Sin lluvia, sin vida

Nacho Sáez
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Tres agricultores segovianos cuentan que se preparan para una cosecha de cereal muy mala por la sequía, que agravará los problemas provocados por la espectacular subida de los costes de producción.

Diego Gómez, agricultor y ganadero de Garcillán. - Foto: Rosa Blanco

Hace siete años Tomás Martín decidió regresar a Cuevas de Provanco (129 habitantes) para hacerse cargo de las tierras de su familia. «En Madrid era asalariado en una empresa, pero hubo problemas, estuvimos un tiempo sin cobrar, cerró la empresa y decidí volverme al pueblo. Siempre me ha gustado la agricultura pero lo de siempre con los padres. Me decía que me tenía que ir fuera, que iba a estar mejor», cuenta. No se arrepiente, aunque va con lo justo: «A mi abuelo, sembrando 26 hectáreas, le dio para tener cinco hijos, sacó tres carreras y se compró un piso en Madrid. A mí, con 260 hectáreas, no me sobra nada a pesar de que soy soltero».

No parece que la próxima cosecha de cereal vaya a cambiar esa situación. El campo se prepara para una cosecha «muy mala» por la sequía, una de las peores desde que hay registros. Las precipitaciones registradas el pasado fin de semana (11,4 litros por metro cuadrado) han evitado que se registrara el abril menos lluvioso (un litro por metro cuadrado en 1993, según el director de Meteo Segovia, Adrián Escobar), pero de momento son insuficientes para impedir que las pérdidas superen a los beneficios al final de la campaña en los cultivos de secano, los más necesitados de agua en este momento del año.

«Es que además hemos sufrido unos costes de producción bestiales, el triple que hace tres años. Ahora vemos el campo verde, pero todo está en estrés hídrico y, si en quince o veinte días no llueve, no vamos a cubrir costes. Es decir, por todo el trabajo de este año no solo no voy a ganar dinero sino que encima voy a perderlo», se lamenta Martín, productor de cereal principalmente. El futuro lo observa con incertidumbre. «Tampoco hay en este momento ningún cultivo que puedas decir que se va adaptar mejor al cambio climático. Podríamos poner árboles, pero el invierno de Segovia es frío y seco y es difícil que sean rentables. Como no llueva, va a haber muchas explotaciones que lo pasen mal e incluso que tengan que cerrar», argumenta.

Tomás Martín, agricultor de Cuevas de Provanco.Tomás Martín, agricultor de Cuevas de Provanco. - Foto: Rosa Blanco

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha remitido una carta al comisario europeo de Agricultura y Desarrollo Rural, Janusz Wojciechowski, en la que solicita la activación de la reserva de crisis de la Política Agrícola Común (PAC) y la posibilidad de utilizar por parte de las comunidades autónomas las cantidades no ejecutadas del Feader para apoyar a agricultores y ganaderos ante la «excepcional» situación de sequía. Además, el Ministerio de Hacienda y Función Pública publicó este martes una orden en el Boletín Oficial del Estado por la que se establece una reducción general del rendimiento neto del 25 por ciento en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) que beneficiará a 800.000 agricultores y ganaderos que tributan por el sistema de módulos.

«Cada vez se va complicando más el tema administrativo. Cada vez son más los requisitos que hay que cumplir a la hora de solicitar la PAC y al final estamos más horas haciendo papeles que subidos en el tractor. Tampoco veo sentido que la nueva PAC propicie que tengamos explotaciones más grandes y estemos trabajando día y noche para que encima no nos dé. Habría que modificar las cosas para que la gente con una explotación media pueda vivir», reclama el agricultor de Cuevas de Provanco mientras su mirada se pierde en el horizonte de un campo que engaña a los ojos inexpertos. «Tendrían que estar mucho más altas», dice sobre sus cebadas Diego Gómez, otro agricultor preocupado por la falta de lluvias. «Venimos de una sementera con unos de los costes de producción más altos de la historia, con muchas restricciones de la PAC y, para salvar la campaña, necesitaríamos una buena cosecha. Si llueve y se mantienen las temperaturas suaves, podemos salvar una parte de la cosecha, pero hay parcelas que ya no tienen solución».

Los problemas no acaban ahí para él. Cerealista pero también ganadero, tiene las manos vacías de paja para sus animales. «La sequía afecta al tema del cereal pero también a los forrajes, al subproducto que sacamos de la cosecha. Necesitamos esa paja para echársela a los cerdos y va a ser muy difícil que haya», asevera. A sus apenas 32 años, no le ha dado tiempo a sufrir demasiadas malas campañas pero sí a descifrar cuál es el estado de ánimo en el sector. «Anímicamente el campo está muy tocado. Nos dedicamos a esto por vocación, porque nos gusta, pero la situación es muy complicada. Nosotros empezamos todos los años con muchas ganas e ilusión y hacemos las cosas lo mejor que podemos, pero pedimos a las administraciones que nos reconozcan  la importancia que tenemos al final en la sociedad. Somos los que llenamos de alimentos las tiendas y los supermercados», remarca.

César Monjas, agricultor y ganadero de Los Huertos.César Monjas, agricultor y ganadero de Los Huertos. - Foto: Rosa Blanco

En Garcillán, donde tiene sus cultivos, él siembra 50 hectáreas. «El primer año que empecé yo a hacer las tierras fue muy malo, casi no se cosechó. Desde entonces hemos tenido años buenos y hemos tenido años regulares. El año pasado fue muy regular. Si vienes de uno muy regular y te vas a meter en uno muy malo, eso le afecta mucho al agricultor», opina, al tiempo que ofrece su receta ante la posibilidad de que el cambio climático prolongue las sequías. «Nuestra zona es de secano y no le puedes pedir más al terreno que tenemos. Lo que tenemos que mirar para el futuro es intentar hacer una agricultura y una siembra reduciendo todos los costes posibles e intentando hacer un mínimo laboreo o una siembra directa para intentar reducir costes», concluye.

Los agricultores ya piensan en el seguro agrario para cubrir parte de las pérdidas que esperan. En Castilla y León, el 75 por ciento de las hectáreas de secano aseguradas tienen blinda antisequía, según los datos facilitados por Agroseguro. «Solo nos queda esperar que los seguros san justos y que cumplan con lo firmado», apunta César Monjas, quien calcula que las pérdidas pueden alcanzar el 70 por ciento si no llueve en las próximas semanas: «Y aunque llueva van a ser del 50 por ciento».

Este agricultor de Los Huertos tiene parte de sus tierras en un valle y no le suele faltar agua, pero la de esta campaña ha sido una tormenta perfecta. «En la época de siembra ya se complicaron las cosas porque se duplicaron los costes. Esperábamos tener unos rendimientos, pero con la falta de lluvias va a ser imposible», cuenta en medio de un paisaje que, pese a la sequía, está precioso en esta época del año. El verde llega hasta donde alcanza la vista y el cereal contrasta con una zona que tiene dedicada a guisantes. Todo ya pensado con alta tecnología.

«Estamos ya en una agricultura 3.0. Las siembras las hacemos con GPS y con dosis muy medidas para reducir los costes, investigamos variables para apostar por cultivos más productivos, hacemos estudios del suelo...», revela Monjas,  que forma parte también de la savia nueva que ha llegado a la agricultura. Y a sus 39 años piensa en quedarse. «Cada vez somos menos agricultores, tienes que dimensionar más las explotaciones e ir a explotaciones más grandes con rendimientos más pequeños, y desde la Unión Europea y la Junta de Castilla y León se debería potenciar al agricultor profesional. Somos un pilar básico de la sociedad». De vuelta al contexto actual de sequía, este agricultor, que también tiene ganado vacuno en intensivo, confía en que la ausencia de precipitaciones sea algo puntual. «Las lluvias de abril y mayo son las que te hacen la cosecha. Yo espero que este haya sido un año más seco y ya está. Hay años más húmedos y años más secos», tercia.