escolares segovianas en el primer tercio del siglo XX

Una foto de las que conforman la exposición. - Foto: Col. Juan Pedro Velasco

A finales del siglo XIX, la pobreza y las malas condiciones sanitarias de la época en España hacían estragos en la población infantil en Segovia, hasta el punto  de que en 1900, la mitad de las muertes que se producían en la provincia correspondían a niños menores de cinco años. Conscientes de la gravedad del problema,  el segoviano Félix Gila decidió trasladar a la capital la iniciativa de colonias escolares para incorporar los postulados del movimiento higienista que ya se extendía con éxito en gran parte de Europa y que trataba de mejorar la salud y la educación a la infancia en los colectivos más vulnerables.

El relato de la historia de esta iniciativa en la provincia ha sido una de las primeras acciones de la Cátedra de Estudios sobre la Escuela Segoviana y la Renovación Pedagógica creada por la Universidad de Valladolid, cuyos primeros frutos surgen tras la publicación del libro "Las Colonias Escolares segovianas 1899-1935" por el docente e historiador Carlos de Dueñas Ruiz, que ha dado lugar a una exposición comisariada por la también historiadora y archivera bibliotecaria de la Diputación de Segovia Susana Vilches que fue inaugurada en la sede de la Uva y que actualmente puede verse en la localidad segoviana de Otones de Benjumea hasta finales del presente mes de enero.

Carlos de Dueñas asegura que el germen de la implantación de las colonias escolares en Segovia fue fruto de la situación «horrorosa» que vivía la provincia en cuanto a la población infantil, con unas elevadísimas tasas de mortalidad y  analfabetismo que motivaron a tomar cartas en el asunto a un grupo de docentes que a finales del XIX decidieron trasplantar un modelo que había comenzado en el último tercio del citado siglo en Zurich y que había probado su eficacia en varios países europeos.

Así, la experiencia comenzó en 1899 en San Rafael, en la que una veintena de niños pudieron disfrutar durante el verano de prácticas saludables y una buena alimentación. La experiencia se repitió dos años más, pero finalmente dejó de hacerse, quizá en gran medida porque su sostenimiento dependía de la caridad.

En 1921  la iniciativa volvió a tomar cuerpo tras unas charlas dadas por el inspector de primera enseñanza Antonio Ballesteros en la Escuela Normal, donde un grupo de profesores junto a ese mismo inspector y a la inspectora M.ª Paz Alfaya propusieron organizar ese mismo año una nueva colonia escolar con niños segovianos.

Carlos de Dueñas señaló que el criterio para retomar esta iniciativa que se impuso Ballesteros fue que su sostenimiento dependiera de las instituciones y organismos públicos, cosa que consiguió años después, y poco a poco se fueron dando pasos para conseguir el autoabastecimiento de materiales y enseres para su desarrollo.

La coeducación fue otro de los axiomas de las colonias escolares impulsadas por la familia Ballesteros, circunstancia que le generó no pocos problemas con las autoridades eclesiásticas y la sociedad más conservadora de la época, que no aceptaron que niños y niñas compartieran aulas en esta experiencia.

Además de Segovia, las colonias se extendieron por la provincia en  Navafría (1922), Casla (1923), Prádena (1924 y 1926) y El Henar (1925). Entre 1927 y 1930, la colonia se estableció en las escuelas graduadas de El Espinar y, finalmente, en 1931, tras la caída del régimen monárquico, consiguieron que los colonos segovianos llegaran a albergarse en el Palacio de Riofrío.

La metodología de las colonias combinaba las actividades saludables como paseos o excursiones por el campo con las educativas, que quedaban reflejadas en un cuaderno de actividades pedagógicas que los niños y niñas debían cumplimentar.  El acceso de los niños se hacía a través de las propuestas que los maestros rurales remitían a la Junta Coordinadora, que decidía sobre la idoneidad de las candidaturas infantiles.

El convulso clima político tras el final de la II República y  la declaración de la Guerra Civil acabó definitivamente con esta iniciativa, y la dictadura del general Franco obligó incluso a los profesores a no aplicar una iniciativa que definieron como "error pedagógico" contrario a los valores del régimen instaurado por los vencedores de la guerra.

Pese a ello, en algunas regiones como Cataluña se siguieron organizando hasta hace muy poco, y Carlos de Dueñas considera que "no sería desdeñable recuperar o revitalizar el espíritu de esta iniciativa, porque la educación es lo único capaz de transformar la sociedad".

La intención de los responsables de la Cátedra es que la exposición tenga itinerancia al menos en los pueblos de la provincia donde se radicaron las colonias escolares, y Susana Vilches destacó la importancia de divulgar esta ingente labor pedagógica y terapéutica como símbolo de un modelo educativo integrador y adelantado a su tiempo.