"No me presento a la reelección como presidente de Mesenor"

Nacho Sáez
-

El presidente de la cooperativa desde hace tres lustros, Rafael de Frutos, anuncia su retirada en una entrevista en El Día de Segovia.

"No me presento a la reelección como presidente de Mesenor" - Foto: Rosa Blanco

Rafael de Frutos (Basardilla, 17 de noviembre de 1954) dejará el próximo mes de junio la presidencia de Mesenor después de tres lustros en el cargo. Se marcha con la cooperativa segoviana lanzada a la ampliación de sus instalaciones, que le permitirá ampliar de una a tres sus líneas de fabricación y probablemente triplicar su producción. De Frutos apunta a la diversificación como elemento clave para el crecimiento de la compañía, respaldada por una facturación cercana a los 70 millones de euros y la fortaleza de sus alrededor de 350 socios, que han crecido a lo largo de los últimos años. Mesenor comercializa pienso, materia primas, servicios veterinarios, medicamentos y, además, cuenta con dos líneas de productos terminados: leche envasada y preasados de cochinillos, cordero y conejo. Asimismo actúan como primeros compradores de leche,  terneros,  cerdos y  corderos de sus socios y comercializan los productos de estos.

El campo vuelve a ser protagonista de la actualidad.

Qué pena. Venimos de un año en general pésimo para tanto para la agricultura como la ganadería y entramos en otro que como mínimo puede ser igual de malo pero puede ser peor también todavía. Y las perspectivas, por lo menos en lo que se refiere a los pronósticos de lluvias, que son fundamentales ahora, pues no son muy halagüeñas que digamos.

Recuerda un año con tanta sequía como este.

Recuerdo algunos. Lo que no recuerdo son periodos tan acusados y tan largos y sobre todo que haya 40 grados de temperatura en abril. Eso jamás lo había oído. Recuerdo años que no ha habido prácticamente nada de cosecha y nada de pastos. Las lluvias de abril y de mayo son fundamentales. Luego puede liarse a llover en junio todo lo que quiera que ya da igual, ya no es lo mismo. Venimos acumulando años regulares tirando a malos y esto es un periodo [de sequía] excesivamente largo, en mi opinión. Y luego ya la puntilla son las olas de calor, que están viniendo cada vez más tempranas, cada vez más largas en el tiempo y cada vez más acusadas.

¿Es consciente el campo de que esto se puede convertir en la tónica general a partir de ahora?

Es que no le va a quedar otra. Si no, no sobrevivirá. Por lo menos en muchas zonas del país. En otras, las sequías son menos fuertes y se podrá seguir haciendo una agricultura muy similar a la de ahora, pero en una parte, de nuestro Sistema Central para abajo, salvo zonas muy puntuales, lo veo complicado. Y para arriba, la meseta tiene su aquel ya. O sea que jodido, jodido, jodido.

¿Cuáles son las posibles soluciones?

Las soluciones tienen que venir a medio y a medio largo plazo, pero si viene un año seco, pues viene seco. No podemos inventarnos el agua y, como no podemos inventarnos el agua, determinadas cosas no se pueden hacer aunque se quiera. Entonces habrá que hacer una reconducción en muchos cultivos, una reformulación de otros y sobre todo un control mucho más exhaustivo del gasto y el consumo del agua a todos los niveles. Y con esto me estoy refiriendo no solo al campo sino a todos los niveles. A partir de ahí habrá que ver si queremos mantener cierta autonomía alimentaria y no depender exclusivamente de terceros países. En ese caso habrá que considerar al sector primario como lo que se consideró cuando la pandemia un sector elemental fundamental y básico. Si no es así, en diez años nos quedamos sin agricultores ni ganaderos. Y ese es el otro problema. Los agricultores y ganaderos no se pueden sustituir de la noche a la mañana y tampoco podemos confundir lo que es la agricultura y la ganadería tradicional con la industrial. Ahí entraríamos ya en el problema de las macrogranjas. Produciríamos probablemente, pero yo dudo mucho de la calidad del resultado final de la producción.

El Gobierno ha anunciado una rebaja del 25 por ciento en el IRPF a los agricultores y el ministro de Agricultura ha solicitado a la Unión Europea activar la reserva de crisis de la PAC ante la situación de sequía. ¿Son suficientes estas medidas?

No, para nada. Yo me imagino que detrás de esto va a venir una serie de préstamos financiados, porque son las medidas que se han tomado siempre. Pero son insuficientes. Lo decía antes. Tenemos que tomarnos en serio al sector primario. Como a la educación y a la sanidad. Nosotros producimos los alimentos y digo yo que de una manera o de otra tendremos que seguir comiendo. No me meto ya si en si hay que comer carne o pescado, pero somos básicos. Mientras esto no se vea y se mire al sector como especulativo, que no trabaja y que vive las subvenciones… Además que es una falacia, porque, salvo este año que han repuntado, llevamos treinta o cuarenta años viviendo con unos precios exactamente iguales o incluso más bajos. Eso es insoportable para las explotaciones. Si no vivimos todos y nos vamos actualizando todos, pues la gente se va, abandonan los mayores y no dejamos detrás a nadie en las explotaciones porque no las quieren nuestros jóvenes. Así pasa lo que está pasando.

¿Y qué está pasando?

Cuando yo empecé éramos en torno al 30 por ciento de población activa agraria y hoy no llegamos al tres. A este ritmo nos quedamos a cero. Entonces, ahora que venga el ministro diciendo que rebaja la fiscalidad y encima les doy unos préstamos que la mayoría se las ven y se las desean para devolver. Y vamos a ver si si Bruselas nos autoriza las ayudas de 'minimis'. En el mejor de los casos no van a ir más allá de los cinco o seis mil euros por explotación y estamos hablando de pérdidas en explotaciones que superarán con crecer los 100.000 euros. Parches, parches y parches. Desaparición de explotaciones y desaparición de activos. La gente aguanta porque tiene 60 años y le quedan cuatro para jubilarse. Y si no puede, reduce animales. ¿Qué ha pasado con la leche? Pues a que a los ganaderos se la pagaban igual con un 50 por ciento más de gastos, así que decidieron matar vacas y los lineales se vaciaron de leche. Fue un primer aviso. Y ahora ya están intentando otra vez decir que el mercado está abastecido y que hay que bajar los precios. Habrá que bajar los precios cuando las condiciones en el campo bajen. Mientras siga subiendo la energía y las materias primas, seguirán subiendo los precios. Y si no, tendrán que buscar a quien ordeñe las vacas.

Prevé entonces que sigan subiendo los precios de los alimentos.

Sí, las medidas que ha tomado el Gobierno han sido nulas porque ha rebajado el IVA a productos que ya estaban casi a cero. La raíz del problema no está en el campo sino en la industria y la distribución. Más en la distribución que en la industria porque esta también se tiene que adaptar en muchos casos. Su margen no lo pueden subir mucho porque entonces el Mercadona de turno no se lo compra. El Mercadona de turno es el que está jodiendo la marrana. Y cuando digo Mercadona meto a todas las medianas superficies. Ahí es donde hay que atajarlo. No sé si se puede obligar o no porque, cuando se habla de poner precios, se dice que Bruselas no lo autoriza. Pero cuando ha habido que poner un tope al gas sí que lo ha autorizado. Vamos a intentarlo porque es indecente que hoy escuchaba en la radio que algunas de las grandes empresas -entre ellas Repsol- han vuelto a tener récord de beneficios. No digo que no sea lícito que las empresas ganen dinero, pero o jugamos todos o rompemos la baraja.

¿En qué situación afronta el campo de Segovia todos estos retos?

En una situación complicada, pero tengo esperanza. Tenemos que seguir comiendo y bajo esa premisa hemos tomado decisiones como la de ampliar la fábrica de Mesenor. Tendrá que seguir habiendo ganaderos, agricultores y posibilidades. Nosotros nos hemos lanzado porque lo podemos acometer financieramente sin mayores sobresaltos. Lo aprobamos en el Consejo Rector antes de la pandemia y espero que vaya todo bien. Dentro de ese proyecto tenemos otra historia, que va despacio pero en la que ya hemos dado algunos pasos, que es la diversificación.

¿Qué objetivos se han marcado en este sentido?

Ahora estamos entrando un poco en la comercialización minoritaria elaborando productos sacándolos al mercado con nuestra marca. Con la leche ya llevamos doce años pero ahí se incluyen todos los prefabricados. La idea también es darnos a conocer más alrededor de la provincia de Segovia, donde los márgenes no se estrechen mucho, la distancia no sea muy grande y podamos controlar que llega un producto de calidad y de proximidad. Porque vendemos en Segovia y queremos vender en Ávila y Valladolid, pero nuestros clientes prioritarios son los pueblos. Está en nuestro ADN. No los podemos dejar sin servicios, sin tiendas y sin suministros. Luego tenemos algún proyecto en mente para la gasolinera, pero esto quedará para los que vengan después.

En junio tienen asamblea en la cooperativa. ¿Se va a presentar a la reelección como presidente?

No. Estaré ahí por si quieren que les eche una mano o me necesitan para algo, pero ya no ejerciendo cargos. En principio me iba a haber ido hace dos años, que fue cuando me jubilé. Cuando se celebraron las anteriores elecciones me quedaba un año y medio para jubilarme o incluso más -porque en la ganadería pasan unos meses desde que quitas la primera vaca y hasta que quitas los últimos terneros- y luego me pidieron que continuara. Ahora hay que dejar paso a otra gente y a gente más joven que viene con otras ideas.

El relevo general es uno de los quebraderos de cabeza tradicionales en la agricultura y la ganadería. ¿En Mesenor está asegurado?

Sí. El relevo generacional sigue siendo un problema a todos los niveles, pero hay una cosa que resalto -porque sé lo difícil y lo complicado que es- y es que en estos años Mesenor no solo no ha perdido socios sino que los ha incrementado. Eso sí que es dificilísimo en una época donde están desapareciendo activos. Todos los años mantenerte ya es un triunfo. Cuando yo entré en la presidencia me parece que estábamos en cerca de los 300 y ahora mismo estamos cerca de los 340. Es un éxito. Yo creo que hay posibilidades de seguir y la base fundamental va a estar en la diversificación, porque eso implicará que partes del negocio no serán rentables algunos años y se cubrirán con otras que sí lo serán. En la gasolinera seguramente pongamos unos cargadores eléctricos y el Grupo AN, de Navarra, nos traiga combustibles sintéticos, que no se están hablando mucho pero que sirven para los motores de combustión sin producir efectos de gas invernadero. Hay que tomar decisiones en un sentido y en otro y arriesgar como se ha hecho siempre.

¿Ese es el reto para la economía segoviana en general?

Yo no puedo hablar de sectores de los que desconozco y tampoco estoy muy informado de por dónde van caminando las cosas, pero globalmente hay cosas que nos van a afectar a todos. Volviendo al inicio de la conversación y el tema de la sequía ligada al cambio climático. Ya no podemos pensar como en la época que yo he vivido. Antes decía que sí que he conocido años con esta sequía pero a lo mejor pasaban quince o veinte años entre uno y otro. Yo vivo en el pueblo, mi casa tiene unas paredes de 90 centímetros de piedra y barro y nunca habíamos necesitado poner un ventilador o aire acondicionado. Pues este año no se podía estar. Y me temo que vamos por el mismo camino. Malo para todos. Y para la producción de alimentos ni le cuento.

¿Hay futuro para esta tierra?

Cómo no (sonríe). Hay que ser optimista, aunque tendremos que reciclarnos. En mi pueblo siempre se ha dicho: 'Esto se ha hecho así toda la vida'. Sí pero es que ahora eso ya no sirve. Estos retos los tendremos que asumir todos y probablemente no se puedan producir muchas cosas que se están produciendo o no servirán para mucho o no servirán para nada, tendrán que sustituirse métodos, sistemas, aprovechamientos… Y sobre todo para mí es fundamental que las administraciones tienen que tener en cuenta que el sector primario es lo que tiene que ser y significa lo que tiene que significar. Eso significa también dedicarle dinero y dedicarle esfuerzos, no solo buenas palabras.