Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


Por sorpresa

05/06/2023

Estaban ahí, todavía calientes, los resultados del 28 de mayo, prácticamente no se había iniciado la digestión, y ya tenemos delante, con carácter inminente, el otro reto electoral que se esperaba para finales del año, una vez que se cumpliera la legislatura iniciada hace cuatro años, en noviembre de 2019.
Así que no es de extrañar que las interpretaciones sobre un hecho siempre relevante como lo es la disolución de un parlamento antes de que acabe su mandato, y la convocatoria de nuevas elecciones anticipadas, se hayan disparado. Hay quien piensa que es lo correcto, porque remite al cuerpo electoral de la ciudadanía la decisión última sobre una situación que, tras las elecciones del día 28, se había tornado políticamente más compleja de lo que ya estaba, y no era poco. Hay quien piensa que es una decisión precipitada, tomada por unos motivos evidentes, visto el reciente resultado, y por otros motivos menos evidentes, internos, de interés de partido o de personas. Hay quien lo interpreta como una «machada», un órdago, en el sentido de revulsivo que movilice votos que hace una semana no se emitieron. Hay de todo.
Sea como fuere, lo cierto, por evidente, es que la decisión de convocar elecciones generales para el 23 de julio tiene muchas posibles explicaciones, como lo es también que se ha instalado entre nosotros una especie de campaña electoral continuada y que, a buen seguro, irá subiendo de tono a medida que se acerque la fecha.
Mientras tanto, el primer efecto de la convocatoria es la imposibilidad material y temporal de efectuar un análisis riguroso de unos resultados que tienen mucho que analizar. No ha habido digestión. Y no estoy muy seguro de que eso sea bueno. Cada resultado electoral necesita estudio de errores y aciertos, de reflexionar sobre si la estrategia empleada ha tenido efecto positivo o negativo, y de confirmar o corregir. No va a ser posible hacerlo, y ahí van a quedar, en la trastienda, las valoraciones y las críticas, con el riesgo de que fermenten y terminen saliendo a borbotones en los momentos más inoportunos. Veremos, pues, si esta convocatoria electoral anticipada tiene incidencia, por sí misma, en el resultado de las próximas, y en qué dirección. Muy interesante será comprobarlo.