Para José Redondo, propietario de una empresa de servicios fotográficos en El Espinar (José Redondo Fotógrafos), la temporada alta «se zanjó de golpe» cuando sólo la estaba empezando. Las comuniones suponen «entre un 35 y un 40%» de su facturación anual y ha volado; y del otro pilar de su negocio, las bodas, está por verse qué recupera tras haber quedado en el aire todas las que ya tenía para abril, mayo, junio... «Algunas se han trasladado a septiembre, octubre o incluso el año que viene, y si se además se juntan muchas en otoño (las previstas, las aplazadas y las que pudieran surgir), no sé cómo daremos servicio a todas», advierte. Así que no va a ser nada sencillo recuperar el negocio que ahora está en principio perdido, en un momento en el que sólo hay gastos de mantenimiento y nada de facturación.

Por si fuera poco, tanto él como sus colegas de sector van a perder también negocio hasta por las fotos de carné, dado que por el Estado de Alarma el Gobierno decidió ampliar un año los plazos de renovación de documentos; e incluso en las comisarías se está extendiendo la práctica de hacer allí mismo las fotos.

A sus dos trabajadores los tuvo que mandar a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), pero cursó la solicitud en marzo, ya que debía cerrar nada más declararse el Estado de Alarma, y la Administración no le ha notificado su aprobación hasta la semana pasada.

Redondo sigue yendo a diario al estudio por labores de mantenimiento de maquinaria, ya que «si no las tintas se secan, los químicos se oxidan...». Estas semanas las ha aprovechado para abordar una «profunda reforma» que quería hacer y ofrece talleres y cursos online.«Al menos así que la gente no se olvide de nosotros», porque en el futuro sólo le ofrece «incertidumbre».